De Europa a Asia
El siglo XX marc¨® el ascenso de EE UU a potencia europea y potencia extremo oriental, al instalarse militarmente en estas zonas, frentes de la guerra fr¨ªa. El comienzo del siglo XXI est¨¢ viendo a EE UU convertirse en potencia en Asia Central, con la din¨¢mica que puso en marcha el 11-S y la consiguiente guerra de Afganist¨¢n, y despu¨¦s la guerra de Irak. Es un cambio de enorme magnitud para EE UU, y para la regi¨®n que divisa el general Tommy Franks desde su Mando Central (CENTCOM).
Ha estado muy presente en Oriente Pr¨®ximo, pero Asia Central es una regi¨®n relativamente nueva para EE UU, aunque en ella librar¨¢, con fuerzas especiales y combatientes interpuestos, una guerra contra la invasi¨®n sovi¨¦tica de Afganist¨¢n que fue decisiva en el derrumbamiento de la URSS y para los lodos que vinieron despu¨¦s, incluido el 11-S. El caso es que en menos de dos a?os, EE UU se ha instalado en esta regi¨®n, con bases que van desde Kabul a Irak, pasando por Tayikist¨¢n, Kirguist¨¢n, Uzbekist¨¢n -concen-traci¨®n de reg¨ªmenes dictatoriales y corruptos- y varios pa¨ªses del Golfo, aunque se retira militarmente de Arabia Saud¨ª, una victoria para Osama Bin Laden.
A la vez, puede haber un deslizamiento de la presencia militar de EE UU en Europa Occidental, hacia la Oriental, a pa¨ªses como Polonia o Rumania (aunque Espa?a se ha convertido en base esencial para su estrategia mediooriental y centroasi¨¢tica). Europa est¨¢, b¨¢sicamente, pacificada. Las preocupaciones se tornan ahora hacia el C¨¢ucaso -la presencia de tropas de EE UU en el paso de Pankisi en Georgia as¨ª lo atestigua- y Asia Central, ricas en petr¨®leo, pues el cambio puede traducirse en oleoductos, incluso de Irak a Israel, y pesar en la lucha contra el narcotr¨¢fico. El Mediterr¨¢neo, y las bases en Espa?a, cobran mayor importancia en esta estrategia.
Como se?alara George Friedman, la guerra del Golfo de 1991 fue para restablecer el statuto quo ante. Esta guerra de Irak ha sido para cambiarlo. Europeos, brit¨¢nicos y franceses, tuvieron su ocasi¨®n de implantar a principios del siglo pasado esa "paz para acabar con todas las paces", como la defini¨® David Fromkin. ?Quiere EE UU imponer esa Pax Americana que ser¨ªa una "paz a trav¨¦s de la fuerza", como propone el New American Century, think tank de ideas y personas radicales, pero centrales en la Administraci¨®n de Bush? ?Frente a qu¨¦ enemigo? Pues EE UU siempre se ha hecho frente a un enemigo, como bien puso de relieve Huntington: los ingleses, los espa?oles, los alemanes y japoneses, los rusos, y qui¨¦n sabe si en un futuro los chinos. Pues hoy el enemigo que aparece es el islamismo radical, aunque al combatirlo con las armas puede contribuir a alimentarlo, una mala soluci¨®n que puede agudizar el problema.
EE UU dispone ahora de bases desde las que lanzar operaciones antiterroristas y de otro tipo en buena parte del mundo isl¨¢mico. A corto y medio plazo, la conquista de Irak proporciona una base desde la que dominar toda la zona, como con un cors¨¦. Los efectos se dejan ya notar. En estos meses EE UU ha pasado a controlar la espina dorsal conflictiva del mundo de Filipinas (a donde ha regresado) hasta Jaffa. Y m¨¢s all¨¢, pues tienen una mayor o menor presencia militar en 130 pa¨ªses, incluida ?frica, cuyo petr¨®leo cuenta m¨¢s.
Salvo que las reemplace una reinventada OTAN, ser¨¢ dif¨ªcil que las tropas estadounidenses salgan de Irak antes de una d¨¦cada, dadas las dificultades de estabilizar un pa¨ªs tan complejo. En Bosnia, la presencia dura desde hace ocho a?os. El inesperado, y subestimado por Washington renacer chi¨ª puede augurar que el cuerpo social iraqu¨ª acabar¨¢ rechazando a los ocupantes que les libraron de Sadam. Los kurdos buscan su propia liberaci¨®n. No ser¨ªa la primera vez en la historia en que unos ingratos liberados no quieren sentirse ocupados. Y si EE UU se acaba cansando, el gran vencedor a largo plazo en la zona ser¨¢ Ir¨¢n, otra obsesi¨®n de la Administraci¨®n de Bush.
aortega@elpais.es
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