Barcel¨® se reencuentra con Baleares
Tras 20 a?os sin mostrar su obra en las islas, el artista vuelve con cuatro exposiciones simult¨¢neas
El pintor Miquel Barcel¨® (Felanitx, 1957) regresa a su tierra, las islas Baleares, para presentar por primera vez en 20 a?os el poderoso universo pl¨¢stico con el que ha triunfado en el mundo. La obra de Barcel¨®, representada en grandes museos y colecciones, pero in¨¦dita en su entorno nativo, ser¨¢ encumbrada como la de un cl¨¢sico en cuatro muestras simult¨¢neas en el archipi¨¦lago organizadas por el Govern Balear a trav¨¦s de la Fundaci¨® Balears 21. Las exposiciones se inaugurar¨¢n a partir de ma?ana, lunes, de forma escalonada a lo largo de esta semana en las diferentes islas, y estar¨¢n abiertas al p¨²blico hasta el 31 de agosto.
"Mi sensaci¨®n es de normalidad. Est¨¢ bien hacer una exposici¨®n en mi tierra, lo que no era normal era no hacerla nunca", manifest¨® el artista desde Vietri Sul Mare (N¨¢poles), en donde trabaja en un enorme mural escultural de terracota para la Catedral de Palma, de m¨¢s de 300 metros cuadrados. "Ser¨¢ como poner la catedral bajo el mar", coment¨® el artista, que est¨¢ totalmente inmerso en esta obra cuyo tema es el milagro de los panes y los peces.
"Ante el predominio de un arte urbano, ¨¦l es el gran pintor rural", dice Enrique Juncosa
Para Enrique Juncosa, comisario de las exposiciones, Barcel¨® "ha vuelto a contemplar el poder de la met¨¢fora. Ante el predominio de un arte y unos artistas urbanos, de ciudad, ¨¦l es el gran pintor rural internacional. Pinta temas y animales que no pinta nadie. Est¨¢ muy ligado a los objetos populares y a la artesan¨ªa, en la tradici¨®n de Mir¨® y T¨¤pies. Trata el mar y la corrida, siempre iguales y siempre diferentes".
Juncosa, que actualmente es el director del Museo de Arte Moderno de Dubl¨ªn, explica que se trata de "una retrospectiva representativa de la obra de madurez del artista", concretamente entre 1983, el a?o siguiente a la Documenta 7 de Kassel que supuso su eclosi¨®n en el mundo del arte internacional, hasta la actualidad. Veinti¨²n grandes barcel¨®s llenar¨¢n desde el jueves el monumental columnario g¨®tico de La Lonja de Palma, edificio de Guillem Sagrera, un escultor y arquitecto medieval del mismo pueblo que el artista que tambi¨¦n trabaj¨® en Italia. "Est¨¢ bien esto de llenar La Lonja y trabajar al mismo tiempo cerca de la tumba de Sagrera en N¨¢poles, que, por cierto, tambi¨¦n obr¨® en la catedral", se?al¨® el artista, que se confiesa "isle?o centr¨ªpeto", es decir, impulsado y expulsado de su Mallorca natal en una especie de torbellino como los tantas veces visto en sus telas.
"Barcel¨® no es un pintor figurativo en el sentido tradicional. No pretende representar nada", indica Juncosa ante la serie de cuadros neoexpresionistas en los que aparecen temas como el pintor en el cuadro, sopas o materias que se exhibir¨¢n en La Lonja. Entre ellos figura un ejemplar de la c¨¦lebre y rara suite de tauromaquias, as¨ª como cuadros blancos, autorretratos imaginarios, bodegones bestiales, tempestades, marinas y cavernas, algunas de estas ¨²ltimas rebosantes de relieves de materia pict¨®rica.
"Las telas con
barba, con relieve de estalactitas, pintadas al rev¨¦s, con chorros, cuyo plano avanza hacia el espectador y cambia al mirarse de distinto lado, son un gesto, como el dripping", sostiene el artista. Flota en el aire una reivindicaci¨®n de la pintura -"ahora que casi nadie pinta", dice Barcel¨®- que en la visi¨®n de Juncosa tiene su mayor punto de exaltaci¨®n en el Gorila blanco sobre la
playa, de 1999.
Este cuadro de Copito de Nieve, el gorila blanco del zoo de Barcelona, es para el artista "una especie de autorretrato de una generaci¨®n" y para el comisario representa "su imagen de especie solitaria, del ¨²ltimo pintor que queda". Juncosa agrega que la obra El oso
herido, de 2000, remite a Altamira. "Ahora hay poca pintura, desaparece de las galer¨ªas y en la ¨²ltima Documenta hubo 6 pintores entre 300 artistas", explica Juncosa.
La selecci¨®n recoge hitos de la trayectoria pl¨¢stica de Barcel¨®: el primitivo Giorgone en
Felanitx, de 1984 -que el pintor recuper¨® en una subasta antes de dispararse las cotizaciones hasta el mill¨®n y medio de euros-, o una Sopa con palo rojo, del mismo a?o, que preside la sala de su casa mallorquina.
