El gigante enfermo
La neumon¨ªa asi¨¢tica ha sacudido las estructuras pol¨ªticas de China.
He venido a afrontar la realidad y el mundo. Me pesa el coraz¨®n. Por favor, tengan fe en el Gobierno y el pueblo chino". La frase, pronunciada por Wen Jiabao, el pasado martes en Bangkok, en el que ha sido su primer viaje al extranjero como primer ministro, revela hasta qu¨¦ punto la crisis provocada por la epidemia de neumon¨ªa asi¨¢tica ha sacudido la estructura social, pol¨ªtica y econ¨®mica, y ha minado la credibilidad del pa¨ªs. La dijo ante la prensa con ocasi¨®n de la cumbre de emergencia de l¨ªderes de la ASEAN (Asociaci¨®n de Naciones del Sureste Asi¨¢tico) convocada para tratar sobre la epidemia, en la que participaron tambi¨¦n China y Hong Kong. Pretend¨ªa con ella responder a las acusaciones que le han llegado de todo el mundo por el secretismo con que Pek¨ªn ha abordado la enfermedad desde que surgi¨® en la provincia de Guangdong.
Cuando en noviembre se detect¨® el primer caso de neumon¨ªa, China volaba hacia la modernidad y el futuro del nuevo equipo dirigente era prometedor
Cuando el pasado noviembre detect¨® el primer caso de lo que m¨¢s tarde se llamar¨ªa s¨ªndrome respiratorio agudo grave (SARS), China finalizaba uno de los congresos del partido comunista m¨¢s tranquilos de su historia; ha hecho el n¨²mero XVI.
Nada de purgas, nada de asesinatos, sino una transici¨®n ordenada, resultado de un medido equilibrio de fuerzas dentro del partido, que llevar¨ªa a ampliar el Comit¨¦ Permanente del Bur¨® Pol¨ªtico del Comit¨¦ Central, el m¨¢ximo ¨®rgano de poder del pa¨ªs, de siete a nueve miembros.
Hu Jintao, designado por Deng Xiaoping sucesor de Jiang Zemin en 1992, llegaba a la secretar¨ªa general del partido y cuatro meses despu¨¦s lo har¨ªa a la presidencia del pa¨ªs.
La m¨¢quina del PIB china rodaba a una velocidad de crecimiento del 8% para 2002 y un 7% previsto para 2003. Pese a que los retos estaban ah¨ª -proseguir la liberalizaci¨®n de la econom¨ªa, hacer frente al desempleo y la corrupci¨®n, disminuir la brecha creciente entre ricos y pobres, entre el campo y la ciudad y entre las ciudades costeras y el interior-, el futuro se presentaba prometedor para el nuevo equipo dirigente. China volaba hacia la modernidad. Y como muestra de este ansia de ocupar un lugar de prestigio en el mundo, lanzar¨ªa una misi¨®n tripulada al espacio antes de finales de este a?o. ?Qu¨¦ mejor forma de ganar prestigio ante el mundo que formar parte del selecto grupo de los que han contemplado la Tierra desde el infinito? ?No era el emperador el Hijo del Cielo?
Y lleg¨® el coronavirus. Durante los primeros meses de la crisis, Pek¨ªn se refugi¨® en la ocultaci¨®n y la censura informativa debido al desconocimiento que exist¨ªa sobre esta nueva enfermedad y, principalmente, al intento de las autoridades de mantener la estabilidad social. Los l¨ªderes del partido hab¨ªan cambiado en noviembre, pero el Gobierno segu¨ªa siendo el mismo. No habr¨ªa relevo hasta que se celebrase la X Asamblea Popular Nacional. ?sta tuvo lugar entre el 5 y el 18 de marzo. Jiang Zemin cedi¨® la presidencia del pa¨ªs a Hu Jintao, y Wen Jiabao fue nombrado primer ministro en sustituci¨®n de Zhu Rongji. Mientras tanto, la neumon¨ªa se extend¨ªa por el pa¨ªs, principalmente en Guangdong y Pek¨ªn, infectando no s¨®lo a la poblaci¨®n, sino tambi¨¦n la econom¨ªa.
