Un bello idilio escondido

Se tiene la impresi¨®n, cuando se arranca a ver Besos de gato, que vamos a meternos en una serie televisiva de consumo casero, de las de noche de s¨¢bado, pandilla, porro, chute de ¨¦xtasis y botell¨®n. Hay algunos indicios en la pantalla que alientan ese prejuicio, pero ¨¦ste desaparece poco a poco y, a medida que el suceso se adentra en s¨ª mismo y deja ver la trama por donde ocurre y nos hace movernos por sus ramificaciones, la pantalla se va llenando de cine y, a ratos y en r¨¢fagas, de buen cine.

Es el bronco itineriario de un hombre, un abogado cuarent¨®n curtido en los entresijos legales y mentales de las ratas que se mueven detr¨¢s de las malas fachadas de la noche urbana, que, llevando de la mano a una hija adolescente, a¨²n casi ni?a, rastrea con ella las huellas perdidas de un muchacho amigo de ¨¦sta, que ha perdido el rumbo en esa zona sumergida de la noche madrile?a. Y poco a poco van aflorando a lo largo de ese rastreo tipos, lugares y situaciones que arrancan del hombre, frente a la mirada asombrada de la hija, zonas ignoradas de su identidad, que Juanjo Puigcorb¨¦ construye con m¨¢s que buen oficio, con entrega y ese sentido del riesgo moral a que los int¨¦rpretes de talento dan la cara cuando act¨²an dentro del pellejo de alguien en quien creen.

Crea Puicorb¨¦ un tipo recio y esquinado que de pronto se abre, y esto le permite mantener con la joven actriz Leticia Dolera un t¨² a t¨² intenso y cre¨ªble, que a ratos se mueve sobre la cuerda floja, pero al que ambos dan firmeza con un buen y apasionado encaje rec¨ªproco, que dice mucho acerca de esta actriz casi debutante, pues no es f¨¢cil sostener y dar la r¨¦plica a un Puigcorb¨¦ en vena y actuando con comodidad, sin forzar la m¨¢quina de la erupci¨®n histri¨®nica propia de un comediante superdotado que aqu¨ª se contiene, mide su gesto y aupa a su interlocutora en un delicado idilio escondido.

Hay en Besos de gato zonas de escritura muy bien medidas y solventes y una firme realizaci¨®n de Rafael Alc¨¢zar, que saca adelante con claridad una pel¨ªcula emotiva y sencilla, que sostiene un trazado de alta trepidaci¨®n y se las arregla para moverse alrededor de situaciones y personajes de cine negro verista para salir, sin ruptura argumental ni secuencial, de su cerco y arrancar de la negrura un brote convincente de cine l¨ªrico, en clave de buen melodrama, que humedece la mirada sin echar humo en los ojos, con la mirada limpia.

Hay en Besos de gato buenos giros y h¨¢biles desarrollos de personajes epis¨®dicos, que tras su m¨¢scara inicial tiene una segunda oportunidad que les permite dejar ver qu¨¦ hay detr¨¢s de su m¨¢scara y as¨ª ganarse un rev¨¦s y un derecho, carne y complejidad, lo que da densidad a la imagen y permite dar relevancia a la galer¨ªa de retratos que crean Antonio Dechent, Imanol Arias, Jos¨¦ Sancho, Lola Marceli, David Carrillo y, sobre todo, Ruth Gabriel, que da una muestra de buena, de magn¨ªfica maduraci¨®n.