Un eje expresivo pasa por los lienzos de las lluvias en los desiertos claros, que no fueron iniciados en ?frica, sino en la serie de humos y aguas de Nueva York. En contraste est¨¢n las bestias descuartizadas, las naturalezas muertas, los tumultos. Los museos de Tolouse y Nimes en Francia, y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sof¨ªa, de Madrid -que aporta el Taller de
esculturas, de 1993-, han cedido telas para estas muestras. Tambi¨¦n cooperan coleccionistas privados, como la Colecci¨®n Masaveu de Asturias, que presta La suerte de
varas, de 1990, casi nunca expuesta anteriormente.
La de Barcel¨® es una obra sin s¨ªmbolos ¨²nicos, vinculada a la incesante capacidad de innovar, a veces desde el accidente, que pretende mantener al cuadro como organismo vivo. La sugesti¨®n de juegos para el espectador est¨¢ en las im¨¢genes bellas, "a las vez nuevas en Espa?a, que no ha hecho persona alguna", subraya Juncosa, que ve "una tradici¨®n rom¨¢ntica y una vasta cultura literaria y visual" en la obra de Barcel¨®. "Sus cuadros son muy complejos, con muchas ideas detr¨¢s".
El reencuentro p¨²blico del artista con su tierra -con cuyas instituciones mantuvo un largo desencuentro hasta el cambio pol¨ªtico de 1999- alcanza hasta la perif¨¦rica Formentera, en cuya plaza p¨²blica se instalar¨¢ de forma temporal a partir de ma?ana la escultura Mobili, de 2001, un bronce que funde un cr¨¢neo-juguete africano con un coche.
En el Museo de Arte Contempor¨¢neo de Ibiza colgar¨¢n desde el martes medio centenar de dibujos, en gran parte in¨¦ditos, realizados en los ¨²ltimos a?os, con peces, naturalezas muertas, figuras y diversos paisajes trazados en la selva de Guatemala. Se expondr¨¢ igualmente una selecci¨®n de peque?as esculturas y varios cuadernos de notas.
En Mah¨®n, en el Museo de Menorca, se inaugura el mi¨¦rcoles una muestra con 30 cer¨¢micas -que el comisario considera pinturas en tres dimensiones, la extensi¨®n natural de las formas sobre papel u ¨®leo- realizadas en los seis ¨²ltimos a?os. Doce telas de peque?o formato recogen motivos y figuras africanas y marinas. Esta colecci¨®n se trasladar¨¢ a Ciutadella el 7 de julio.
El artista no tiene tiempo para actos p¨²blicos y no est¨¢ claro que pueda asistir a las inauguraciones: "No puedo abandonar el trabajo de la catedral. La cer¨¢mica, que trabajo por ambos lados, ha de estar siempre h¨²meda para que no se agriete. Son 20.000 kilos de arcilla. Es muy complejo, pero me gusta".
El pintor ante la "guerra brutal"
Miquel Barcel¨® vive ahora en Vietri Sul Mare, en Salerno, N¨¢poles, cerca del taller donde combate con el fuego para darle una nueva piel mural de terracota a la capilla g¨®tica de la catedral de Mallorca. La guerra en Irak ha explotado en este periodo creativo. "Ha habido instantes brutales", se?ala, "pero la guerra ha sido un espect¨¢culo supermedi¨¢tico, casi pornogr¨¢fico, como un Gran Hermano televisivo, lo que supone el descr¨¦dito de la informaci¨®n. ?Qu¨¦ ha pasado? La fotograf¨ªa ya no es un documento ¨²nico, sino que recuerda aquellas viejas ilustraciones del pasado en las que no hab¨ªa certeza. La guerra pasaba en directo y no te cre¨ªas que realmente lo estabas viendo todo. He le¨ªdo Stalingrado, de Anthony Beevors, y pensaba tambi¨¦n en Bagdad como un cerco de fuego y muerte".
El creador retiene en su mente una paradoja: "La imagen de una de las primeras v¨ªctimas que mostraron fue la de un iraqu¨ª con un pa?uelo que se rend¨ªa y se arrodillaba con las manos en alto ante una c¨¢mara de televisi¨®n. Claro, le apuntaba el objetivo y crey¨® que era un arma. Es una gran met¨¢fora. Y es que los soldados y los periodistas se confund¨ªan". Barcel¨®, que frecuenta ?frica -tiene casa y estudio en Mal¨ª-, denuncia que este continente "siempre est¨¢ en tiempo de guerra". "La hay por todos lados, los conflictos duran tanto que cansan y alcanzan al olvido: Liberia, Congo, Nigeria. Sin olvidarnos de Chechenia o Palestina", indica. Y recuerda que el armamento m¨¢s tecnol¨®gico lo manejan africanos "analfabetos y desvalidos que no tienen antibi¨®ticos, ni condones, ni los medicamentos o alimentos m¨¢s elementales".
Babelia
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