Estrategia de la lechera
Se produzca o no la disoluci¨®n del grupo parlamentario de la ilegalizada Batasuna, sus diputados en el Parlamento vasco mantendr¨¢n su capacidad para dar o quitar al Gobierno de Ibarretxe la mayor¨ªa absoluta que necesita para poner en marcha su reforma del Estatuto en clave soberanista. Si no hay alg¨²n acuerdo para que al menos dos de los seis diputados (el s¨¦ptimo, Josu Ternera, est¨¢ huido) respalden la propuesta del lehendakari, ¨¦ste tendr¨¢ que desistir. O convocar elecciones anticipadas.
El respaldo de Batasuna no es impensable. Seg¨²n el Euskobar¨®metro de noviembre, el electorado de Batasuna apoya la oportunidad del plan de Ibarretxe en mayor medida (71%) que el de PNV-EA (53%). Ya en v¨ªsperas de las ¨²ltimas auton¨®micas, la posibilidad de que Ibarretxe perdiera la mayor¨ªa era vista con m¨¢s temor por los votantes de Batasuna (79%) que por los del PNV (67%), seg¨²n un sondeo de EL PA?S (6-V-2001). Tal vez la seguridad con que el lehendakari dijo en su discurso de Aberri Eguna que seguir¨ªa adelante pese a no contar con mayor¨ªa en la C¨¢mara vasca se deba a que espera lograr alg¨²n acuerdo bajo cuerda con los de Otegi; pero parece m¨¢s probable que ¨¦stos se atengan a lo que viene diciendo ETA y rechacen el plan (o se abstengan), con lo que Ibarretxe no alcanzar¨ªa una mayor¨ªa suficiente.
Una alternativa a su alcance ser¨ªa la convocatoria de elecciones anticipadas, con su plan como programa. Lo har¨¢ si le va bien en las municipales y forales del 25 de mayo. Ese d¨ªa se comprobar¨¢ si es capaz de seguir absorbiendo los votos de Batasuna. Esta formaci¨®n obtuvo en las locales de 1999, celebradas durante la tregua, cerca de 70.000 votos m¨¢s que en las anteriores. Lo l¨®gico ser¨ªa que, como ocurri¨® en las auton¨®micas, la mayor¨ªa de esos votos fueran ahora al nacionalismo instalado, con independencia de que finalmente haya o no candidaturas herederas de Batasuna. Ibarretxe cuenta con esa reserva para compensar por el costado radical los votos que pueda perder por el moderado.
Seg¨²n un estudio de Ignacio S¨¢nchez Cuenca (EL PA?S, 19-IV-2002) bastar¨ªa con que uno de cada cuatro votantes de Batasuna en las anteriores auton¨®micas apoyara a PNV-EA -absteni¨¦ndose o votando nulo el resto- para que esa coalici¨®n, que ahora tiene 33 esca?os, alcanzara los 38 que marcan la mayor¨ªa absoluta. Si lo lograse, Ibarretxe podr¨ªa hacer aprobar su plan sin contar con Batasuna, e incluso sin IU. El nacionalismo en su conjunto tendr¨ªa menos esca?os, pero distribuidos de manera m¨¢s favorable para Ibarretxe.
Si superara esa prueba, la siguiente ser¨ªa la aprobaci¨®n de su plan por las Cortes, seg¨²n establece el procedimiento de reforma del Estatuto. Ibarretxe ha insinuado que ser¨ªa inimaginable que el Parlamento espa?ol se negase a convalidar algo aprobado por la mayor¨ªa vasca. Sin embargo, lo inimaginable ser¨ªa que PP y Partido Socialista refrendaran un proyecto soberanista. La exigencia de ratificaci¨®n, y tambi¨¦n por mayor¨ªa absoluta, es coherente con la l¨®gica del Estado auton¨®mico. Supone una invitaci¨®n a la negociaci¨®n con los partidos mayoritarios para alcanzar un consenso no inferior al del Estatuto de Gernika, y una garant¨ªa frente a iniciativas unilaterales que comprometan la estabilidad del sistema.
Es posible que la consulta de Ibarretxe "en ausencia de violencia" est¨¦ pensada para ese momento. El refer¨¦ndum no se presentar¨ªa como de autodeterminaci¨®n para la independencia, sino como una apelaci¨®n directa a la poblaci¨®n para resolver el conflicto entre dos legitimidades contrapuestas, la del Parlamento vasco y la de las Cortes espa?olas. Que la consulta no fuera legal ser¨ªa secundario a los ojos de sus promotores. Su legitimidad se har¨ªa depender de la necesidad de desbloquear una situaci¨®n sin salida. Adem¨¢s, ?qui¨¦n podr¨ªa oponerse a una estrategia que vac¨ªa de apoyos a ETA? Sin que nada fundamental hubiera cambiado en la sociedad, incluyendo el respaldo a opciones constitucionalistas de casi la mitad de la poblaci¨®n, podr¨ªa producirse la ruptura con la legalidad espa?ola y el estallido (desde dentro) de las instituciones vascas.
Hasta aqu¨ª el cuento de la lechera. Para que se haga realidad se requiere una condici¨®n m¨¢s: que los partidos que representan a la mitad no nacionalista de la poblaci¨®n sigan m¨¢s preocupados por ganar terreno en la disputa entre ellos que por disputar la mayor¨ªa a Ibarretxe.
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