Terenci
Insisti¨® en que ning¨²n representante del PP o de Convergencia i Uni¨® participara en sus honras f¨²nebres, y sigui¨® hasta los ¨²ltimos momentos, a trav¨¦s de la televisi¨®n y de Internet, el curso de la barbarie desencadenada en Iraq por los norteamericanos y brit¨¢nicos con el expl¨ªcito apoyo del Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Terenci Moix, nacido en el coraz¨®n del Barrio Chino de Barcelona, Terenci catal¨¢n, espa?ol y cosmopolita, Terenci enamorado hasta el frenes¨ª del cine y de Egipto, despreciaba a los nacionalistas dogm¨¢ticos y machacones, a los fan¨¢ticos de toda laya, y tuvo el valor de vivir su vida lo m¨¢s plena y libremente posible, de reivindicar su derecho a ser homosexual y su derecho a decir lo que pensaba. Yo, que no fui amigo suyo pero que tuve la suerte de que me tratara siempre con afabilidad, recuerdo de ¨¦l, sobre todo, su valent¨ªa moral. Y, en especial, la valent¨ªa con la cual arremeti¨® contra Camilo Jos¨¦ Cela cuando al Nobel de los insultos, de la vanagloria y de las m¨²ltiples ventosidades se le ocurri¨®, en junio de 1998, meterse con el centenario de Federico Garc¨ªa Lorca, que entonces arrancaba.
"Ojal¨¢ dentro de cien a?os los homenajes a Lorca sean m¨¢s s¨®lidos, menos anecd¨®ticos y sin el apoyo de los colectivos gays", hab¨ªa manifestado Cela en aquella ocasi¨®n delante de una grabadora. "No estoy ni a favor ni en contra de los homosexuales, simplemente me limito a no tomar por el culo".
De todas las airadas reacciones provocadas por el exabrupto del padron¨¦s, el art¨ªculo publicado por Terenci Moix en este diario, titulado El Nobel, en la letrina, fue la m¨¢s contundente y la m¨¢s divertida. Claro, las palabras de Cela no le hab¨ªan sorprendido al autor de No digas que fue un sue?o. Al contrario, Moix -admirador de Cela a?os atr¨¢s cuando iniciaba su carrera literaria- hab¨ªa tomado buena nota, a lo largo de las d¨¦cadas, de la utilizaci¨®n por el escritor del t¨¦rmino maric¨®n cada vez que alud¨ªa, siquiera remotamente, al "amor que no se atreve a decir su nombre". La referencia de Cela a los homosexuales como simples "tomantes" era, para Moix, especialmente repelente (adem¨¢s de ignorante), m¨¢s digna "de un vulgar co?¨®n de pueblo, macho de boina", que de un hombre que se supon¨ªa due?o de cierta cultura.
Terenci hab¨ªa esperado con inter¨¦s constatar la actitud del PP ante la nueva barbaridad del Nobel. ?Habr¨ªa alguien con valor para condenarla, como hab¨ªan hecho varios ministros del PSOE? Pues no, no se alz¨® una sola voz en contra, empezando con el Ayuntamiento de Granada, que se neg¨® a declarar al escritor persona non grata en la ciudad donde fue asesinado el poeta. El ¨²nico comentario del PP al respecto fue el de Beatriz Rodr¨ªguez-Salmones, portavoz popular de Cultura en las Cortes, quien dijo que el escritor utilizaba una manera de hablar "que todos conocemos", que eran sus opiniones y ella no ten¨ªa "nada que decir" al respecto. "Pues malo, bonita, malo", coment¨® Terenci antes de recordarle a dicha dama que entre las "opiniones" de Cela figuraban unas muy ofensivas para las mujeres, incluso para las mujeres del PP.
No ser¨¢ olvidado. Que sus manes tengan paz a orillas del Nilo.
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