Hora de despertar
La guerra en Irak ha terminado. Conviene que todos, dentro y fuera de nuestras fronteras, vayan despertando a esta realidad para evitar m¨¢s sonambulismo pol¨ªtico. Cierto, a¨²n estamos ante muchos dramas. Construir la paz y un Estado de derecho donde nunca ha habido realmente ni lo uno ni lo otro ser¨¢ una tarea ingente, repleta de peligros y ocasiones para errores terribles. Por eso no deber¨ªan precipitarse tanto aquellos que tratan de convencernos de que la victoria de la coalici¨®n o incluso la desaparici¨®n del r¨¦gimen de Sadam Husein nos abocan directamente a la cat¨¢strofe global, a la ¨²ltima y definitiva guerra mundial o al infierno. Realmente no parece proporcionado asustar tanto al personal por unas concejal¨ªas. Aunque se comprende la tentaci¨®n de hacerlo con la impagable ayuda que prestan al alarmismo los siniestros intelectuales del Pent¨¢gono y su ret¨®rica tabernaria del susto sistem¨¢tico.
La situaci¨®n mundial es muy dif¨ªcil y peligrosa, cierto. Pero ya no hay guerra y no la va a haber, tampoco en Siria, al menos en un futuro previsible. No cabe duda de que en la actual Administraci¨®n hay quienes quisieran, ya puestos, acabar tambi¨¦n por la fuerza con el r¨¦gimen de Damasco. Pero Bush no va a lanzarse a otra guerra antes de su campa?a de reelecci¨®n. Aunque lo deseen algunos, en el Pent¨¢gono y entre los brigadistas vocacionales espa?oles. En los pr¨®ximos meses dedicar¨¢ previsiblemente la mayor parte de su tiempo a la maltrecha econom¨ªa norteamericana y a la reconstrucci¨®n de Irak. Ya lo anunci¨® ayer en su discurso.
A Siria se le ha dicho desde Washington -con la ret¨®rica desafortunada a la que nos tiene acostumbrados esta Admi-nistraci¨®n- que despierte y vea c¨®mo ha cambiado la situaci¨®n en Oriente Pr¨®ximo. Damasco tiene ahora la oportunidad de cooperar en la reconstrucci¨®n de Irak, como ya hizo en la primera guerra del Golfo con su apoyo militar. Hoy existen m¨¢s posibilidades reales de crear un orden estable en la zona que nunca desde la creaci¨®n del Estado de Israel. Cierto, tambi¨¦n existen muchas y variadas de incendiar toda la regi¨®n. Siria tendr¨¢ que optar entre cooperaci¨®n en este cap¨ªtulo tan absolutamente nuevo en la historia de Oriente Pr¨®ximo o su conversi¨®n en un santuario de todo aquello que Sadam significaba. En el r¨¦gimen hay partidarios de ambas opciones. La segunda ser¨ªa a todas luces suicida a medio plazo. La comunidad internacional debiera por tanto apoyar a quienes abogan por la cooperaci¨®n y advertir sobre los efectos de una pol¨ªtica de acogida y apoyo al aparato de Sadam como la de estas pasadas semanas. La peor receta estar¨ªa en que frente a las presiones de Washington y sus aliados, se movilizaran otra vez vetos parisienses, buenismo ciudadano y los imperturbables enemigos del Imperio del Mal norteamericano. ?stos dar¨ªan alas a las fantas¨ªas de los radicales de poder vencer en una guerra.
Siria tiene que despertar como tambi¨¦n ha de hacerlo Israel. El conflicto israelo-palestino determinar¨¢ el ¨¦xito o el fracaso de la operaci¨®n Oriente Pr¨®ximo lanzada por EE UU tras la tragedia de las Torres Gemelas. Sharon no ha podido cometer en los territorios ocupados las barbaridades que muchos tem¨ªan hiciera durante la breve guerra. Israel ha de abandonar sus asentamientos en Gaza y Cisjordania y aceptar la r¨¢pida creaci¨®n de un Estado palestino. Por primera vez, Sharon lo reconoc¨ªa en una entrevista hace un par de d¨ªas. Pero Siria tiene que desmantelar a Hezbol¨¢ y a Ham¨¢s en territorio liban¨¦s, donde han montado un Estado propio fronterizo con Israel. Y no puede hacerlo Siria sin contar con Ir¨¢n, otro pa¨ªs del que se hablar¨¢.
Todo muy dif¨ªcil. Tanto que Washington no puede hacerlo solo, ni la ONU, ni la UE. En todo caso, todos juntos. De ah¨ª, el car¨¢cter imprescindible de la cooperaci¨®n transatl¨¢ntica en este proyecto que cambiar¨ªa el mundo para bien. De ah¨ª que han de despertar quienes en estos meses s¨®lo han sabido hacer agitaci¨®n contra Washington. Han de dedicarse a hacer pol¨ªtica con EE UU. Lo dem¨¢s son sue?os peligrosos. Chirac, al menos, puede irritar a EE UU con sus poses de l¨ªder europeo aunque el da?o se lo haga ¨¦l mismo. Los pol¨ªticos espa?oles que consideran el v¨ªnculo trasatl¨¢ntico su "¨²ltima prioridad" no irritan a nadie y no parecen tener a nadie que los despierte.
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