Las grandes exposiciones, en peligro
El aumento de las valoraciones de las obras y de los seguros encarece la organizaci¨®n de las muestras internacionales
"El efecto del 11-S empez¨® a notarse un a?o despu¨¦s en un aumento de las primas de los seguros, porque al principio, como los contratos estaban ya firmados, no hubo cambios", indica M¨®nica Ruiz Blemon, responsable de exposiciones del Museo Nacional Reina Sof¨ªa de Madrid. Mar¨ªa Teresa Oca?a, directora del Museo Picasso de Barcelona, recuerda, sin embargo, que en octubre de 2001, cuando se inaugur¨® en Par¨ªs la exposici¨®n Par¨ªs-Barcelona, el efecto sobre las primas de los seguros fue inmediato. "Despu¨¦s, este aumento se ha mantenido y ahora cada vez es m¨¢s caro hacer exposiciones, sobre todo de las grandes firmas como Picasso", afirma. "Adem¨¢s, lo que tambi¨¦n ha crecido much¨ªsimo es la valoraci¨®n de las obras, por lo que el porcentaje que se aplica para la prima del seguro es cada vez sobre cantidades m¨¢s altas".
"Por razones culturales o pol¨ªticas se ha decidido continuar como si nada, pero econ¨®micamente se est¨¢ notando"
"Dos meses despu¨¦s del 11 de septiembre, las cl¨¢usulas de guerra y terrorismo se sacaron de las p¨®lizas a todo riesgo"
Como cada caso cambia -las primas de los seguros dependen de m¨²ltiples factores que afectan a la obra, la instituci¨®n que presta y acoge la pieza, el pa¨ªs, el perfil del profesional que organiza la muestra y, naturalmente, de la compa?¨ªa aseguradora-, es casi imposible tener datos fidedignos sobre el mercado del seguro de obras de arte. Con todo, Oca?a se?ala a modo indicativo que en estos dos a?os el porcentaje que se aplica sobre el valor total de la obra de arte ha aumentado del 0,8 por mil de principios de 2001 al 1,2 por mil del momento actual. Marta Canals, responsable de exposiciones de la Fundaci¨®n Caixa Catalunya, tambi¨¦n ha detectado un incremento enorme de las primas. "A una exposici¨®n valorada en 13.000 millones de pesetas en 2000 se le aplicaba una prima del 0,047%, y ahora la tasa es del 0,16% sobre una valoraci¨®n de 11.000 millones", indica. "Dos meses despu¨¦s del 11-S, las cl¨¢usulas de guerra y terrorismo se sacaron de las p¨®lizas a todo riesgo, excepto el terrorismo en tr¨¢nsito, y en caso de requerirlo el prestador, ahora hay que negociarlo y comprarlo separadamente en un mercado sin tarifas ni valores est¨¢ndar", a?ade Canals.
Tom¨¢s Llorens, conservador jefe de la Fundaci¨®n Thyssen, tambi¨¦n comparte esta visi¨®n de un aumento que considera en cierta manera arbitrario porque, indica, lo que busca el prestador es una "seguridad subjetiva" y las compa?¨ªas "aprovecharon la ocasi¨®n para aumentar las primas". "El 11-S afect¨® mucho a las exposiciones, porque hay mayor resistencia a dejar las obras, sobre todo por parte de los coleccionistas particulares, y porque las condiciones que ponen los propietarios cada vez contemplan m¨¢s riesgos, como la cl¨¢usula de terrorismo, lo que aumenta mucho el precio", indica Llorens. Sin embargo, se?ala que este problema es mayor en los museos situados en pa¨ªses de mayor riesgo, como Israel u otros pa¨ªses de Oriente Pr¨®ximo, ya que entre el reducido grupo de los grandes museos de pa¨ªses occidentales se ha forjado un pacto no escrito por el cual entre ellos no se exige esta cl¨¢usula, extremo que confirma Miguel Zugaza, director del Museo del Prado. Se intenta, en todo caso, que esta cl¨¢usula contra terrorismo la asuma el Estado -en Espa?a se encarga de ello el Consorcio de Compensaci¨®n de Seguros-, pero en ocasiones hay prestadores que exigen un seguro privado para evitar pleitear con la Administraci¨®n p¨²blica.
"El problema lo tendr¨¢n los museos de peque?o formato, que cada vez tendr¨¢n m¨¢s dificultades para conseguir las grandes obras, que son las que pide el p¨²blico y tambi¨¦n las m¨¢s caras", indica Llorens, para quien "el problema no radica tanto en pagar el seguro como en conseguir que te dejen la obra". Seg¨²n Llorens, "el seguro de una exposici¨®n importante a partir de 30.000 visitantes puede suponer el 20% o el 30% del coste de la muestra". Aunque, a?ade, el transporte sigue siendo la partida m¨¢s cara. Para Oca?a, las partidas de transporte y seguros suponen actualmente el 70% del coste de una muestra.
