Otra pol¨ªtica es imprescindible
Que nadie se llame a enga?o: despu¨¦s de la invasi¨®n de Irak, ya nada ser¨¢ igual que antes. Despu¨¦s de una guerra ilegal, injusta e inmoral como ¨¦sta, que ha causado y causa multitudinarias manifestaciones en su contra casi en todo el mundo, ya nada podr¨¢ seguir siendo igual que antes. En especial, claro est¨¢, en el mundo de la pol¨ªtica. Inesperadamente para muchos, ha aparecido con fuerza una nueva conciencia c¨ªvica, surgida casi siempre desde la misma ciudadan¨ªa como un impulso ¨¦tico muy profundo, sintetizado de forma ejemplar en el lema "no en nuestro nombre". Se trata, sin duda alguna, de mucho m¨¢s que un gran movimiento de protesta contra esta guerra en concreto, aunque su explosi¨®n mundial se haya producido con este motivo concreto.
La explosi¨®n c¨ªvica se revela contra los que pensaban que viv¨ªan en el mejor de los mundos posibles
Se equivocar¨¢n aquellos que crean que s¨®lo los responsables pol¨ªticos de esta guerra -esto es, los Bush, Blair, Aznar y similares autores morales del crimen contra la humanidad que esta guerra representa- son quienes a partir de ahora deber¨¢n reformular sus pol¨ªticas. Est¨¢ claro que es especialmente a todos ellos, como culpables de este crimen, a quienes sus respectivas ciudadan¨ªas deber¨¢n exigir cuentas en las pr¨®ximas contiendas electorales, como es l¨®gico en unas sociedades democr¨¢ticas. Pero las grandes manifestaciones de protesta que estamos viviendo en los ¨²ltimos meses casi en todo el mundo -y que en nuestro pa¨ªs y sobre todo en la ciudad de Barcelona han adquirido unas caracter¨ªsticas en verdad impresionantes- van, sin duda, mucho m¨¢s all¨¢ y entroncan de lleno con el cuestionamiento radical de la concepci¨®n hasta ahora convencional de la pol¨ªtica, y en concreto de la democracia representativa.
Aunque le cuesta de entender al Gobierno del PP y a muchos de sus corifeos medi¨¢ticos, al igual que a muchos otros defensores de esta guerra en otros pa¨ªses, lo cierto es que las espectaculares y muy imaginativas manifestaciones de protesta contra la b¨¢rbara invasi¨®n de Irak por las poderosas fuerzas angloestadounidenses que se han producido y se producen casi en todo el mundo no responden a convocatorias de las fuerzas pol¨ªticas opositoras, sino que casi en todos los casos surgen de un muy variopinto conjunto de grupos sociales y c¨ªvicos. ?sta es la gran novedad. Y todas las formaciones pol¨ªticas, y en especial las de car¨¢cter progresista, deber¨ªan tenerlo muy en cuenta si no quieren verse en breve no s¨®lo desbordadas sino incluso definitivamente arrinconadas en el ba¨²l de los recuerdos, como simples vestigios de un pasado reciente pero ya obsoleto.
En Espa?a ten¨ªamos ya algunos antecedentes recientes de este movimiento social y c¨ªvico. Sin olvidar las grandes manifestaciones antiglobalizadoras que se produjeron sobre todo en Barcelona hace poco m¨¢s de un a?o, desde las movilizaciones contra el Plan Hidrol¨®gico Nacional hasta las manifestaciones de protesta surgidas tras la cat¨¢strofe del Prestige, por poner s¨®lo un par de ejemplos particularmente significativos, hemos vivido en los ¨²ltimos meses una sucesi¨®n casi ininterrumpida de demostraciones del clamor de muy amplios sectores sociales que no se sienten en modo alguno representados por un Gobierno que parece vivir en el ensimismamiento permanente, esto es, gobernando en nuestro nombre pero sin responder casi nunca a nuestros intereses. Pero todas estas protestas, y de un modo mucho m¨¢s elocuente y rotundo las masivas y constantes movilizaciones contrarias a la guerra contra Irak, no afectan s¨®lo al Gobierno del PP sino al conjunto de la pol¨ªtica.
La gran explosi¨®n c¨ªvica y social de estas ¨²ltimas semanas ejemplifica muy bien la reacci¨®n de amplios sectores sociales contra una determinada concepci¨®n del mundo: la de aquellos que cre¨ªan que hab¨ªamos llegado ya al fin de la historia, la de aquellos que pretend¨ªan hacernos creer que viv¨ªamos en el mejor de los mundos posibles. La globalizaci¨®n o mundializaci¨®n, que sin duda puede y debe tener efectos ben¨¦ficos, ha demostrado tener importantes contradicciones internas, y con ellas tambi¨¦n efectos mal¨¦ficos o perversos. La guerra contra Irak se vive y padece en vivo y en directo, de modo permanente y en todo el mundo, incluso con visiones y versiones contrapuestas. Esto es una consecuencia m¨¢s de la globalizaci¨®n o mundializaci¨®n. Como lo es tambi¨¦n la para muchos sorprendente irrupci¨®n de una nueva conciencia c¨ªvica y ¨¦tica global, a nivel mundial.
Esta nueva conciencia c¨ªvica y ¨¦tica, que en el fondo se hace eco de aquel lema antiglobalizador que reza "otro mundo es posible", reclama y exige un cambio de rumbo sustancial en el conjunto de la actividad pol¨ªtica. Yerran los que, movidos tal vez por intereses estrictamente electoralistas y a muy corto plazo, creen que toda esta profunda protesta popular debe limitarse a tener una simple respuesta electoral, con el rechazo masivo a las candidaturas que, como las del PP en nuestro pa¨ªs, est¨¢n directamente comprometidas con la defensa de esta guerra y todas sus dram¨¢ticas consecuencias. Con ser esto cierto, esta nueva conciencia c¨ªvica y ¨¦tica reclama y exige mucho m¨¢s. Porque otro mundo no s¨®lo es posible sino imprescindible, tambi¨¦n otra pol¨ªtica debe ser posible. Porque a la vista est¨¢ que es imprescindible.
Jordi Garc¨ªa-Soler es periodista.
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