Puro cine negro
"El amor mueve al mundo. El amor al dinero". ?sta es una de las c¨ªnicas y explosivas paradojas que estallan dentro de este -siempre inteligente y a ratos magn¨ªfico- thriller del gran David Mamet, que es de los pocos hombres del cine norteamericano que saben moverse con lenguaje propio, y por ello con visi¨®n de la vida propia, en los entresijos y vericuetos del lado hamp¨®n de la vida urbana contempor¨¢nea.
Es El ¨²ltimo golpe, un relato duro, ir¨®nico y cruel, violento y desalmado, pero libre hasta las ra¨ªces, respirable, consolador, situado en los ant¨ªpodas de la burda y enga?osa derivaci¨®n del thriller, hoy tan en boga en Hollywood y alrededores, hacia las facilidades de la verbena siniestra, del pimpampum de los llamados psicokillers y otras recetas archisabidas de la violencia circense y el morbo perfumado con que los mercaderes de violencia en lata sacan el jugo y degradan este viejo glorioso g¨¦nero.
EL ?LTIMO GOLPE
Direcci¨®n y gui¨®n: David Mamet. Int¨¦rpretes: Gene Hackman, Danny DeVito, Delroy Lindo, Sam Rockwell, Rebecca Pidgeon, Ricky Jay, Patty Luppone. G¨¦nero: thriller. Estados Unidos, 2001. Duraci¨®n: 111 minutos.
Se aprieta dentro de la pantalla de El ¨²ltimo golpe una poderosa galer¨ªa de tipos malvados y retorcidos, que son resueltos por Mamet con recursos de alta definici¨®n, gente peque?a, pero peligrosa y oscura, que arrastra la estela de una inc¨®gnita y que, a medida que la pel¨ªcula se adentra en s¨ª misma, destila dentro de la pantalla m¨¢s y m¨¢s densidad, m¨¢s y m¨¢s enigma. Es cine del que se escapan finos hilos de intriga deudores del cine negro cl¨¢sico, hilos que Mamet maneja -es un experto explorador de la vida urbana subterr¨¢nea de su pa¨ªs- con pericia y astucia y libertad. Conoce Mamet la ortodoxia del g¨¦nero, pero lleva a su molino las aguas turbulentas de este caudal, que en sus manos adquiere singularidad y fragua un filme elocuente y tremendista, lleno de la fiereza burlona de esa afilada navaja verbal con que Mamet abre en canal el fondo s¨®rdido y perturbado de las aceras que pisamos.
Disparado por la imaginaci¨®n de Mamet, Gene Hackman hace uno de sus inimitables, inteligentes y arrolladores trenzados de violencia e iron¨ªa. S¨®lo una maestr¨ªa interpretativa como la suya y una fuerza expresiva gestual como la que ¨¦l se gasta pueden convertir -exactamente a la inversa de c¨®mo ¨¦l cae v¨ªctima de Clint Eastwood en la escena final de Sin perd¨®n- una brutal r¨¦plica en un instante liberador, cuando, ante la pregunta de Danny DeVito abatido por sus disparos ("?Te vas, Joe? ?No quieres o¨ªr mis ¨²ltimas palabras?"), Hackman devuelve al moribundo este salivazo de sorna: "Acabo de o¨ªrlas", y le descerraja el tiro de gracia que le hace callar la boca para siempre.
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