H¨¦ctor Tiz¨®n rechaza el silencio de los escritores ante la corrupci¨®n y la pobreza
El narrador y juez agita la Feria del Libro de Buenos Aires, marcada por la crisis
El escritor argentino H¨¦ctor Tiz¨®n, que pronunci¨® un duro alegato contra la guerra en el discurso inaugural de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, est¨¢ convencido de que es tiempo de hablar y no de callar. "Nos queda la palabra. Si el escritor no usa la palabra es como si estuviera muerto", declara Tiz¨®n, que rechaza el silencio de sus colegas. "Frente a la globalizaci¨®n del mercantilismo y de la pobreza, veo que el escritor no ha ocupado el lugar que le correspond¨ªa". D¨ªa tras d¨ªa, la feria debate distintos aspectos del malestar de la sociedad argentina.
Los ensayos y libros period¨ªsticos sobre la crisis compiten con la ficci¨®n. La audiencia de ayer se distribuy¨® en varios actos, entre ellos, la presentaci¨®n de Tiempos de crisis, vientos de cambio, del economista Mario Rapoport, y un debate sobre las obras completas del pensador pol¨ªtico y escritor Juan Bautista Alberdi.
Reconocido como uno de los grandes narradores contempor¨¢neos en lengua espa?ola, H¨¦ctor Tiz¨®n compagina a los 73 a?os la literatura con el derecho, como juez de la Corte Suprema de Jujuy, su provincia, en el extremo noroccidental de Argentina. Abogado, periodista y diplom¨¢tico, ha vivido en M¨¦xico, Par¨ªs, Mil¨¢n y Madrid, donde pas¨® los a?os de exilio (1976-82) por culpa de la ¨²ltima dictadura militar. De Espa?a ha dicho que "tenemos todo en com¨²n salvo la lengua", al recordar c¨®mo sus escritos eran corregidos sin piedad. "Donde yo escrib¨ªa durazno me pon¨ªan melocot¨®n", y Tiz¨®n protestaba: "Pero Quevedo no sab¨ªa qu¨¦ era el melocot¨®n. Quevedo dec¨ªa durazno. Ustedes se han olvidado".
Se siente afortunado por vivir siempre donde le gusta. No le atraen las grandes ciudades, aunque tuvo que vivir en ellas en su etapa de diplom¨¢tico. "Las ciudades peque?as tienen la ventaja de que los pecados capitales tienen nombre y apellido, uno los ve caminando en la calle". Hoy vive en la peque?a localidad de Yala (800 habitantes), a 14 kil¨®metros de San Salvador de Jujuy. La provincia y Buenos Aires, la capital federal, son dos mundos. "En la provincia padecemos las consecuencias, pero tambi¨¦n gozamos de las ventajas. En Jujuy hay pobreza, siempre fuimos pobres, pero no hay esa diferencia irritante y obscena entre los muy ricos y los muy pobres. Los ¨ªndices de delincuencia jam¨¢s llegaron a ser una leve sombra de lo que pasa en los grandes centros poblados. Lo cual demuestra que delincuencia y pobreza no son sin¨®nimos, sino pretextos de represores en potencia".
Desnudar la palabra
Ha recibido varios premios y ostenta el t¨ªtulo de Caballero de la Orden de las Artes y las Letras otorgado por el Gobierno franc¨¦s. Parad¨®jicamente, ninguno de sus libros ha sido editado en Espa?a, pese a que buena parte de su obra ha sido traducida al franc¨¦s, ingl¨¦s, ruso, polaco y alem¨¢n. La mayor¨ªa de sus obras aparecieron en Argentina en Alfaguara y sus Obras escogidas en Libros Perfil. Su discurso en la Feria del Libro impact¨® por la claridad de sus afiladas palabras. Podr¨ªa haber hablado de libros en un discurso de florida ret¨®rica. Pero no. Prefiri¨® desnudar la palabra de todo artificio para llamar a las cosas por su nombre. "El escritor no s¨®lo tiene que encerrarse en su estudio a elaborar sus cosas y a escribir, tiene que hablar, involucrarse", dice.
En un homenaje nada ampuloso a la literatura, Tiz¨®n recuerda que los instantes cruciales de los pueblos se reconocen en la historia a trav¨¦s de los escritores, no de los pol¨ªticos, ni siquiera a trav¨¦s de los historiadores. "Lenin recomendaba que para saber lo que pasaba en la Francia del siglo XIX hab¨ªa que leer a Balzac. La vida estaba en la novela de Balzac. Creo que en Argentina los argentinos callamos demasiadas veces. Hoy en d¨ªa, el que no habla claro es el pol¨ªtico".
