Ahora nos abrumar¨¢n con sus promesas
A fin de cuentas, tampoco les fue tan mal a los empresarios con los socialistas como para fingir ahora que nunca hicieron negocio con ellos, y lo mismo les convendr¨ªa callar hasta ver por d¨®nde resopla
En mano ajena
Parece que la neutralidad suiza, un negocio tan dependiente de las numerosas cuentas secretas de su industria bancaria, est¨¢ siendo acrecentada como lugar de acogida de ancianos con posibles que no deseando prolongar su vida en esta tierra acuden all¨ª a fin de que los liquiden dignamente. La Guardia Civil ha detectado un flujo infrecuente de viajeros espa?oles hacia ese pa¨ªs de alta monta?a, que en principio vinculaba con una amplia operaci¨®n de fuga de capitales, cuando en realidad se trataba de fuga de vidas. Cabe suponer que si alguien que desea morir se toma la molestia de tomar un tren o de embarcarse en un avi¨®n hacia su destino final est¨¢ en condiciones de morir por su propia mano, pero tambi¨¦n esa decisi¨®n suprema se delega en otros, desplazando hacia la medicina lo que deber¨ªa ser una consumaci¨®n aut¨®noma. A fin de cuentas, lo que administran es una sobredosis de barbit¨²ricos. A cambio de 150 francos suizos, eso s¨ª. Gastos de desplazamiento aparte.
La era iraquiana
Como nadie ha suministrado todav¨ªa una explicaci¨®n suficiente sobre la necesidad de arrasar Irak de una vez por todas, parece razonable suponer que se trata de una de esas demostraciones de matonismo destinadas a sugerir que en el futuro los agresores se reservan la opci¨®n de atacar donde y cuando les venga en gana. Sin armas de destrucci¨®n masiva, sin sombra siquiera de la que se presum¨ªa temible Guardia Republicana, con unos cuantos muyaidines apedreando los bombarderos de ¨²ltima generaci¨®n, no se entiende qu¨¦ peligro para la comunidad internacional constitu¨ªa el r¨¦gimen de Sadam Husein, ya que ha bastado con un mont¨®n de bombas para ponerlo pies en polvorosa. Si el r¨¦gimen de Bush, con la inestimable ayuda del de Aznar, pretende borrar de la faz de la tierra cualquier otro r¨¦gimen autoritario, no ser¨¢ faena lo que habr¨¢ de faltarle, y al cabo la pregunta ser¨¢ la misma: ?a santo de qu¨¦?
Preparados, listos, ya
El tono de los representantes del gobierno, tanto auton¨®mico como estatal, indica una feroz estrategia de campa?a que no es que no renunciar¨¢ as¨ª como as¨ª a los golpes bajos, sino que se basar¨¢ exclusivamente en ellos. Hay razones para sospechar que la democracia, en algunas de sus reglas b¨¢sicas, es para esta gente una argucia t¨¦cnica a la que conviene plegarse sin necesidad de creer demasiado en ella, pues de otro modo no se entienden las numerosas actuaciones que inciden en la frontera de su vulneraci¨®n. Uno no sabe si echarse a re¨ªr o a temblar cuando escucha al mism¨ªsimo pollo de Cartagena, de tan grande historial a sus espaldas, diciendo que los socialistas bordean la ilegalidad. Conviene insistir en que esta gente estuvo a punto de quebrar la estabilidad institucional para llegar al poder, y que es capaz de lo que sea con tal de no abandonarlo por las buenas.
'Lovely' Rita
Despu¨¦s de descalabrar la ciudad con una sa?a indigna de una conciudadana, la emprendedora alcaldesa de Valencia est¨¢ que se sale en v¨ªsperas electorales celebrando inauguraciones menores y prometiendo realizaciones de mayor enjundia si, como es de temer, resulta reelegida una vez m¨¢s. De aquel Consejo de Cultura que se sac¨® de la manga no quedan ni los restos, y lo mismo de ese c¨¦lebre Tercer Milenio que hizo la felicidad de un pu?ado de jubilados italianos. Ahora anuncia nada menos que un "centro de pensamiento", destinado a dise?ar la Valencia del futuro, que contar¨¢ con el concurso de "todos los representantes de la sociedad civil". Alguien deber¨ªa tomarle la palabra antes de que se pierda en el olvido y demandarle si considera incluidas a Acci¨® Cultural del Pais Valenci¨¤, Ca Revolta o las plataformas de los Salvem, por ejemplo, como representantes de amplios sectores de la sociedad civilizada.
Que dance Valencia
Abundan los buenos lectores, los expertos en artes pl¨¢sticas y los espectadores m¨¢s o menos especializados de cine, teatro o televisi¨®n que jam¨¢s han pisado un escenario donde se baile una coreograf¨ªa de danza de creaci¨®n contempor¨¢nea. Primero, porque aqu¨ª apenas si existe tradici¨®n consolidada de producci¨®n y exhibici¨®n, pero tambi¨¦n porque esa modalidad esc¨¦nica parece regodearse a menudo en un hermetismo mudo y muy end¨®geno s¨®lo al alcance de los muy enterados. Es una impresi¨®n falsa muchas veces, aunque hay que a?adir que los profesionales del sector no siempre se han esmerado por aclarar las cosas. La danza es lo m¨¢s f¨¢cil de comprender, aunque no siempre de entender. Un cuerpo que despliega su energ¨ªa mediante una sucesi¨®n de movimientos controlados es algo que alcanza muchas veces la perpleja emoci¨®n de lo perfecto.
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