Hong Kong, con su r¨¦gimen independiente de "un pa¨ªs, dos sistemas", acordado tras salir del paraguas del Reino Unido en 1997, batallaba a conciencia y con transparencia con el virus, que hab¨ªa llegado en febrero procedente de la vecina Guangdong. Era otra historia.
Durante semanas, el Ministerio de Sanidad chino, con Zhang Wenkang a la cabeza, asegur¨® que la situaci¨®n estaba controlada, y que el n¨²mero de 305 infectados y cinco fallecidos anunciados en febrero en Guangdong permanec¨ªa estable.
El 16 de abril, la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) pone el dedo en la llaga. "Ha habido casos de SARS de los que no han informado oficialmente, de esto no hay duda. Los militares parecen tener su propio sistema, que no est¨¢ conectado actualmente con el municipal", dice Wolfgang Preiser, uno de los expertos de la OMS que investigan en China la epidemia. "De acuerdo con la ley china, los militares no informan a las autoridades civiles", a?ade Henk Bekedam, director de la organizaci¨®n en Pek¨ªn. Y anuncia que en la capital hay m¨¢s de 200 infectados, frente a los 37, m¨¢s cuatro fallecidos, que se han anunciado de forma oficial. China oculta la verdad. La compleja organizaci¨®n gubernamental de la ciudad sale a la luz. Pocos d¨ªas antes, Ma Xiaowei, viceministro de Sanidad, hab¨ªa acusado a algunos m¨¦dicos locales que hab¨ªan denunciado la grave situaci¨®n existente de no estar debidamente informados.
El 17 abril, al d¨ªa siguiente de las declaraciones de la OMS, el Comit¨¦ Permanente del Bur¨® Pol¨ªtico, ¨®rgano compuesto por nueve miembros, se re¨²ne por primera vez para afrontar la crisis y -acosado por las cr¨ªticas internacionales, la propagaci¨®n de la neumon¨ªa at¨ªpica y las consecuencias econ¨®micas- decide sacudir las pesadas estructuras gubernamentales y afrontar un problema que se le est¨¢ yendo de las manos y amenaza con crear la inestabilidad que tanto teme. El sistema pol¨ªtico chino recibe una descarga y declara prioritaria la lucha contra la neumon¨ªa.
Destituciones
D¨ªas despu¨¦s, Zhang Wenkang, ministro de Sanidad, y Meng Xuenong, alcalde de Pek¨ªn, pierden sus cargos en el partido y acto seguido son destituidos de sus puestos gubernamentales por incompetencia. La viceprimera ministra Wu Yi, conocida como la Dama de
Hierro, asume la cartera de Sanidad y lanza un ataque frontal contra el coronavirus, responsable de la infecci¨®n.
No es la ¨²nica dimisi¨®n, oficiales de varias provincias corren la misma suerte. En Changsha, en la provincia central de Hunan, son despedidos el director y el secretario del partido del centro de prevenci¨®n y control de enfermedades. En Mongolia Interior les ocurre lo mismo a nueve funcionarios que abandonaron su trabajo para ir al m¨¦dico en Pek¨ªn porque sospechaban que se hab¨ªan contagiado con el virus.
El ej¨¦rcito comienza, por fin, a suministrar datos sobre el n¨²mero de afectados en sus hospitales. Al fin y al cabo, Hu Jintao es vicepresidente de la Comisi¨®n Militar Central, cuya presidencia se ha reservado Jiang Zemin en la X Asamblea Popular Nacional. El veterano dirigente sigue manteniendo las riendas del poder desde su atalaya militar, como tambi¨¦n hiciera Deng Xiaoping.
Seg¨²n reconoci¨® m¨¢s tarde Gao Qiang, viceministro de Sanidad, cuando el Gobierno decidi¨® emprender la v¨ªa de la transparencia, los pacientes estaban internados en m¨¢s de 70 hospitales pertenecientes a diferentes ¨®rganos de poder y la comunicaci¨®n entre unos y otros no hab¨ªa circulado.
