La Real se pone a rueda
El equipo vasco golea con paciencia a un Rayo hundido y consolida sus aspiraciones
El f¨²tbol tiene a bien, de vez en cuando, juguetear con el enga?o. Enga?¨® el Rayo, que sali¨® como un poseso a presionar a la Real en su ¨¢rea con tres jugadores. Es decir, que jugaba arriba, sin miedo, con desparpajo, a la desesperada, porque desesperada es su situaci¨®n. Y, sin embargo, presionando arriba, ahogando a Xabi Alonso, resulta que no consigui¨® lanzar un solo disparo a puerta. Claro que en m¨¢s ocasiones defend¨ªa con diez futbolistas que presionaba con tres. He ah¨ª el enga?o.
Y enga?¨® la Real, que se antojaba apurada con esa presi¨®n ins¨®lita de su rival, pero que no era sino una actitud de paciencia, de dejar que el enemigo agotara sus energ¨ªas y esperar el momento oportuno con cualquiera de sus futbolistas. As¨ª parec¨ªa que en instante tan se?alado -la posibilidad de ponerse a un punto del Madrid-, el partido se le enrevesaba a la Real, obligada a jugar m¨¢s tiempo del que acostumbra en su propio campo y con el bal¨®n en los pies de sus centrales.
REAL SOCIEDAD 5 - RAYO VALLECANO 0
Real Sociedad: Westerveld; L¨®pez Rekarte, Jauregi, Kvarme, Aranzabal; Karpin (Tayfun, m. 73), Aranburu, Xabi Alonso (Boris, m. 68), De Pedro; Nihat y Kovacevic (De Paula, m. 81).
Rayo Vallecano: Segura; Corino, De Quintana, Quevedo, Graff; Azkoitia (Pablo Sanz, m. 83), Iriney; Perag¨®n, Cembranos (Camu?as, m. 63), Michel; y Bolo (Bolic, m. 63).
Goles: 1-0. M. 45. Empuj¨®n de Graff a Kovacevic dentro del ¨¢rea. El penalti lo transforma De Pedro.
2-0. M. 51. Centro de Karpin que ataja Quevedo, que se conf¨ªa y que tiene que derribar a Kovacevic. El penalti lo marca Karpin.
3-0. M. 58. Nihat, a pase de Kovacevic.
4-0. M. 77. Nihat, de cabeza.
5-0. M. 92. Tayfun, en fallo defensivo.
?rbitro: Undiano Mallenco. Amonest¨® a De Quintana, Graff y Xabi Alonso.
Unos 27.000 espectadores en Anoeta.
Pero la Real es un equipo con recursos. Con Xabi Alonso ahogado, tocaba jugar por los costados, donde De Pedro y Karpin hicieron honor a sus galones. Alonso y Aranburu asistieron a ambos, casi al cincuenta por ciento, y de cada jugada nac¨ªa una ocasi¨®n manifiesta de gol, abortada por cent¨ªmetros. Hasta en dos ocasiones los defensores del Rayo repelieron en la l¨ªnea de gol dos balones que se colaban. El Rayo presionaba por el centro y la Real le hizo recular por los costados. Nihat, imparable, hac¨ªa el resto: regatear, asistir, disparar. Y Kovacevic, intimidar.
Tanto asust¨® Kovacevic que Graff, temblando, cometi¨® penalti sobre el yugoslavo al filo del descanso. Un empuj¨®n claro, de impotencia, que malgastaba todo el juego defensivo del equipo vallecano. De Pedro no perdon¨®. Un penalti puede parecer siempre una cuesti¨®n accidental. Un infortunio. Algo evitable. Quiz¨¢s. Lo que era cierto es que, tal y como transcurr¨ªa el partido, daba igual. La Real habr¨ªa ganado de cualquier manera a un equipo incapaz en 90 minutos de obligar al portero rival a una leve estirada. Por inercia habr¨ªa ganado la Real, aunque no hubiera intercedido un segundo penalti a Kovacevic, de Quevedo, lleno de ingenuidad en un bal¨®n franco para el veterano jugador rayista.
Todo era enga?oso: el Rayo presionaba, pero no atacaba; la Real creaba ocasiones y ganaba de penalti. La jugada del tercer gol redimi¨® al equipo donostiarra. Un bal¨®n preciso de Karpin que Kovacevic control¨® de espaldas girando hacia la izquierda, por donde entraba en solitario De Pedro, pero el yugoslavo meti¨® al otro lado, al hueco, para Nihat, que marc¨® metiendo el bal¨®n entre las piernas de Segura. El cuarto le dio gustito a Nihat porque lo marc¨® de cabeza. El quinto, a un suplente, Tayfun, con poquitos minutos. Todos felices.
El Rayo, hundido, apel¨® a la honradez, a asear su figura y, ?oh, milagro!, en el minuto 77, Bolic demostr¨® con un derechazo que la Real s¨ª hab¨ªa alineado un portero que hasta entonces se hab¨ªa limitado a sacar de puerta.
La Real se puso a rueda del t¨ªtulo en un partido que naci¨® enga?oso y acab¨® transparente: hizo honor a su condici¨®n de aspirante al t¨ªtulo. Y el Rayo, al descenso. Sin enga?os.
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