Entre 'guatemalo' y 'guatepeor'

De ahora en adelante, y durante un mes, habremos de condensar nuestra atenci¨®n -digo de lectores y comentaristas- en las elecciones auton¨®micas y municipales del 25 de mayo. Si los partes de guerra no nos distraen, ¨¦ste es el principal acontecimiento pol¨ªtico del calendario. No sugiero que hasta ahora hayan pasado inadvertidas, pero es obvio que tanto su desarrollo como desenlace han estado condicionados por la guerra de Irak, hasta el punto de que el estruendo de los misiles no s¨®lo ha apagado el eco de los discursos, sino que tambi¨¦n lleva o llevaba -que eso est¨¢ por saberse- trazas de propiciar el resultado del escrutinio. Hora es, pues, de volver por donde sol¨ªamos, que no es otra cosa que los asuntos dom¨¦sticos.

El primero y m¨¢s apremiante, decimos, es el panorama o paramera electoral, una vez se han formalizado las candidaturas y ha llegado el momento de considerar el pelaje de los aspirantes a gobernarnos. Una mir¨ªada de personajes y siglas -algunos y algunas realmente rocambolescas- que, en ¨²ltima instancia, se cierran en muy pocos nombres y partidos. De todos ellos, a la postre, s¨®lo han de importarnos preferentemente opciones a gestionar nuestros intereses desde el poder o la oposici¨®n. Muy pocos, y fundamentalmente, el PP y el PSPV, los ¨²nicos competitivos para aspirar a ense?orearse de la Generalitat. Lo cual nos conmina a evaluar con renovada atenci¨®n la consistencia pol¨ªtica de sus l¨ªderes y potenciales presidentes molt honorables de este supremo negociado.

De lo expuesto se desprende que nos estamos refiriendo al popular Francisco Camps y al socialista Joan Ignasi Pla, que vienen pugnando desde pronto har¨¢ un a?o por alcanzar unos ¨ªndices notables de conocimiento y valoraci¨®n entre el pueblo soberano. Con la reserva de que sondeos demosc¨®picos u otros indicios desconocidos me desmientan, la verdad es que ninguno de los dos parece ser capaz de alentar la menor ilusi¨®n. Son, a nuestro juicio -y al de buena parte de sus mismos feligreses-, dos personalidades chatas, decantados por la arbitrariedad partidaria, en un caso, y por el vac¨ªo, despoblamiento o deserci¨®n de dirigentes calificados, en otro. A estas alturas, y vista la relaci¨®n de fuerzas en uno y otro bando, tanto en el PP como el PSPV lamentan la debilidad de sus candidatos. Aqu¨¦llos, porque no le otorgan a Camps cr¨¦dito y fuelle personal para defender la hegemon¨ªa adquirida, y ¨¦stos porque se han encontrado sin el ariete adecuado para asaltar la oportunidad que inesperadamente se les brinda. De ah¨ª, la tutela absorbente -en ocasiones vejatoria- que reciben de sus casas matrices en Madrid. Hasta el punto de que muchos votantes pueden llegar a pensar que Eduardo Zaplana se presenta de nuevo por la Comunidad Valenciana y Jordi Sevilla es el que m¨¢s manda en el PSPV.

?Y cu¨¢l es la impresi¨®n que se percibe en los cen¨¢culos cualificados y ajenos ala disciplina del partido? Pues que, sea cual fuere el resultado del escrutinio, vamos de guatemalo a guatepeor, si nos atenemos ¨²nicamente al perfil de los aspirantes referidos. Es la mies que da el pa¨ªs y que abona su temperatura pol¨ªtica. Tampoco ha de verse como una calamidad. Por su gobierno han pasado Enrique Monson¨ªs y algunos gabinetes de Joan Lerma, sin que se registrasen estragos irreparables. El agua del grifo seguir¨¢ manando y todos pagaremos la contribuci¨®n. Pero eso no ha de ocultarnos la incuria partidaria en la que estamos sumidos. Quiero decir que los talentos huyen de la vida p¨²blica.

Tampoco ser¨ªa justo no matizar esta perspectiva sombr¨ªa, pues aunque resulte una paradoja, resulta que los valores pol¨ªticos m¨¢s s¨®lidos est¨¢n en los partidos subalternos, como son EU, con Joan Rib¨®, y el Bloc, con Pere Mayor. En un debate a cuatro, est¨¢ claro qui¨¦nes se llevaban el gato al agua, ya que no en balde ha de prevalecer la experiencia, la solidez del discurso y la aprehensi¨®n del pa¨ªs. Cualidades que no prosperan frente a la mercadotecnia y la inercia partidaria. Gajes de la democracia y de las listas cerradas y bloqueadas. No obstante, los citados personajes y sus formaciones pueden tener mucho que decir -y a¨²n que decidir- en los pr¨®ximos comicios. No ser¨ªa raro que estuviese en su mano la titularidad del gobierno auton¨®mico.