La fiesta de al lado
El humor es una forma sofisticada de diplopia y de eco; de visi¨®n doble y de expresi¨®n multiplicada. El humor rescata el lado oculto -ocultado- de las cosas, lo coloca junto al visible y lo expresa a la vez. Por eso y porque nada, salvo en algunos relatos fant¨¢sticos y en todos los sue?os totalitarios, absolutamente nada en la realidad tiene un ¨²nico lado, el humor es imprescindible. Ox¨ªgeno de la lucidez; alimento cr¨ªtico, aliado impagable de la autoduda -que es a veces una forma radical de autoayuda-, c¨®mplice muy a menudo de la dicha; y enemigo por propia definici¨®n de los monolitismos: el sufrimiento, la cerraz¨®n o la violencia.
El sentido del humor es una de las calidades intelectuales que m¨¢s curiosidad me provocan, que m¨¢s aprecio y que m¨¢s gozosa y sinceramente envidio. Me encantar¨ªa saber y poder colocarme, de un modo espont¨¢neo, autom¨¢tico, en las entrel¨ªneas, en la voz doble de la iron¨ªa; en la indulgencia ante el error ajeno y propio, en el desapego ante el acierto propio y ajeno. Que todo eso es para m¨ª el humor. Me encantar¨ªa poseer, con la facilidad de los dones, el sentido de la distancia justa, la que no toma jam¨¢s las versiones por verdades, las convicciones por verdades. En fin que al humor s¨®lo le encuentro inteligencias y ventajas. Tambi¨¦n la de lastrar lo alegre y aligerar lo triste, es decir, la de proporcionarnos el consuelo de la contradicci¨®n.
Juan Bas es un vasco con sentido del humor. Lo digo en serio. Y acaba de publicar un Tratado sobre la resaca que se anuncia como una "gu¨ªa de supervivencia para los que beben sin sed". Pero para los que vivimos sin humor tambi¨¦n sirve, porque adem¨¢s de un rico e ilustrado cat¨¢logo de "clavos", el libro contiene un delicioso muestrario de formas de humor, del afilado al tierno, del sutil al concreto, del negro al acebrado. El t¨ªtulo y el esp¨ªritu de esta columna de celebraci¨®n de los libros, la primavera y el fin -en fin- de la guerra, los he sacado de esas p¨¢ginas.
El libro de Juan Bas recupera much¨ªsimos de los nombres de la resaca. Destacar¨¦ uno que me recuerda, por el lado triste, lo lejos que nos hemos acostumbrado a vivir de la sabidur¨ªa de nuestras propias lenguas; y que, por el alegre, me parece una definici¨®n perfecta del humor. En euskera una de las maneras de decir resaca es festondoa, el otro lado de la fiesta. Expresi¨®n que es iron¨ªa pura -qu¨¦ lejos vivimos de las ense?anzas de las lenguas, de su generosidad, su oportunidad de cambio, su amplitud de miras-, que le pone una cruz a cualquier cara y viceversa. El otro lado de la fiesta; o la fiesta de al lado.
El libro de Juan Bas me ha hecho re¨ªr. Se lo agradezco. La risa es "el otro lado" traducido al cuerpo. La alternativa, la oposici¨®n, la resistencia. La risa es una forma f¨¢cil y radical de revolucionar y revolucionarse. Por eso quiero acabar esta columna con dos chistes.
En el primero nos encontramos a Collin Powell afirmando rotundamente ante las Naciones Unidas que Irak posee armas de destrucci¨®n masiva. "?C¨®mo pueden ustedes estar tan seguros" -le pregunta alguien. "Porque -contesta- conservamos todos los recibos".
El segundo es una adaptaci¨®n de mi propia cosecha de un cl¨¢sico local. Se me ocurri¨® el otro d¨ªa al o¨ªrle decir al lehendakari que los socialistas y populares pretend¨ªan sacar a los nacionalistas de las instituciones -l¨¦ase, ganar las elecciones. Pod¨ªa hab¨¦rmelo tomado seriamente, y construirme una oposici¨®n en la cabeza con argumentos como "esos partidos no s¨®lo tienen el derecho sino la obligaci¨®n frente al electorado de proponerse como alternativa real". O recordando que los nacionalistas llevan veintitantos a?os en el poder sin relevo, y que no abundan los ejemplos -salvo los innombrables- de una fijeza semejante en "nuestro entorno". Pero en lugar de eso me re¨ª -influencia de Bas seguramente- y me acord¨¦ de este chiste que ahora adapto al encuentro de dos l¨ªderes nacionalistas despu¨¦s de un examen . Uno le pregunta al otro: "?A ti qu¨¦ te ha dado?". "A m¨ª infinito y ?a ti?". "Tambi¨¦n infinito". Siguen andando, pero no se han quedado tranquilos. "Oye -pregunta uno por fin- "Oye Sabih ...?no nos habr¨¢ dado poco?".
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