Autogesti¨®n en Bagdad
Ante la ausencia de Estado, algunos ciudadanos han organizado el transporte p¨²blico y la recogida de basuras
El c¨¦sped parece sacado de un jard¨ªn ingl¨¦s: regado, cuidado y perfectamente cortado. Los setos tienen dibujos y letras en ¨¢rabe. En el barrio de Bagdad de Saba Nisa se concentran una decena de viveros impecables y representan una visi¨®n inaudita en una ciudad de cinco millones de habitantes y que vive sumida en el caos desde hace un mes, sin salarios, ni Gobierno, ni Estado, ni servicios de seguridad p¨²blicos.
Poco a poco, la chatarra militar va siendo eliminada y, al menos en los barrios acomodados, las calles han dejado de acumular basura. Sin embargo, de vez en cuando Bagdad ofrece im¨¢genes surrealistas: en una zona tranquila junto al Tigris se encuentra un cami¨®n militar abandonado con un misil de considerable tama?o en el remolque.
Se hable con quien se hable, hay dos quejas fundamentales: la falta de seguridad y los salarios. Los funcionarios -el 60% de la poblaci¨®n activa- siguen sin cobrar y los comerciantes notan esta falta de liquidez. "Antes ven¨ªan 15 personas todos los d¨ªas; ahora, apenas tres", dice Saleh Mohamed Jalil, de 43 a?os, due?o de un vivero que ofrece una variedad de 200 plantas. "A los iraqu¨ªes les encantan las plantas. Nosotros hemos construido cientos de jardines. El problema es que ahora la gente no tiene dinero para comprar nada", agrega.
En su comercio, Anuar Aziz Yasem, de 32 a?os, vende de todo: vasos, generadores o triciclos de Pok¨¦mon. Como todo el mundo, ofrece el producto estrella: antenas parab¨®licas, prohibidas bajo el r¨¦gimen de Sadam Husein, y que ahora se venden por 200 o 250 d¨®lares. Yasem no oculta que tiene una pistola bajo el mostrador y que no le hace ninguna gracia tener la mercanc¨ªa en plena calle. "Ahora no llegan productos y las ventas han bajado mucho. Lo peor es la inseguridad; pero estoy seguro de que los americanos van a arreglar las cosas". "Si no las arreglan se van a meter en un problema muy serio", apunta cerca Uday Lanz¨ª, de 24 a?os, que tiene una tienda de abastos junto a uno de los barrios m¨¢s antiguos de Bagdad, Shanaka. "Tenemos cortes de electricidad constantes y hay muchas mercanc¨ªas, como leche o yogures, que no puedo vender. De todos modos, no viene casi nadie".
Ning¨²n comerciante se ha quejado de saqueos en los ¨²ltimos d¨ªas, aunque la inseguridad prosigue. De noche se escuchan tiroteos y en muchos casos son enfrentamientos entre soldados estadounidenses y ladrones. Ayer, un grupo de personas asalt¨® un palacio de Uday Husein, el hijo de Sadam, y se produjo un altercado a tiros con militares, que se sald¨® con una decena de detenidos.
A pesar de la ausencia de la autoridad m¨¢s elemental, la vida sigue y se organiza de forma espont¨¢nea, casi de forma autogestionaria. Cada vez se ven m¨¢s polic¨ªas de tr¨¢fico en los cruces de las calles de la capital y muchos sem¨¢foros funcionan: el problema es que nadie los respeta.
Servicios tan elementales como la recogida de basura o los autobuses funcionan un poco por su cuenta: los ch¨®feres de los transportes cobran 100 dinares (cinco c¨¦ntimos de euro) a cada pasajero y con eso pagan la gasolina. El caso de las basuras es parecido: el barrio de Saba Nisa, de 800.000 habitantes, produc¨ªa 300 toneladas de basura antes de la guerra y ahora se recogen s¨®lo 50, seg¨²n explica el encargado de la zona, Taha Mazim, de 48 a?os.
"Una persona de la Oficina para la Reconstrucci¨®n y Ayuda Humanitaria [ORAH] llamada B¨¢rbara, con la que negoci¨¦, me mantuvo en mi puesto. Nosotros tenemos tres funciones: recogida de basuras, mantenimiento de alcantarillas y controlar la pureza del agua. Pero no podemos con todo porque, como no cobramos, hay mucha gente que no viene a trabajar", relata Mazim.
Los ¨²nicos que reciben alg¨²n tipo de salario son los que van en los camiones: cobran a los vecinos por recoger su basura. En los barrios pobres, como el arrabal de Sadam City, ning¨²n cami¨®n se atreve a entrar: no hay propinas y no hay seguridad, s¨®lo basura desperdigada y charcos hediondos donde beben los animales y juegan los ni?os descalzos.
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