Una primavera de 26 orqu¨ªdeas
Reserva dello Zingaro, jard¨ªn bot¨¢nico en una pen¨ªnsula de Sicilia
Cuenta Durrell, en su Carrusel
siciliano, que un compa?ero de viaje le propuso un trato: "Si me deja a m¨ª Sicilia, le regalo todo el Mediterr¨¢neo". Deb¨ªa saber que all¨ª los r¨ªos de lava han vuelto el mar m¨¢s salado y el vino m¨¢s ¨¢spero. En esta isla, casi siempre ocupada por forasteros, cada invasor dej¨® su rastro. Ah¨ª est¨¢n los templos griegos enteros; los mosaicos romanos intactos; las catedrales mestizas construidas por normandos, ¨¢rabes y bizantinos. Ulises, D¨¦dalo, Minos, Eneas y los Gigantes siguen por ah¨ª danzando, pero la memoria de Sicilia est¨¢ hecha de algarrobos, olivos y tomateras. Al fin y al cabo, las mejores historias hablan de los ciclos de la tierra.
En una esquina de este concentrado mediterr¨¢neo hay una pen¨ªnsula tapizada de palma verde y circundada de azul marino. Cada primavera brotan 26 clases de orqu¨ªdeas entre milanos reales, halcones y puercoespines. Es la Reserva dello Zingaro, una garriga de palma enana declarada parque natural hace 20 a?os. Est¨¢ en el extremo noroeste de la isla, en un promontorio abrupto cuyos v¨¦rtices son Castellammare del Golfo al este, San Vito lo Capo al norte, y al oeste, Erice, agarrada al cogote del monte San Giuliano. Cualquiera de los tres pueblos es un excelente punto de partida para explorar el tri¨¢ngulo de monta?as despe?adas sobre el mar.
Castellammare del Golfo fue puerto de Segesta y Erice en tiempos griegos, plaza fuerte para los ¨¢rabes y feudo aragon¨¦s con la dominaci¨®n espa?ola. El sol y la humedad hacen que todo huela con fuerza: la fruta en la calle, los hombres, el mar, el incienso en las iglesias. En el puerto, los pescadores llegan por la ma?ana y salen del barco con una caja en las manos repleta de peces vivos. Enseguida se forma un corro de hombres alrededor que comenta la faena en un dialecto empapado de africano. Regatean, compran... En cualquier esquina se improvisa un mercado con cestos de berenjenas y tomates entre flores de calabac¨ªn y cebollas rosas. Los carromatos hacen las veces de puestos ambulantes abarrotados de sand¨ªas.
Entrada a la reserva
Por la carretera SS-187 se llega a Scopello, entrada de la reserva, entre higueras fragantes y campos amarillos manchados de hibiscus y buganvillas. La antigua atunera, una de las muchas que salpican la costa, data de 1200. La Reserva dello Zingaro es la primera de la isla y fue literalmente arrancada por la voluntad popular a las autoridades: en 1981, una cadena humana de 6.000 personas logr¨® detener una carretera que la iba a cruzar. El resultado es un pedazo de tierra f¨¦rtil que cae a pico sobre el mar. De vez en cuando la monta?a abre una hendidura que deja entrar el agua en las exiguas calas. La de la Tonnarella dell'Uzzo dista 10 minutos a pie de la salida de la reserva. Las 1.600 hect¨¢reas de parque est¨¢n atravesadas por senderos, lugares para descansar y refugios donde pernoctar. El ¨²nico imperativo para dormir a la sombra de los fresnos es respetar tierra, mar y cielo.
Una vez explorada la reserva, San Vito lo Capo espera a las faldas del monte Monaco (532 metros), que se adentra en el mar por el norte. Desde el promontorio aparecen los dos golfos, el de Castellammare y el de Cofano. Abajo, una playa de arena blanca es el orgullo local. El puerto natural lo usaron romanos, ¨¢rabes y espa?oles para huir de tempestades, y en ¨¦l las barcas llegan rebosantes de mero, sargo, lubina y dorada. Los fondos submarinos est¨¢n repletos de tesoros para los buceadores, y las calles, plagadas de restaurantes con platos marinos.
Por el flanco oeste, Erice abarca la Sicilia occidental de un vistazo. El promontorio rocoso sobresale como un pulgar de piedra con el castillo en alto, sobre las ruinas del templo de Venus Erycina. A la entrada, la Chiesa Matrice. Ciudad encantada, pero tambi¨¦n terror¨ªfica, cuando la niebla espesa la disimula en la oscuridad. Dulce como sus pasteles de almendra y temible como los dominios de Pers¨¦fone. Sicilia, como su diosa, siempre est¨¢ entre la pr¨®diga primavera y la oscura ¨¦poca de la siembra.
![Un rinc¨®n del mercado de frutas, verduras y flores de Castellammare del Golfo, uno de los pueblos sicilianos pr¨®ximos a la Reserva dello Zingaro.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/2EFSJN4BO7A3KJA4XVQBA7QXVM.jpg?auth=fde1598df6b348f24672ead6228bdfebd53d2c57c612f356c91322998eae42f6&width=414)
GU?A PR?CTICA
Dormir
- Hotel Al Madarig (0039 09 24 33 53 3).
Piazza Petrolo, 7. Castellammare del Golfo. La doble con desayuno, 90.
- La Tavernetta (0039 09 24 54 11 29).
Via A. Diaz, 3. Scopello. La doble, 65.
Comer
- La Cambusa (0039 092 43 01 55). Marina di Castellammare del Golfo. Buen pescado y caponata. Unos 15.
- Monte S.
Giuliano (0039 09 23 86 95 95). Vicolo San Rocco, 7. Erice. 25.
- Gna'Sara (0039 0923 97 21 00). Via Duca degli Abruzzi, 8. San Vito lo Capo. Alrededor de 15 euros.
Tres caminos se?alizados
- El primero, de seis kil¨®metros, de Scopello a la Tonnarella dell'Uzzo (dos horas y media), recorre la costa y es el m¨¢s sencillo. El segundo, de 20 km (unas nueve horas), parte y termina en Scopello y zigzaguea entre costa y cumbres. El tercero, para los m¨¢s deportistas, atraviesa toda la reserva.
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