La entrada en combate del 'marine' Medina
El soldado Armando Medina nunca se hab¨ªa visto en una guerra. Ahora, cuando regrese a su pueblo de Tejas (Hereford, de 25.000 habitantes) tal vez podr¨¢ contar que iba dentro de un carro blindado junto a otros 20 marines y que mat¨® a 13 personas. "Eran militares. Si no los hubiese matado, ellos me habr¨ªan matado a m¨ª. A dos de ellos les vi bien la cara. No me gust¨®. Era cara de furia, me estaban disparando. Pero tambi¨¦n salv¨¦ la vida a cuatro civiles iraqu¨ªes que se hab¨ªan quedado entre dos fuegos. Eran dos ni?os, una mujer y un anciano. Todos lloraban".
Tiene 20 a?os, echa de menos jugar al golf y la play station. Hasta el momento, las veces que ha escrito a sus familiares les ha dicho que hasta el momento no ha visto a ning¨²n iraqu¨ª y que nunca ha entrado en batalla. Ni que ha pasado miedo. "Les digo siempre que estoy lejos del frente. Pero una vez pas¨¦ mucho miedo. Avanz¨¢bamos por una zona boscosa y de repente vi que empezaban a caer a mi lado compa?eros. Era una emboscada. Me tir¨¦ al suelo y salvamos el pellejo como pudimos. Un amigo me dio por muerto. Cuando de pronto me vio aqu¨ª, frente al hotel Palestine, no se lo cre¨ªa. Estuvimos abrazados mucho tiempo".
Lleva tres meses fuera de casa y 27 d¨ªas ase¨¢ndose con peque?as toallitas que se pasa por todo el cuerpo cada ma?ana. Duerme una media de cuatro horas en su saco de dormir, en los alrededores del Sheraton. El resto, lo pasa haciendo guardia. Para no quedarse dormido, no bebe caf¨¦ ni ninguna sustancia. "S¨®lo disciplina, eso es lo mejor. Saber que si me duermo un segundo pueden matar a mis amigos es suficiente para mantenerme despierto". Habla un espa?ol con acento mexicano y con muchas palabras olvidadas. "Mi mam¨¢ era de Madrid. Muri¨® hace un a?o. Y mi padre es de la capital de M¨¦xico. Como me paso casi todo el tiempo con mis compa?eros, voy olvidando el espa?ol".
Entre el chaleco antibalas y su pecho guarda cinco sobres con cinco cartas que le han enviado sus familiares y amigos; la ¨²ltima de ellas la recibi¨® en Bagdad. "Releo cada carta todos los d¨ªas. Pero a quien m¨¢s echo de menos es a mi hermana. Es mi mejor amiga. Tiene 24 a?os, mire su foto. ?A que es guapa?".
En la parte trasera de su casco lleva, como todos los marines, su apellido, para que pueda ser identificado inmediatamente en medio de la batalla. Cuando llegue a su pueblo, Medina podr¨¢ contar que en la guerra murieron tres amigos suyos.
"Estaba hablando por la radio con uno de ellos. Cada uno avanz¨¢bamos en un carro blindado. Le comuniqu¨¦ en ese momento por radio que yo iba a tirar hacia la izquierda y que ¨¦l tomara la derecha. Entonces, un misil cay¨® en su carro y los mat¨® a todos. Lo conoc¨ªa desde hace tres a?os. Ese d¨ªa me enoj¨¦ con todo Irak. A otro amigo le dispararon en el est¨®mago. No quiero estar aqu¨ª, ni llevarme nada, ni acordarme nunca de este pa¨ªs. No quiero que ning¨²n amigo m¨ªo muera por esta gente que ni agradece lo que hemos hecho ni les importan nuestras vidas. Adem¨¢s, no son soldados valientes. Se rend¨ªan con las manos en alto y cuando nos acerc¨¢bamos empezaban a disparar. Estoy deseando volver a mi casa. Dejar¨¦ el Ej¨¦rcito y empezar¨¦ a estudiar la carrera de qu¨ªmico nuclear".
El chaleco antibalas pesa 20 kilos; el macuto que cuelga de la cintura, donde porta la m¨¢scara antig¨¢s y el traje contra ataques qu¨ªmicos, seis kilos; el fusil M-16, cuatro; la mochila, 30. En total, carga con unos 60 kilos, mientras que ¨¦l pesa 50. El rifle puede disparar 30 balas en un minuto y pesa. En el chaleco lleva el cepillo para limpiar el rifle, la radio de control remoto, una linterna potente no m¨¢s grande que un rotulador, varias cartucheras que suman hasta 150 balas de repuesto y una granada de mano. En la mochila lleva v¨ªveres para sobrevivir un mes, a raz¨®n de una comida cada tres d¨ªas, dos alpargatas, dos mudas, saco de dormir, lentes de visi¨®n nocturna. Gana 500 d¨®lares en EE UU y mil en ¨¦poca de guerra. Vot¨® a George W. Bush pero cree que ya no lo volver¨¢ a votar. "Est¨¢ bien que hayamos echado a Sadam, pero no ten¨ªan que haber venido tantos soldados".
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