Un s¨®lido drama
Construida con los mimbres de los grandes dramas amorosos, rodada con la elegancia en la puesta en escena que se suele asociar a los mejores t¨ªtulos de la ya larga, y a menudo muy interesante, filmograf¨ªa de Pedro Olea, Tiempo de tormenta narra, con contenci¨®n y eficacia, el gradual deterioro en las relaciones entre un dibujante polidependiente (Sanz, espl¨¦ndido), adicto a casi todo (a la droga, pero tambi¨¦n a la violencia; y no menor, tambi¨¦n al amor que siente por su chica), y una meteor¨®loga televisiva (Verd¨²), tan enamorada tambi¨¦n ella como, al final, harta de soportar las inconstancias y las reca¨ªdas de su marido.
Con estos elementos, m¨¢s la s¨²bita comparecencia de otra pareja, la formada por un ejecutivo y su hastiada, aunque tambi¨¦n amorosamente enganchada esposa, a quienes el trabajo y el oficio de Grandinetti y Mar¨ªa Barranco dan una impresionante consistencia, Olea construye un retrato desgarrado, pero al tiempo respetuoso con sus criaturas, de sentimientos encontrados, traiciones y vidas al l¨ªmite. Ya qued¨® dicho que el filme destaca por la elegancia de su puesta en escena, tambi¨¦n por el trabajo de sus principales int¨¦rpretes; pero hay que agregar que seguramente no lucir¨ªa tan s¨®lido y prolijo, tan estimulante sin un gui¨®n tan bien construido como el que le da cuerpo y sentido.
TIEMPO DE TORMENTA
Director: Pedro Olea. Int¨¦rpretes: Dar¨ªo Grandinetti,
Maribel Verd¨², Jorge Sanz, Mar¨ªa Barranco, M¨®nica Randall.
G¨¦nero: drama. Espa?a, 2003. Duraci¨®n: 85 minutos.
Firmado por dos profesionales m¨¢s presentes en la televisi¨®n que en el cine, Miguel ?ngel Fern¨¢ndez y Joaqu¨ªn G¨®rriz, sobre un argumento de la novelista Alicia Gim¨¦nez Bartlett, el libreto hace una presentaci¨®n de cada peripecia que viven los protagonistas, de cada giro de su densa trama, como si de la pieza de un gran rompecabezas se tratara, de forma que s¨®lo despu¨¦s de un buen rato comprendemos c¨®mo segu¨ªa cada una de las situaciones que nos han dado a contemplar. Un recurso que mantiene siempre la atenci¨®n del respetable y que sirve, de paso, para situar los focos tambi¨¦n sobre sus desconocidos, talentosos responsables.
Babelia
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