Ya no hay 'oasis'
El guardia urbano Juan Miguel Gervilla se acerc¨® seguramente a los terroristas pensando que eran meros infractores de tr¨¢fico. Seguramente se percat¨® de su error s¨®lo un instante antes de ser acribillado a balazos. Su muerte ilustra dolorosamente el sentido del deber del agente, a cuya acci¨®n, que evit¨® males a¨²n peores, hay que rendir homenaje. Pero denota tambi¨¦n la ingenuidad reinante entre muchos catalanes que, contra toda evidencia, minusvaloran el peligro: como si Catalu?a continuase siendo un oasis de paz y el problema del terrorismo fuese importado, ajeno. No es un oasis. En los ¨²ltimos tres meses, Barcelona ha sido escenario de seis atentados, cuatro de ellos mortales. El terrorismo es el principal problema de los catalanes, como lo es del conjunto de los espa?oles. Frente a ello no sirve subrayar que Catalu?a es un espejo c¨®ncavo de Euskadi: un nacionalismo constitucionalista, un socialismo nada jacobino, un independentismo minoritario y pac¨ªfico. Si quieren estar a la altura de las circunstancias, los partidos catalanes deben obviar la distancia e incrementar su participaci¨®n en la definici¨®n de la pol¨ªtica antiterrorista, aunque en ocasiones sea para introducir elementos que puedan parecer contradictorios. Ya todos saben que el nacionalismo de CiU difiere del practicado por la c¨²pula etnicista del PNV, que el PSC supera en federalismo al PSE y que Esquerra se mira m¨¢s en Gandhi que en el Ulster. Pero no basta. Es hora de que los nacionalistas de CiU y de Esquerra abandonen cierta inclinaci¨®n at¨¢vica a la equidistancia entre el Gobierno y el nacionalismo vasco, que, al cabo, puede suponer un escamoteo de responsabilidades. Todos pregonan el di¨¢logo. Que lo empleen para aislar a los terroristas, para convencer a sus respectivos hom¨®logos de que es preciso romper toda connivencia con ellos. Importa menos que eso se plasme ampliando la n¨®mina de firmantes del pacto PP-PSOE, creando plataformas de apoyo en torno a ¨¦se, o por cualquier otra v¨ªa similar. Lo esencial es que los partidos catalanes inequ¨ªvocamente democr¨¢ticos indiquen al PNV y a EA que se ha acabado la era de los dobles lenguajes, de tener un pie en los mecanismos constitucionales y otro en las plataformas anticonstitucionales, de estar simult¨¢neamente con la libertad y la paz y con los que hacen la guerra. S¨®lo as¨ª, combinando la firmeza de principios y la flexibilidad de las f¨®rmulas en que ¨¦stos se pueden plasmar, podr¨¢ restaurarse la unidad de todos los dem¨®cratas que un d¨ªa no tan lejano se escenific¨® en torno al Pacto de Ajuria Enea.
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