Por la paz y el empleo
Dos grandes temas centran el Primero de Mayo en Catalu?a: la continuidad de las movilizaciones a favor de la paz y el final de una etapa econ¨®mica y un ciclo pol¨ªtico. La guerra ha acabado, pero no el conflicto, y mucho menos las razones que han llevado a la ciudadan¨ªa a ser el protagonista pol¨ªtico durante meses. Contin¨²a el drama de los pueblos de Irak, la inestabilidad aumenta y existe el riesgo cierto de que EEUU quiera repetir la operaci¨®n en otros pa¨ªses.
Es m¨¢s importante que nunca canalizar todo el potencial de las movilizaciones en un proyecto pol¨ªtico que vincule a la inmensa mayor¨ªa de los sectores sociales a favor de la cultura de la paz, basada en pol¨ªticas preventivas de los conflictos, el rechazo al uso indiscriminado de la fuerza y la utilizaci¨®n del di¨¢logo y la cooperaci¨®n. Construir esta alternativa pasa por el rechazo al unilateralismo militarista e integrista del Gobierno de EEUU; la apuesta por un orden internacional basado en la fuerza del derecho y no en el derecho a la fuerza, con unas Naciones Unidas necesariamente reformadas, que tengan como papel fundamental trabajar por la paz, y la potenciaci¨®n de los espacios multilaterales, especialmente en el terreno judicial, para evitar que s¨®lo comparezcan ante la Corte Penal Internacional los perdedores de las guerras. Y ahora que EEUU parece querer enterrar el atlantismo, incluida la OTAN, que tan buenos servicios le prest¨® en la guerra fr¨ªa, es el momento de apostar por una Europa social unida pol¨ªticamente, la vieja Europa de la raz¨®n, la libertad, la igualdad y la fraternidad, ¨²nicos valores occidentales y universales con los que los trabajadores y la ciudadan¨ªa europea se sienten identificados, lejos de los valores del fundamentalismo religioso con el que Bush justifica su imperialismo.
Pero para que exista paz en el mundo es imprescindible que exista justicia social, para que Europa desempe?e su papel es imprescindible que apueste por un modelo social alternativo a la globalizaci¨®n ultraliberal. Y ello significa romper con algunas pol¨ªticas hasta hoy impuestas como las ¨²nicas posibles.
En este contexto, Catalu?a vive, con Espa?a, el agotamiento de un modelo de competitividad basado en bajos salarios y desregulaci¨®n, una manera de entender la competitividad ineficiente en t¨¦rminos sociales y econ¨®micos y que tiene los d¨ªas contados ante el ingreso de 10 nuevos pa¨ªses en la UE. Aunque a nadie se le ocurre proponer p¨²blicamente que nuestras empresas compitan con las de los nuevos pa¨ªses bajando salarios, la realidad es que las estrategias empresariales y las pol¨ªticas p¨²blicas van por ese camino. Las propuestas de permanente desregulaci¨®n que recibimos los sindicatos, las pol¨ªticas salariales restrictivas, el mantenimiento de un modelo de precariedad que genera grandes externalidades en las personas -siniestralidad, inseguridad social- y tambi¨¦n en la sociedad -gastos de salud, impactos ecol¨®gicos- as¨ª lo confirman. Y lo reafirman las pol¨ªticas p¨²blicas, que, lejos de preocuparse por la mejora de la formaci¨®n del capital humano, de apostar por la innovaci¨®n, de invertir en infraestructuras, de facilitar la compatibilidad de la vida laboral y familiar -no con subvenciones o ayudas miserables, sino con servicios comunitarios a las personas-, de facilitar la movilidad con pol¨ªticas de vivienda y transporte colectivo, apuestan por que el mercado lo regule todo y por una pol¨ªtica fiscal incapaz de garantizar el Estado de bienestar y la eficiencia del tejido productivo.
?Qu¨¦ tienen en com¨²n las reivindicaciones de la paz y el empleo de calidad? Tienen un hilo conductor, el mismo que a mi entender tienen las impresionantes movilizaciones habidas en nuestro pa¨ªs en los dos ¨²ltimos a?os. La huelga general del 20-J contra la precariedad del decretazo; las manifestaciones por una nueva cultura del agua y en contra del PHN; las denuncias masivas contra las consecuencias de un modelo econ¨®mico desarrollista, en el que los beneficios a corto plazo ocasionan da?os ecol¨®gicos, econ¨®micos y sociales grav¨ªsimos, y las movilizaciones contra la guerra de Irak y el militarismo unilateralista de EEUU tienen en com¨²n el rechazo de amplios sectores de la ciudadan¨ªa al modelo socioecon¨®mico construido sobre la globalizaci¨®n ultraliberal, sin reglas y sin derechos.
Y tienen en com¨²n la exigencia de participaci¨®n, el rechazo a un modelo de democracia basado en el voto delegativo y en la mercadotecnia electoral, con ofertas demasiadas veces indistintas.
Por eso alguien ha dicho estos d¨ªas con acierto que es el momento de la pol¨ªtica y no s¨®lo el de las elecciones. La pol¨ªtica que han llevado a la calle los manifestantes debe encontrar su articulaci¨®n en un proyecto social alternativo. Y creo que los trabajadores quieren algo m¨¢s que un cambio de gobierno y de personas. Se han movilizado y han exigido un cambio de pol¨ªticas y un cambio en el modelo de empresa. Ahora que el ¨²nico mundo posible del pensamiento ¨²nico parece que comienza a flaquear, es el momento de hacer evidente que las pol¨ªticas no son indistintas. La ciudadan¨ªa ha hecho visible que otro mundo es posible. Ahora le corresponde a la pol¨ªtica, la pol¨ªtica con may¨²sculas, hacerlo viable.
Joan Coscubiela i Conesa es secretario general de CC OO de Catalu?a.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.