Tiz¨®n rechaza la idea de la pol¨ªtica para los pol¨ªticos en un pa¨ªs donde cada d¨ªa est¨¢n m¨¢s desprestigiados quienes manejan la cosa p¨²blica. "Si los pol¨ªticos no se sienten controlados por quienes hablamos y quienes tenemos una especie de altavoz, el fen¨®meno se va a agravar. No podemos mandar a un gueto de idiotas a todos los pol¨ªticos. Al contrario, tenemos que incentivarlos a que cambien, o cambiarlos nosotros con nuestros votos". "Si nos hacemos los distra¨ªdos en una especie de desprecio en contra de los pol¨ªticos, miel sobre hojuelas para el pol¨ªtico corrupto. Los artistas y los escritores hemos abandonado la funci¨®n cr¨ªtica que tuvimos".
Al repasar lo ocurrido en Argentina en el ¨²ltimo a?o, desde la ca¨ªda del Gobierno de Fernando de la R¨²a, Tiz¨®n se detiene en la famosa consigna que recorri¨® las calles de todo el pa¨ªs, "Que se vayan todos", dedicada a los pol¨ªticos sin excepci¨®n. "Tiene un valor metaf¨®rico, nada m¨¢s. Porque si se van todos, quedan de nuevo los sinverg¨¹enzas, que flotan como el corcho". El domingo, los argentinos acudir¨¢n a las urnas para elegir al presidente y vicepresidente de la Rep¨²blica. El escritor reconoce que la oferta electoral es deplorable: "Tenemos que remar con los candidatos que tenemos. De los cinco hay dos manifiestamente corruptos . Tendremos que elegir el menos peor. Pero elegir".
Cuando opina, Tiz¨®n no distingue si habla como escritor o como juez. Dice lo que piensa. ?Qu¨¦ opini¨®n le merece la vituperada justicia argentina? "Es mayoritariamente corrupta. Le pasa como al pescado, est¨¢ podrida en la cabeza". Pero no se averg¨¹enza de formar parte de la instituci¨®n. "Porque nunca me he callado. He denunciado la corrupci¨®n de los colegas, y quiero hacer la salvedad de que hay un mont¨®n de magistrados que son gente proba y hacen lo que pueden".
El juez Tiz¨®n menciona a los doce jueces federales como el n¨²cleo de la descomposici¨®n, "quiz¨¢ no todos, pero s¨ª la gran mayor¨ªa. Todos han sido nombrados a dedo, por influencias pol¨ªticas, y eso es un grav¨ªsimo error, incluso para el pol¨ªtico que los nombra".
Literatura y se?as de identidad
Odia los conceptos de nueva narrativa o la divisi¨®n entre autores nuevos y viejos. H¨¦ctor Tiz¨®n cree que hay mucha mercadotecnia en todo ello. "Nuevo ser¨ªa gente joven, que no es una forma de etiquetar la literatura. Creo que lo que pasa es que fundamentalmente son escritores
que tienen muy poco que ver con el pa¨ªs. Yo he propuesto a mis editores de Francia los nombres de varios de estos escritores j¨®venes, con un sentido lato de la palabra joven. Mi agente literario en Francia no los acept¨® y me dijo: 'De esto nosotros tenemos mucho".
"Creo que no se nota de d¨®nde escriben", a?ade Tiz¨®n. "En los entresijos de la escritura, e incluso en lo que no se dice en la literatura, uno siempre est¨¢ dejando se?as de identidad. El mejor ejemplo lo tenemos en Estados Unidos, donde, a pesar de que la atracci¨®n de Francia llev¨® a muchos escritores a irse a vivir all¨¢, no perdieron sus se?as de identidad. Por ejemplo, un escritor como Hemingway, profundamente provinciano y americano, nunca dej¨® de ser un escritor del Medio Oeste viviendo en Par¨ªs. Es muy importante que el lector se d¨¦ cuenta desde d¨®nde hablamos, casi tan importante como de qu¨¦ hablamos".
Prefiere no dar nombres, ni para bien ni para mal. S¨ª habla de sus contempor¨¢neos, como Juan Jos¨¦ Saer, Ricardo Piglia, Abelardo Castillo, Andr¨¦s Rivera... "Los dem¨¢s los conozco poco. Creo que no debemos juzgar a los escritores mientras vivan, porque siempre cometeremos una injusticia. No vamos a decir que es malo de alguien que todav¨ªa tiene la posibilidad de escribir una gran obra".
Babelia
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