"La verdad es que igual que hay un monopolio en la explicaci¨®n de la historia del arte, tambi¨¦n lo hay en lo que respecta a las obras", indica Manuel Borja-Villel, director del Museo de Arte Contempor¨¢neo de Barcelona. "En este momento, en lo que respecta al arte de la primera mitad del siglo XX hay tres o cuatro museos que lo tienen todo y lo controlan todo. Entre esto y la subida de los precios del seguro, cada vez es m¨¢s dif¨ªcil hacer exposiciones hist¨®ricas. Habr¨ªa que empezar a plantearse que las grandes obras son patrimonio de la humanidad", a?ade.
Es un problema que afecta sobre todo al arte hist¨®rico y a los grandes maestros del arte moderno, pero tambi¨¦n puede darse en exposiciones actuales. Francesco Bonami, director de la Bienal de Venecia, se muestra escandalizado por las primas que exigen por algunas obras de arte contempor¨¢neo para la exposici¨®n Pintura, painting, de Rauschenberg a Murakami, de 1964 a 2003, que organiza en el marco de la bienal. "Por una obra valorada en 400.000 d¨®lares se pide un seguro general de 800 d¨®lares y otro con la cl¨¢usula de terrorismo de 2.000 d¨®lares", indica. "Cada vez hay m¨¢s prestadores que exigen esta cl¨¢usula y esto hace que cada vez sea m¨¢s dif¨ªcil organizar exposiciones".
"Mover obras de arte cada vez resulta m¨¢s caro", a?ade M¨®nica Ruiz Blemon. "Por razones culturales o pol¨ªticas se ha decidido continuar como si nada, pero econ¨®micamente se est¨¢ notando". Carmen S¨¢nchez, encargada de registro del Reina Sof¨ªa, se?ala que las peticiones de pr¨¦stamo han descendido ligeramente, aunque puede achacarse, afirma, a una cierta restricci¨®n en las grandes exposiciones.
Lo que de momento no se ha notado, seg¨²n se?alan los especialistas consultados, es la guerra de Irak, si bien en algunos casos, como indica Borja-Villel, los coleccionistas y museos est¨¢n a la espera y no contestan sobre las peticiones de pr¨¦stamos en previsi¨®n de los acontecimientos.

Depende, todo depende
Cada compa?¨ªa tiene un precio y a veces los museos no pueden elegir cu¨¢l es el que mejor le conviene, porque los prestadores les obligan a contratar con una compa?¨ªa determinada. Es un mercado en el que no hay tarifas fijas ni condiciones estables. Depende, todo depende.
"Las tasas siguen siendo las mismas dependiendo del nivel de riesgo de la exposici¨®n, igual que ocurr¨ªa antes del 11-S", afirma rotundo Jos¨¦ Mart¨ªn Franco, director general de Estai, una empresa de servicios t¨¦cnicos de aseguramiento integral que negocia numerosas p¨®lizas para museos espa?oles. "Es verdad que ahora se ha excluido el terrorismo de las condiciones est¨¢ndar y eso puede aumentar el precio, pero la t¨®nica general en la mayor¨ªa de los museos es exigirlas s¨®lo cuando realmente puede haber un riesgo real. Lo que prima es el sentido com¨²n, y por norma general s¨®lo entre un 2% y un 5% de las piezas de una exposici¨®n exigen por parte de los prestatarios la contrataci¨®n de una p¨®liza privada por estas causas".
En su opini¨®n, lo que s¨ª ha aumentado mucho es la valoraci¨®n de las obras, "pero las tasas son pr¨¢cticamente las mismas".
Para Manel Vila, responsable de arte en Barcelona de Aon Gil y Carvajal, se ha notado un aumento de entre un 15% y un 20% en las primas de los seguros en Europa, aunque en Espa?a considera que este porcentaje puede ser menor, ya que aqu¨ª la cobertura por terrorismo en t¨¦rminos generales la asume el Estado a trav¨¦s del Consorcio de Compensaciones de Seguros. "No se ha quedado nada por asegurar y las exposiciones siguen realiz¨¢ndose, pero es verdad que los transportes y los seguros han aumentado un poco", se?ala. El principal problema para los pr¨¦stamos, indica, se produjo en los primeros meses tras el 11-S, ya que las fuertes medidas de seguridad en las aduanas pretend¨ªan que las obras se sometieran a una serie de pruebas, como la de rayos X, que pod¨ªan da?arlas, lo que provoc¨® gran nerviosismo entre los coleccionistas y conservadores de museos. "Despu¨¦s la cosa se tranquiliz¨® un poco", concluye.
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