Garner, de industrial de armas a 'virrey' de Irak
El administrador de EE UU est¨¢ vinculado a los 'halcones' del Gobierno de Bush
Jay Garner gan¨® algunos d¨®lares con cada una de las bombas inteligentes y con muchos de los misiles disparados por EE UU contra Irak. Hasta enero, era presidente de SY Technology, una sociedad del grupo L3 que proporciona al Pent¨¢gono sistemas de gu¨ªa electr¨®nica para proyectiles. Ahora es el virrey de Irak, o, en t¨¦rminos oficiales, coordinador de la administraci¨®n civil y jefe de la Oficina para la Reconstrucci¨®n y la Asistencia Humanitaria (ORAH). El nombramiento de Garner como representante de George W. Bush en un pa¨ªs ¨¢rabe bajo ocupaci¨®n ha generado pol¨¦mica. Unos recuerdan el gran trabajo que realiz¨® en 1991 para resolver la crisis de refugiados en el Kurdist¨¢n iraqu¨ª. Otros, su amistad con los halcones del Pent¨¢gono y su apoyo al Gobierno de Israel.
Garner gan¨® algunos d¨®lares con muchos de los misiles lanzados durante la guerra
Nadie le discute a Garner, de 64 a?os, general retirado con tres estrellas, un car¨¢cter afable y una gran capacidad organizadora. Pese a haber sido impuesto por el Pent¨¢gono, contra el deseo del Departamento de Estado, incluso los mejores amigos de Colin Powell lo consideran id¨®neo para asumir la presidencia temporal de Irak. "Es la persona adecuada para el puesto", declar¨® el general retirado Anthony Zinni, enviado especial a Oriente Pr¨®ximo y hombre de confianza de Powell.
Se sabe poco sobre las ideas de Garner, un militar discreto y poco aficionado a la popularidad, aunque su pasado lo vincula directamente al grupo de halcones encabezado por el vicepresidente, Dick Cheney; y el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld. Bajo la presidencia de Ronald Reagan fue uno de los redactores t¨¦cnicos del proyecto conocido como guerra de las galaxias y se opuso a los tratados de no proliferaci¨®n con la URSS. Cheney, secretario de Defensa en 1991, lo eligi¨® como coordinador de la ayuda humanitaria en el ca¨®tico Kurdist¨¢n de los meses que siguieron a la primera guerra del Golfo.
Garner se gan¨® el aprecio del actual vicepresidente y de los kurdos, pero no el de Colin Powell, entonces jefe del Estado Mayor, con quien mantuvo frecuentes roces. M¨¢s tarde trabaj¨® con su amigo Rumsfeld en una comisi¨®n que estudi¨® futuros riesgos de Estados Unidos ante ataques con misiles bal¨ªsticos. Esa comisi¨®n inform¨® en 1998 al Congreso de que las principales amenazas pod¨ªan proceder de tres pa¨ªses, Irak, Ir¨¢n y Corea del Norte, bautizados cuatro a?os m¨¢s tarde como eje del mal por George W. Bush.
Otro engarce con los halcones llamados likudistas, por su apoyo a la pol¨ªtica represiva del actual Gobierno de Israel, se hizo visible en octubre de 2000, cuando Garner fue invitado al pa¨ªs por el Instituto Jud¨ªo para Asuntos de Seguridad Nacional, una organizaci¨®n que cuenta entre sus asesores a Dick Cheney y a Richard Perle, reci¨¦n dimitido como presidente del Consejo Asesor del Pent¨¢gono. Tras su visita a Israel, Garner firm¨® un manifiesto que elogiaba al Gobierno de Ehud Barak por su "destacable moderaci¨®n ante la letal violencia orquestada por el liderazgo de la Autoridad Palestina".
Personas que lo conocen y no pertenecen al c¨ªrculo de los halcones, como el general Zinni o Vic Tanner, ex asesor humanitario de USAID, aseguran, sin embargo, que Jay Garner no comparte las referencias ideol¨®gicas de Cheney o Rumsfeld y lo definen como un hombre pragm¨¢tico, capaz de asumir riesgos y de trabajar con gente de todas las procedencias. Para hacerse con el poder en Bagdad se ha rodeado de un grupo de personas aparentemente incompatibles entre s¨ª: arabistas del Departamento de Estado opuestos a la aventura de Bush en el golfo P¨¦rsico, neoconservadores afines a Rumsfeld y fieles al plan de transformaci¨®n de Oriente Pr¨®ximo trazado por la c¨²pula civil del Pent¨¢gono, soldados que ya trabajaron con ¨¦l en Kurdist¨¢n y j¨®venes deseosos de ayudar a la poblaci¨®n iraqu¨ª.
Jay Garner no se ha granjeado las simpat¨ªas de los altos funcionarios de la ONU, una organizaci¨®n que, para los gobiernos europeos, deber¨ªa ejercer un papel fundamental en la reconstrucci¨®n iraqu¨ª. En enero se reuni¨® en Nueva York con funcionarios y t¨¦cnicos de la organizaci¨®n y el ambiente fue "g¨¦lido", seg¨²n varios de los asistentes. No ha dicho nada en p¨²blico mientras esperaba en el hotel Hilton de Kuwait a que Bagdad reuniera las condiciones de seguridad que permitieran el establecimiento de una administraci¨®n extranjera. El nuevo virrey americano en Irak ha preferido, por el momento, envolverse en el misterio.
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