Heterodoxo FMI
EL FONDO MONETARIO INTERNACIONAL (FMI) es la ¨²ltima de las instituciones internacionales que ha hecho p¨²blicas sus previsiones de crecimiento, y, como las que le precedieron, ha revisado significativamente a la baja las aportadas hace unos meses. Una de las consecuencias de la inestabilidad internacional creada por la guerra y sus largos antecedentes es el alejamiento de lo que esa instituci¨®n considera crecimiento normal de la econom¨ªa mundial, cifrado en el 4% anual. En el presente a?o, si ninguna pr¨®xima revisi¨®n lo remedia, tendremos que conformarnos con un subnormal 3,2%. Y ello gracias, en gran medida, a ese 6% de crecimiento esperado en las econom¨ªas emergentes de Asia, siempre que la incipiente epidemia de neumon¨ªa (a la que por el momento s¨®lo se le atribuye un impacto sobre el crecimiento del 0,4%, en el caso de que permanezca durante un trimestre) no vaya a mayores. A la econom¨ªa de EE UU, el FMI le asigna para el a?o en curso una tasa de crecimiento del 2,2%, al ¨¢rea euro del 1,1% y a Jap¨®n del 0,8%. La tasa media de inflaci¨®n para el conjunto de las econom¨ªas avanzadas ser¨¢ en 2003 inferior al 2%, la menor en mas de 50 a?os. Espa?a crecer¨¢ un 2,2%, con una tasa de inflaci¨®n del 3,2% y una tasa de desempleo del 11,4%.
En realidad, no es la primera vez que el Fondo Monetario Internacional alerta sobre los riesgos deflacionistas, pero es cierto que nunca antes las perturbaciones extraecon¨®micas hab¨ªan sido tan intensas
Hasta aqu¨ª lo que cab¨ªa esperar, m¨¢s o menos, tras la sucesi¨®n de indicadores de las ¨²ltimas semanas y los estados de ¨¢nimo manifestados por los agentes en las principales econom¨ªas. Menos habitual en el discurso del FMI es la expl¨ªcita cr¨ªtica a aquellos que consideran agotado el margen de maniobra de los principales bancos centrales para el est¨ªmulo de sus econom¨ªas y la consiguiente neutralizaci¨®n del riesgo de deflaci¨®n. De entrada, a los tres se les exige una mayor transparencia en relaci¨®n con sus objetivos de inflaci¨®n. A la Reserva Federal, con el fin de aliviar la ansiedad propia de la transici¨®n a la era pos-Greenspan; al Banco de Jap¨®n le emplaza, adem¨¢s, a que convenza a los japoneses de la necesidad de tener inflaci¨®n en el corto plazo, sin menoscabo de la necesaria reestructuraci¨®n del sistema bancario. Mientras el BCE reconsidera igualmente su estrategia, el FMI le sugiere que sea menos exigente con el objetivo m¨¢ximo de inflaci¨®n, elev¨¢ndolo, por ejemplo, al 2,5% desde el 2% actual, destacando al tiempo los serios problemas del sistema bancario alem¨¢n. Muy nublado debe percibir el horizonte la instituci¨®n internacional m¨¢s ortodoxa cuando asume ese otro riesgo de convertirse en abogado de un keynesianismo tan expl¨ªcito. En realidad, no es la primera vez que el Fondo alerta sobre los riesgos deflacionistas, pero es cierto que nunca antes las perturbaciones extraecon¨®micas hab¨ªan sido tan intensas.
Con todo, m¨¢s relevante que esas todav¨ªa vulnerables previsiones de crecimiento es el reconocimiento por el propio FMI de las adversas implicaciones de la inseguridad global con la que habremos de contar a partir de ahora. Aquellos "dividendos de la paz" con que cont¨¢bamos en los felices noventa del pasado siglo ya no son tan activos: han empezado a traducirse en un deterioro de la confianza, mayores costes de los seguros, dificultades al comercio y a la movilidad internacional de las personas, y, en definitiva, obst¨¢culos a la integraci¨®n econ¨®mica internacional. La m¨¢s sensible movilidad internacional de los capitales, de la que la econom¨ªa estadounidense es particularmente dependiente (en los dos ¨²ltimos a?os absorbi¨® el 70% de las importaciones de capital de todo el mundo, y ¨¦ste no va a ser precisamente menos), tampoco se ve favorecida por la introducci¨®n involuntaria de esa arena en los engranajes del proceso de globalizaci¨®n. En el mejor de los casos, esa din¨¢mica integradora puede hacerse m¨¢s pausada y selectiva, pero, en el m¨¢s probable, el desencuentro existente entre los grandes puede da?ar seriamente algunas instancias multilaterales hoy esenciales, como la OMC, y, con ella, la necesaria inserci¨®n internacional de las econom¨ªas menos desarrolladas, involuntariamente convertidas en exportadoras de capitales.
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