Solo
"Y FINALMENTE muri¨® la muerte. La muerte dif¨ªcil". Con este lac¨®nico rengl¨®n aparte, concluye la desoladora novela, Niels Lyhne (Acantilado), del escritor dan¨¦s Jens Peter Jacobsen (1847-1885), autor de culto entre los refinados estetas del largo fin de siglo, que uni¨® el ¨²ltimo cuarto del XIX y el primero del XX, esa "bella ¨¦poca" plena de hast¨ªo. Elogiado por Rilke, Thomas Man y Stefan Zweig por la estremecedora belleza de sus im¨¢genes, mientras que sus versos inspiraron la m¨²sica del primer Arnold Sch?nberg, la historia de Niels Lyhne, el protagonista de este relato de iniciaci¨®n vital, cortado por el patr¨®n de las Bildungroman o novelas de artista, es, en el fondo, una amarga confesi¨®n de desencanto en relaci¨®n no s¨®lo con los ideales y valores tradicionales, sino con la vida misma y el arte. Hijo de una madre, cuyo exaltado romanticismo nunca soport¨® la estrechez de miras y la rutina de la peque?a localidad danesa en la que se vio confinada, Niels Lyhne, trasunto literario del propio Jacobsen, trat¨® de compensar la ausencia de aventuras heroicas e ideales caballerescos de su ¨¦poca con el amor y la poes¨ªa, donde tampoco encontr¨® asidero. Pero cuando, a contrapelo de los imbuidos sue?os maternos, volvi¨® al provinciano hogar, decidido a apurar, de la manera m¨¢s sencilla, los dones simples de la vida, y tampoco as¨ª hall¨® la paz, un ya exhausto Niels Lyhne busc¨® la muerte en un trivial e innominado conflicto b¨¦lico local.
Tan s¨®lo dos m¨¢s joven que Jacobsen y nacido en Estocolmo, el escritor sueco August Strindberg (1849-1912), uno de los autores dram¨¢ticos m¨¢s apreciados de nuestra ¨¦poca, compil¨® directamente sus atormentadas vivencias en una serie de fascinantes relatos autobiogr¨¢ficos, que fue publicando, sucesivamente, con los resonantes t¨ªtulos de El hijo de una sierva, La confesi¨®n de un loco, Fermentaci¨®n. Historia de un alma, Inferno y, por ¨²ltimo, Solo (El Cobre), el que completaba la serie y el ¨²nico, seg¨²n creo, que quedaba por traducir al castellano. Asediado por toda clase de calamidades familiares y por los fantasmas de su torturada psique, que hicieron de ¨¦l un insuperable modelo de misantrop¨ªa, el superdotado, fecundo, pero, sobre todo, pugnaz Strindberg convirti¨® el hallazgo existencial de la soledad, a diferencia del pusil¨¢nime Niels Lyhne, en una raz¨®n para vivir y crear. Por eso, en el ¨²ltimo p¨¢rrafo de Solo, escribi¨® lo siguiente: "Contento de haber llegado a ese punto en la vida donde puedo sonre¨ªr ante la felicidad de los dem¨¢s sin ninguna sensaci¨®n de pesar o p¨¦rdida y sin aprensiones imaginarias o recelos, sal¨ª de la torturante habitaci¨®n de mi juventud y me dirig¨ª a casa, a mi soledad, a mi trabajo y a mis luchas". Ten¨ªa entonces 54 a?os y a¨²n le quedaban otros nueve por vivir.
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