Aqu¨ª hay monstruos
Es verdaderamente interesante esta primera novela de Cela Conde. Creo que se percibe en ella una minuciosa atenci¨®n por los detalles por parte del autor que tambi¨¦n ha meditado largamente el sentido general que quer¨ªa darle y aunque el desenlace es algo decepcionante, el lector ha podido disfrutar con el transcurrir de la peripecia. Cela Conde ha buscado cimentar su obra en principios decididamente realistas. En primer lugar la sit¨²a en un paisaje que conoce bien y en unos a?os muy bien definidos, los inmediatos al fin de la Guerra Civil, ¨¦poca de m¨¢xima represi¨®n pol¨ªtica, e integra en ella los acontecimientos de la guerra europea para que funcionen como un tel¨®n de fondo que ayuda a crear el clima adecuado, como sucede al final con la noticia del desembarco en Normand¨ªa. En segundo lugar, hay un cuidado especial en la presentaci¨®n del paisaje, un caser¨®n en la playa, un peque?o poblado de pescadores cerca de Andratx y una alta isla "hecha de pe?as en medio del agua" con un enorme acantilado, una isla cuyo nombre el ni?o protagonista no oye y es para siempre la isla sin nombre. A ello hay que a?adir la prolija y veros¨ªmil descripci¨®n de las tareas propias de los pescadores y de los temporales marinos, as¨ª como un atractivo inventario de los nombres de los peces y los vientos con el sabor propio del catal¨¢n de Mallorca.
COMO BESTIA QUE DUERME
Camilo Jos¨¦ Cela Conde
Alianza. Madrid, 2003
284 p¨¢ginas. 18 euros
Para completar el cuadro, los
personajes principales pertenecen con propiedad a esa realidad: los dos primos, ni?os que descubrir¨¢n la maldad del mundo adulto, el padre estricto, capitoste del r¨¦gimen, y su lugarteniente Santos, el m¨¢s equ¨ªvoco de todos con su servilismo hacia el jefe y su euforia cuando se entrega con pasi¨®n a dibujar. El pescador Sion es un personaje m¨¢s t¨®pico, pero fundamental en la trama porque aporta las referencias m¨ªticas del pasado que intensificar¨¢n el drama.
Este plano m¨ªtico, ominoso y amenazador se superpone al bien ajustado plano real desde el principio. La isla sin nombre que tiene forma de drag¨®n al acecho y es refugio de monstruos marinos es la met¨¢fora de una opresi¨®n mental y f¨ªsica, el mundo maligno que perciben los ni?os. Otros elementos contribuyen a crear esa atm¨®sfera: una foto en la que quiz¨¢ se advierta un monstruo marino, una morena con un diente mellado, que como Moby Dick es una imagen del mal o el mismo demonio Belceb¨², la expresi¨®n parad¨®jica "matar la muerte" o el sugerente uso del verbo "resoplar" que remite otra vez a la novela de Melville.
Pero Cela Conde, que funde en el texto varias voces narrativas, ¨²nica manera de proporcionar los matices adecuados en cada momento, advierte que esas met¨¢foras del mal que son los monstruos marinos se compaginan con los males m¨¢s terrenales y efectivos del asesinato, la delaci¨®n y la traici¨®n, propios de la opresi¨®n pol¨ªtica.
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