Otras direcciones
El Gobierno y el Partido Popular han convertido las elecciones auton¨®micas y municipales del 25 de mayo en algo m¨¢s que la renovaci¨®n ordinaria de las corporaciones locales y las asambleas legislativas auton¨®micas.
La inseguridad creciente en todos los ¨®rdenes; el deterioro de las prestaciones y servicios b¨¢sicos de la salud a la educaci¨®n o los servicios sociales; la precariedad del empleo; el encarecimiento asombroso de bienes imprescindibles como la vivienda; el ahogo de la econom¨ªa productiva, en especial la m¨¢s din¨¢mica, la de las peque?as y medianas empresas y los aut¨®nomos, constituyen los fracasos m¨¢s clamorosos de una pol¨ªtica econ¨®mica y social que ni siquiera la bonanza internacional de los ¨²ltimos a?os ha podido paliar.
La secuencia de privatizaciones, endeudamiento, favores amistosos y econom¨ªa especulativa, incluida la inmobiliaria, se ha dado la mano con la gesti¨®n de crisis m¨¢s desafortunada de la historia reciente del pa¨ªs. Del Prestige al Decretazo, de Gescartera a la participaci¨®n en la ilegal, injusta e inmoral guerra de Irak.
A ello se ha unido una forma anacr¨®nica, antigua, y autoritaria de gobernar. Con desprecio a las instituciones parlamentarias en todos sus ¨¢mbitos, de las Cortes Generales a las Asambleas auton¨®micas all¨¢ donde el Partido Popular tuvo y tiene la mayor¨ªa.
A la inseguridad que todo ello provoca ha respondido la ciudadan¨ªa con movilizaciones crecientes, que nada ni nadie ha podido conjurar y menos a¨²n paralizar. De ah¨ª que Aznar y sus secuaces se apresten a una suerte de plebiscito ante lo que son unas elecciones de renovaci¨®n y nuevo impulso al proceso de construcci¨®n del estado y de recuperaci¨®n del espacio urbano para la propia ciudadan¨ªa.
Los nervios y el genio desabrido del presidente del gobierno y de sus candidatos son el anuncio de un cambio que exige la mayor¨ªa social del pa¨ªs. Porque la inseguridad es recorte de libertades, como lo es la imposibilidad del acceso a una vivienda digna y a un trabajo estable. Y todos podemos comprobar, en experiencia propia, lo que significa el abandono de los servicios esenciales en salud o en educaci¨®n. Ciertamente, no han clausurado el sistema p¨²blico, pero han permitido su deterioro, en clara transferencia a los sistema privados que han estimulado no como servicio sino como negocio. Incluso en la seguridad ciudadana, que vuelve a ser patrimonio de quienes pueden pagarla, fomentando la aparici¨®n de bolsas crecientes de exclusi¨®n en nuestras ciudades y pueblos. Con grave desprecio a la herencia colectiva que supone la sostenibilidad de un medio ambiente sometido a la presi¨®n urban¨ªstica salvaje, y un patrimonio cultural e hist¨®rico amenazado en Sagunto y en tantas otras partes.
A la hora de establecer el necesario balance que todo elector o electora debe hacerse antes de emitir su voto, conviene tener en cuenta estos y otros elementos. Los que venimos aduciendo como tarea objetiva e ineludible, pues los cuadros macroecon¨®micos, por cierto del pasado, y las realizaciones virtuales poco o nada tienen que ver con la realidad tangible, cotidiana, de j¨®venes desempleados o con empleo precario y mal retribuido, con las dificultades de acceso de la mujer al trabajo en condiciones de conciliaci¨®n de vida laboral y vida familiar por la ausencia de servicios tan evidentes como las guarder¨ªas infantiles o la asistencia social a los mayores dependientes. Y, adem¨¢s, como otros elementos no menos relevantes, la manera de gobernar: frente al despotismo nada ilustrado, la complicidad de la ciudadan¨ªa en la formulaci¨®n de los objetivos colectivos, la proximidad a los ciudadanos sin el aparato de tr¨¢fico de influencias y reparto de todos los botines del saqueo.
Peque?os comerciantes amenazados por libertades horarias que no comparten trabajadores y usuarios; aut¨®nomos y profesionales sometidos a las leyes no escritas de la influencia del poder; empresarios con iniciativa y capacidad sometidos al dictado de oligopolios vinculados a una capa par¨¢sita y especuladora que convierte la capacidad y la eficiencia en subcontratista de los "bien vistos y relacionados". Amenazados, incluso, de cualquier represalia -como las que han ejercido- si se atreven a la contestaci¨®n. Esto es, un sistema de miedo y temor incompatible con una democracia madura, con el ejercicio democr¨¢tico del poder. La amenaza es el peor de los instrumentos para reclamar el voto de los ciudadanos, y se est¨¢ prodigando de manera obscena desde los m¨¢s elevados representantes del Partido Popular, en Madrid o en la Comunidad Valenciana.
A todo ello se hace frente en las elecciones del 25 de mayo. Volveremos en m¨¢s ocasiones en estas semanas, en la medida que las propuestas y las alternativas de los socialistas vienen avaladas por una profunda renovaci¨®n que une experiencia y juventud, con la complicidad de los ciudadanos para demostrar que es posible otra forma de gobernar. Y no cabr¨¢ aquello de que estaba por ver el centrismo del PP: los ciudadanos y las ciudadanas ya han tenido ocasi¨®n de comprobarlo en la guerra, en las cat¨¢strofes, y en la gesti¨®n cotidiana de sus intereses, los de ellos.
Ricard P¨¦rez Casado es diputado socialista por Valencia en las Cortes Generales.
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