En Pek¨ªn hay 175 hospitales de segundo o mayor grado. De ellos, 131 son de nivel municipal, de distrito y de condado; 14 pertenecen al Ministerio de Sanidad y al Ministerio de Educaci¨®n, 16 son dirigidos por el Ej¨¦rcito y las Fuerzas Armadas, y 14 pertenecen a varias empresas. La gesti¨®n de la informaci¨®n, seg¨²n Gao, fue un caos, impulsado por la falta de preparaci¨®n del ministerio para hacer frente a situaciones de emergencia como la que se hab¨ªa producido. "Uno de los problemas ha sido el grado de descentralizaci¨®n que tiene China en materia sanitaria", dicen fuentes diplom¨¢ticas europeas, "unos hospitales son municipales, otros provinciales, otros de empresas". "El problema es que China sigue siendo un pa¨ªs en v¨ªas de desarrollo, con sectores muy atrasados como la Sanidad", dice un observador pol¨ªtico.
La fulminante destituci¨®n del ministro y el alcalde acerca Pek¨ªn a Occidente. Sorprende dentro y fuera de China por su dureza. Varios dirigentes del Gobierno piden disculpas. Pero la credibilidad del pa¨ªs ya est¨¢ herida. Muchos chinos de la creciente clase media no creen a sus dirigentes, pero tampoco les creen las miles de empresas occidentales que el a?o pasado invirtieron m¨¢s de 50.000 millones de d¨®lares en el pa¨ªs.
El estallido de la crisis somete a prueba a un Gobierno que lleva poco m¨¢s de un mes en el poder y que tiene que responder al peor da?o que se ha hecho a la imagen del pa¨ªs desde las manifestaciones y la matanza de Tiananmen en 1989.
Pero lo ocurrido no sorprende a los conocedores de los arcanos del Imperio del Centro. "La clave del sistema de respuesta de emergencia chino siempre ha sido ocultar la informaci¨®n", escribi¨® recientemente en un art¨ªculo Bao Tong, antiguo miembro del Bur¨® Pol¨ªtico, purgado por apoyar las protestas de Tiananmen, y que se encuentra en arresto domiciliario. "Tan pronto ocurre algo, el primer paso que dan el partido y el Gobierno es sopesar lo que se puede hacer para mantenerlo en secreto". Y esto ocurre a todos los niveles, desde el municipal hasta el provincial.
De ah¨ª las amenazas del primer ministro, Wen Jiabao, de "castigar severamente" a quienes oculten o pongan trabas a la recogida de informaci¨®n sobre la neumon¨ªa asi¨¢tica, como resultado de la reuni¨®n mantenida por el Comit¨¦ Permanente del Bur¨® Pol¨ªtico.
"Si Hu Jintao puede vencer la epidemia de SARS, la gente se unir¨¢ a ¨¦l y su autoridad pol¨ªtica saldr¨¢ reforzada", ha declarado Bao a AFP. "Por este lado, esto es un buen asunto para Hu porque tiene que ver con la salud de la gente y en esta cuesti¨®n nadie se atrever¨¢ a oponerse a ¨¦l".
Para algunos observadores es poco probable que Hu se?ale con el dedo a aquellos aliados de Jiang Zemin que han ocultado la crisis. Aseguran tambi¨¦n que lo que es una buena oportunidad para reforzar su talla pol¨ªtica frente a Jiang, tambi¨¦n puede ser su condena si no logra salir airoso. "Hu Jintao est¨¢ frente a un sistema en el que todas las noticias y toda la informaci¨®n pertenecen al partido. Si puede desembarazarse de este sistema, se convertir¨¢ en su propio pol¨ªtico; si no, se convertir¨¢ en un esclavo del sistema", dice Bao.
Tampoco ha pasado desapercibido el bajo perfil adoptado por Jiang Zemin respecto a la epidemia, que estall¨® durante su mandato. Jiang ha recibido cr¨ªticas por haberse ausentado de Pek¨ªn para ir a Shanghai, donde tiene una residencia, en lugar de mostrar su apoyo a los afectados en la capital.
