Sarkozy desaf¨ªa el velo musulm¨¢n
El ministro del Interior franc¨¦s acude a un congreso de musulmanes radicales para ofrecerles su integraci¨®n en una sociedad laica
Nunca hab¨ªa ocurrido antes. Un ministro franc¨¦s del Interior (Nicolas Sarkozy) tuvo agallas de presentarse este fin de semana en el congreso celebrado por 10.000 islamistas radicales a las afueras de Par¨ªs, para pedir que acepten "la mano tendida". Fue aplaudido 27 veces, pero las ovaciones se trocaron en abucheos cuando record¨® que los DNI deben incluir la foto del titular con la cabeza descubierta: "Es la ley", dijo ante un auditorio lleno de mujeres veladas.
Sarkozy hab¨ªa calculado el riesgo. Cinco millones de musulmanes en Francia constituyen una minor¨ªa importante en un pa¨ªs de 60 millones de habitantes, como para seguir contemporizando con los problemas de marginaci¨®n o mala integraci¨®n. Empe?ado en sacar al islam de la semiclandestinidad, el ministro del Interior ha maniobrado para conseguir la elecci¨®n de un Consejo del Culto Musulm¨¢n, con votaciones en 1.500 mezquitas. Esas elecciones han dado una fuerza considerable a la Uni¨®n de Organizaciones Isl¨¢micas de Francia (UOIF), considerada la rama francesa de los Hermanos Musulmanes, que son los que se reunieron cerca de Par¨ªs.
Ah¨ª es donde se present¨® Sarkozy: "Nada justificar¨ªa una ley diferente para beneficiar a las mujeres musulmanas respecto al documento nacional de identidad", les dijo despu¨¦s de erigir a la rep¨²blica -donde Iglesia y Estado est¨¢n separados desde 1905- en la defensora de que cada cual pueda practicar su religi¨®n sin temor.
Este gesto se produjo en el marco de un plan m¨¢s amplio para integrar a los musulmanes. Se atribuye al Gobierno la intenci¨®n de pagar desde la formaci¨®n de imanes hasta la construcci¨®n de mezquitas, considerando m¨¢s pr¨¢ctico hacerlo con fondos de los contribuyentes franceses que aceptar el manejo de la comunidad musulmana con dinero de procedencias m¨¢s confusas. Pero antes hay que arreglar el compromiso de que la gran mayor¨ªa de esa enorme minor¨ªa est¨¢ dispuesta a integrarse en un pa¨ªs occidental y, adem¨¢s, neutral en cuanto a los cultos religiosos.
Por eso, Sarkozy les pidi¨® que no pongan obst¨¢culos a las fotograf¨ªas de los DNI con la cabeza descubierta. Esto ocurri¨® d¨ªas despu¨¦s de que el primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, removiera los rescoldos anunciando una ley para prohibir el pa?uelo isl¨¢mico en los centros de ense?anza. Un diputado de su partido ha iniciado la preparaci¨®n artillera, depositando una proposici¨®n de ley. Y el ministro de Educaci¨®n, Luc Ferry, lo remach¨® ayer: est¨¢ en preparaci¨®n una ley sobre "la laicidad en la escuela". Sin embargo, este responsable de Educaci¨®n se mantuvo en t¨¦rminos prudentes. "Lo ideal ser¨ªa que no hubiera signo religioso alguno en la escuela", declar¨®, antes de a?adir que la ley permite "signos menores" cuando no se hace proselitismo con ellos, y de preguntarse si ser¨¢ preciso llegar a prohibirlos. La oposici¨®n no se ha mostrado menos prudente: el primer secretario del partido socialista, Francois Hollande, o el ex ministro socialista Pierre Moscovici, se declaran partidarios de llevar a cabo un debate sobre la laicidad si es preciso, aunque deseosos de que se evite la gesticulaci¨®n excesiva en el tratamiento del problema.
La pol¨¦mica sobre la presencia del ministro Sarkozy entre los islamistas se agranda cada d¨ªa: ?Hizo bien meti¨¦ndose en el avispero, como le reprocha el ultraderechista Jean-Marie Le Pen, siempre dispuesto a mezclar la violencia, paro e inmigraci¨®n? ?O deber¨ªa caminar con pies de plomo, como le piden desde la izquierda? El debate est¨¢ lanzado y es el ministro del Interior el que interviene, no para reprimir, sino con el inteligente prop¨®sito de organizar la convivencia en una sociedad tan plural e incluso dividida, como la francesa actual.
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