Lo ingobernable
As¨ª se titula uno de los ensayos recogidos en la obra de Hans Magnus Enzensberger Migajas pol¨ªticas. En el mismo, el l¨²cido ensayista alem¨¢n fabula sobre las consecuencias de un encuentro entre un alto responsable pol¨ªtico y un cient¨ªfico especializado en las llamadas ciencias de la complejidad. La preocupaci¨®n del responsable pol¨ªtico es formulada en los siguientes t¨¦rminos: ?por qu¨¦ en el terreno de la acci¨®n pol¨ªtica resulta inalcanzable todo objetivo digno de menci¨®n?; ?o por qu¨¦, en el mejor de los casos, cuando uno se aproxima al objetivo planteado, este acaba transform¨¢ndose hasta quedar, en muchos casos, irreconocible? En definitiva: ?por qu¨¦ resulta imposible controlar totalmente los procesos de intervenci¨®n pol¨ªtica, estableciendo una adecuada relaci¨®n entre objetivos previstos, medios propuestos y resultados logrados?
La respuesta del cient¨ªfico es la que cabe esperar de una persona que se mueva en el paradigma de la complejidad. Las sociedades humanas, en particular las sociedades m¨¢s desarrolladas, son sistemas hipercr¨ªticos, hipercomplejos, ca¨®ticos. En este tipo de sistemas, caracterizados por un flujo energ¨¦tico o informativo creciente, es inevitable la presencia de turbulencias incontroladas, generadas con independencia de la conducta de los elementos aislados que lo componen. Quien siga aproxim¨¢ndose a esta realidad desde una perspectiva tradicional, ajena a la complejidad, tender¨¢ a pensar que tales turbulencias son debidas, bien a la presencia de saboteadores, bien a la ausencia de una planificaci¨®n adecuada. Su respuesta a las turbulencias ser¨¢ la de tratar de perfeccionar los mecanismos de control. En otras palabras, volcar¨¢ nuevos flujos de informaci¨®n, con lo que aumentar¨¢ a¨²n m¨¢s la complejidad del sistema, lo que en definitiva tendr¨¢ como resultado un caos todav¨ªa mayor.
Con el fin de aclarar su planteamiento, el cient¨ªfico pone el ejemplo de la circulaci¨®n de veh¨ªculos en una gran ciudad. Parad¨®jicamente, la estricta observancia del c¨®digo de la circulaci¨®n supondr¨ªa un absoluto caos. Un alt¨ªsimo porcentaje de los casos de aparcamiento o parada de un veh¨ªculo son ilegales. Y, aunque sin duda generan molestias y problemas, s¨®lo estas peque?as infracciones hacen posible el flujo continuo de veh¨ªculos, de muchos m¨¢s veh¨ªculos que espacios de aparcamiento existen. De ah¨ª su provocadora conclusi¨®n: "La anarqu¨ªa evita el caos". La huelga de celo, es decir, la aplicaci¨®n literal de las normas que caracterizan una determinada actividad laboral, es un ejemplo evidente de esto. Ahora bien: "Un sistema hipercomplejo es al fin y al cabo un sistema y no un mont¨®n de basura. Esto significa que ha de derrumbarse necesariamente en el momento en que saque de ¨¦l los elementos que lo estructuran, aun cuando esos elementos no puedan imponerse jam¨¢s ¨ªntegramente". Un cierto grado de anarqu¨ªa evita el caos, siempre que esa anarqu¨ªa no comprometa la viabilidad de los elementos que estructuran el sistema. Aqu¨ª estriba la tensi¨®n en la gesti¨®n de los sistemas complejos: en la capacidad de permitir fugas de orden que, a la manera de las sangr¨ªas o las peque?as hemorragias, reequilibran el sistema, sin poner en riesgo su existencia.
La lucha legal contra el terrorismo forma parte de un sistema hipercomplejo. M¨¢s a¨²n, todo el sistema legal contra el terrorismo, especialmente a partir del Pacto suscrito por PP y PSOE, es en s¨ª mismo un sistema hipercomplejo. Es, por ello, de esperar que en el mismo surjan turbulencias, incoherencias y hasta cul de sacs. La ilegalizaci¨®n de las candidaturas electorales elaboradas tanto por AuB como por distintas agrupaciones locales ligadas a la izquierda abertzale es un ejemplo de la pretensi¨®n de combatir las turbulencias de un sistema complejo mediante la inyecci¨®n permanente de orden. ?Hubiera sido m¨¢s adecuado transigir con un cierto grado de anarqu¨ªa, en la confianza de que servir¨¢, precisamente, para garantizar la estabilidad del sistema? Creo que s¨ª, aunque no estoy seguro. En cualquier caso no se ha hecho as¨ª, de manera que aparecer¨¢n nuevas turbulencias. Para afrontarlas habr¨¢ que continuar eligiendo entre dosis relativas de anarqu¨ªa y de control. No lo tendr¨¢ nada f¨¢cil el pol¨ªtico.
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