Una muestra de las dificultades a las que se enfrenta Pek¨ªn en la lucha contra la epidemia a lo largo y ancho de este inmenso pa¨ªs, son las barreras y controles que han establecido algunos municipios y provincias para impedir el paso de veh¨ªculos de transporte procedentes de las zonas afectadas, o la existencia de hospitales que han rechazado a enfermos o sospechosos de padecer el SARS. Los ministerios de Comunicaci¨®n y de Sanidad se han visto obligados a prohibir tajantemente estas pr¨¢cticas, bajo amenaza de acciones legales y severos castigos.
Lecciones de la crisis
Esta actitud de las autoridades locales es un reflejo de la compleja estructura jer¨¢rquica de un pa¨ªs donde una cosa son las ¨®rdenes que se dan en Pek¨ªn y otra c¨®mo descienden por la cadena de mando. Un problema que reconoce el propio Gobierno. "La ocultaci¨®n es m¨¢s terror¨ªfica que la propia epidemia", titul¨® el Diario de la Estrella de Pek¨ªn cuando se abri¨® la veda informativa.
Seg¨²n algunos analistas, si no hubiera sido por la presi¨®n internacional, China no habr¨ªa abierto la caja de Pandora. Pero China ya no es lo que era; es ella misma y sus circunstancias internacionales. As¨ª que los dirigentes destaparon la caja y dejaron salir todos los males.
"Han visto el error que han cometido, que van a pagar en puntos del PIB. Pero pienso que van a sacar conclusiones de largo alcance. No se van a olvidar de los defectos del sistema pol¨ªtico y ver¨¢n que hay que cambiar algunas cosas", dice un diplom¨¢tico occidental.
Los economistas han advertido que la neumon¨ªa puede costarle hasta 1,5 puntos de crecimiento, debido a la ca¨ªda del turismo y la ralentizaci¨®n de la actividad econ¨®mica. China reconoce que un crecimiento inferior al 7% le impedir¨¢ absorber la mano de obra procedente de los millones de empresas en reestructuraci¨®n y le crear¨¢ problemas.
La entrada en la OMC a finales de 2001 no s¨®lo ha internacionalizado su econom¨ªa, sino tambi¨¦n las emergencias como la actual. En un mundo cada vez m¨¢s interconectado, los virus viajan tan r¨¢pido o m¨¢s que las mercanc¨ªas en las bodegas de los aviones.
Algunos polit¨®logos como Wu Guoguang, de la Universidad China de Hong Kong, aseguran que esta crisis puede conducir a quienes realizaban negocios regularmente con China a mirar de forma m¨¢s realista el pa¨ªs.
De momento, seg¨²n Henk Bekedam, director de la OMS en China, el sistema sanitario se ver¨¢ beneficiado. "Ahora no est¨¢ preparado para hacer frente al SARS porque durante 20 a?os ha recibido pocos fondos. Pero si trabajan en serio, en tres o cuatro a?os estar¨¢n listos".
Porque para el Gobierno chino, seg¨²n los analistas pol¨ªticos consultados, ¨¦sta puede ser una buena oportunidad, y de ella puede salir reforzado. "El cambio de actitud de Hu Jintao y Wen Jiabao es muy interesante. Se enfrentan a algo completamente distinto, a una nueva era, al fin de una transici¨®n", dice uno. "Las implicaciones de esto son enormes. El SARS puede hacer que se precipiten una serie de reformas pol¨ªticas importantes, que se incremente la transparencia. No es que lo quieran, sino que est¨¢n abocados a hacerlo para seguir adelante".
Como aseguran algunas fuentes diplom¨¢ticas, "igual que comprendieron que es necesario que funcione el Estado de derecho para que funcione la econom¨ªa, ahora han visto que la libertad de prensa podr¨ªa haber ayudado a resolver el problema. Seguro que alguien est¨¢ reflexionando. Esta crisis ha dado argumentos poderosos a aquellos partidarios de una l¨ªnea m¨¢s abierta dentro del partido".
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