La 4? Divisi¨®n de Infanter¨ªa de EE UU desembarca en Kuwait
La misi¨®n de las nuevas tropas es reforzar la presi¨®n en el cerco de Bagdad
El soldado McWatters cuenta que su abuelo entr¨® en combate con el Ej¨¦rcito del Aire en la II Guerra Mundial. "Me gusta pensar que cuida de m¨ª", dice. "Hay gente que cree en ¨¢ngeles de la guarda y otros que no. Mi madre me dijo antes de partir que mi abuelo cuidar¨ªa de m¨ª. Y yo lo creo". McWatters forma parte de los 30.000 soldados del la 4? Divisi¨®n Mecanizada de Infanter¨ªa de EE UU, que estos d¨ªas desembarca en Kuwait.
Su misi¨®n: reforzar el avance sobre Bagdad de la 3? Divisi¨®n. Pero no siempre fueron ¨¦sos sus planes. De combatir por el norte, ahora combatir¨¢n desde el sur. El d¨ªa 1 del pasado marzo, el Parlamento turco rechaz¨® por un estrech¨ªsimo margen que EE UU desplegara m¨¢s de 60.000 soldados en su territorio. Contaba Washington con lanzar un ataque sobre el norte de Irak desde Turqu¨ªa. Ante la negativa turca, el Pent¨¢gono ten¨ªa m¨¢s de 30 barcos cargados de material b¨¦lico esperando rumbo en el mar Mediterr¨¢neo y 30.000 hombres esperando ¨®rdenes en su base de Fort Hood, Tejas. V¨ªa el canal de Suez, y tras muchos d¨ªas de viaje, la 4? Divisi¨®n dej¨® el Mediterr¨¢neo y ya est¨¢ sobre el terreno.
Cuarenta grados. Una fina brisa del mar. El puerto kuwait¨ª de Shuaiba es hoy la antesala de la guerra. Sobre sus muelles reposan columnas de tanques, helic¨®pteros de combate, puentes que se desdoblar¨¢n sobre el ?ufrates o el Tigris casi al instante, camiones cisterna, veh¨ªculos ligeros humvees y otro equipamiento pesado que desde hace varios d¨ªas es desembarcado continuamente de los barcos que llegan desde el Mediterr¨¢neo al golfo P¨¦rsico. En el puerto no caben los cerca de 40 buques de carga que se esperan. Por eso atracan en grupos de cinco. Y as¨ª, poco a poco, en una operaci¨®n que, seg¨²n la mayor Aberle, estar¨¢ concluida "antes de diez d¨ªas", desembarcan todo lo necesario para continuar la guerra. Las tropas llegan en avi¨®n. En l¨ªnea regular desde Tejas. Hasta el momento han aterrizado 15.000 de los 30.000 efectivos que se esperan. Todos reunidos, tropas y equipo, se instalan en los campamentos del desierto, al norte de Kuwait, para desde all¨ª penetrar en Irak y unirse al avance sobre Bagdad.
Pero para la 4? Divisi¨®n de Infanter¨ªa, su llegada a Kuwait ha tenido algo de agridulce. La divisi¨®n ha pasado el ¨²ltimo mes esperando instrucciones en Fort Hood. Y muchos de los soldados, sobre todo los m¨¢s j¨®venes, han sido golpeados por la realidad de la guerra, que han visto en la televisi¨®n. Ahora saben que enfrentar¨¢n duros combates. Ahora saben que pueden morir. O ser hechos prisioneros. "Me ha afectado ver la guerra en las noticias", dice el soldado Cunningham, de 22 a?os. ?sta es la primera vez que pone un pie fuera de su pa¨ªs. "S¨¦ que es real lo que voy a vivir aqu¨ª. S¨®lo tengo que tener cuidado de hacer lo que mis jefes me dicen que haga porque ellos cuidar¨¢n de m¨ª", a?ade. Todos creen que alguien cuidar¨¢ de ellos. Todos aseguran que est¨¢n m¨¢s que preparados para entrar en combate. Michael Mart¨ªnez, 20 a?os. Or¨ªgenes en El Salvador. Dice que sus padres hablan perfecto castellano, pero a ¨¦l le cuesta. "No tengo mucha experiencia en guerras", comenta con ingenuidad quien acaba de dejar atr¨¢s la adolescencia. "Pero estoy bien entrenado", agrega. "Ahorita la pelea est¨¢ en Bagdad y para all¨¢ vamos", dice "orgulloso" de pertenecer al Ej¨¦rcito de EE UU. El sargento Lawrence, de 33 a?os, sirvi¨® como soldado en un hospital militar durante la guerra del Golfo de 1991. "Los iraqu¨ªes nos necesitan y por eso estamos aqu¨ª", recuerda el sargento en el puerto de Kuwait.
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