Los partidos juegan a fondo en las capitales
Bilbao, San Sebasti¨¢n y Vitoria, gobernadas por tres formaciones diferentes, optan entre la continuidad y la alternancia con la inc¨®gnita de los efectos de la ilegalizaci¨®n de Batasuna
Bilbao librar¨¢ una de las contiendas electorales m¨¢s interesantes en un principio. Al hecho de ser la ciudad vasca m¨¢s poblada (cerca de 355.000 habitantes), se a?ade la escasa diferencia de votos entre PNV y PP en las ¨²ltimas elecciones y las inc¨®gnitas de ad¨®nde ir¨¢n los sufragios de la suspendida Batasuna y de la autodisuelta Iniciativa Ciudadana Vasca (ICV), el partido del ex alcalde Jos¨¦ Mar¨ªa Gorordo. Son en total casi 40.000 votos y seis concejales en disputa, que ser¨¢n cruciales para decidir el futuro gobierno municipal.
La coalici¨®n PNV-EA, ganadora en 1999 por poco m¨¢s de 11.000 votos sobre el PP, aspira a conseguir la mayor parte de esos seis ediles. La exigua mayor¨ªa en el pasado mandato ha supuesto un calvario para I?aki Azkuna, que no logr¨® aprobar un solo presupuesto y ha tenido que funcionar con la pr¨®rroga de las ¨²ltimas cuentas de su antecesor, Josu Ortuondo.
La previsible ausencia de mayor¨ªas absolutas obligar¨¢ a complicados pactos postelectorales
Las caras se repiten en las candidaturas. I?aki Azkuna (PNV-EA), Antonio Basagoiti (PP), Dimas Sa?udo (PSE) y Julia Madrazo (IU) vuelven a pugnar por una alcald¨ªa en manos del PNV desde la reinstauraci¨®n de la democracia. El PP, que ahora tiene un edil menos que los peneuvistas, concurre con la idea de vencer por vez primera en unas municipales en Bilbao y por ello inici¨® una intensa campa?a hace ya un mes. Los socialistas aspiran a entrar en esa pugna PP-PNV. Por su parte, IU quiere confirmar en las urnas la subida que le auguran las encuestas y captar parte del electorado de ICV y Batasuna, mientras que el debutante Aralar intenta entrar en el consistorio.
La nueva corporaci¨®n va a encontrarse con un Bilbao en plena transformaci¨®n urban¨ªstica, con el desarrollo de Abandoibarra (el nuevo centro junto a la R¨ªa) ya lanzado, pero con otras operaciones de regeneraci¨®n m¨¢s amplias y complejas pendientes: el ¨¢rea de San Mam¨¦s, con el traslado de la Feria de Muestras a Barakaldo el pr¨®ximo a?o y el futuro campo de f¨²tbol, o la vasta zona de la pen¨ªnsula de Zorrozaurre, junto a la r¨ªa. Y con el gran problema del tr¨¢fico sobre la mesa, que satura a diario la capital en su interior y sus principales accesos.
San Sebasti¨¢n, cosa de dos
En San Sebasti¨¢n, est¨¢ por ver cu¨¢nto dar¨¢ de s¨ª la destreza pactista que han demostrado Od¨®n Elorza -en la alcald¨ªa durante los ¨²ltimos 12 a?os (tres mandatos) gracias a sus acuerdos con el PNV, la coalici¨®n EA-PNV y el PP, respectivamente- y Rom¨¢n Sudupe, que ha gobernado desde 1995 la Diputaci¨®n guipuzcoana con los apoyos del PSE y Batasuna, alternativamente. Ambos libran una batalla descarnada por ser el candidato m¨¢s votado -el pase forzoso para ocupar la alcald¨ªa, tal y como han prometido solemnemente- y son sabedores de que tienen enfrente a un f¨¦rreo contrincante, en una pugna que se ha lanzado con mucha antelaci¨®n a la campa?a. Como tercera en discordia est¨¢ la aspirante del PP, Mar¨ªa San Gil, empe?ada en no quedarse fuera de escena. Y, en un segundo plano, IU y Aralar concurren con la esperanza de que la ausencia de Batasuna les reporte alg¨²n beneficio electoral.
El gran interrogante es si aceptar¨¢n Elorza y Sudupe verse relegados a liderar la oposici¨®n si no ganan las elecciones. Si no es as¨ª, ?ser¨¢n capaces de unir sus fuerzas en un gobierno de coalici¨®n? Mientras se despejan las dudas, cada cual juega sus bazas atacando al adversario donde m¨¢s escuece. El candidato del PSE, enfant terrible del socialismo vasco, se ha apropiado de la etiqueta del donostiarrismo m¨¢s apol¨ªtico para presentar a Sudupe como un aterrizado que desconoce la realidad de la capital guipuzcoana. El hombre impuesto por el PNV en San Sebasti¨¢n, empadronado en las v¨ªsperas electorales, se presenta como ¨²nico defensor de "lo positivo".
El PP s¨®lo concibe acuerdos post-electorales con los constitucionalistas, lo que abocar¨ªa a San Gil a cicatrizar con urgencia las heridas abiertas tras la ruptura del pacto de gobierno que mantuvo con Elorza durante tres a?os (entre 1999 y 2002). Ahora bien, el actual alcalde ya ha advertido de que no quiere saber nada con quien justific¨® el ataque a Irak.
Los problemas de la vivienda, el tr¨¢fico y el empleo han quedado en un segundo plano en San Sebasti¨¢n, eclipsados por la pugna Elorza-Sudupe.
Caras nuevas en Vitoria
En Vitoria, la f¨®rmula Alonso ha creado escuela. El PP se hizo en 1999 con la alcald¨ªa que dej¨® vacante el eterno Jos¨¦ ?ngel Cuerda con un candidato desconocido, de escasa experiencia municipal y los ¨²nicos avales de su nueva imagen y de Jaime Mayor Oreja. Los otros partidos han decidido seguir la estela de la renovaci¨®n hasta el punto de que s¨®lo Alonso repite como cabeza de lista.
La coalici¨®n PNV-EA trata de recuperar para el nacionalismo la capital menos nacionalistas con Mikel Mart¨ªnez, de 41 a?os, que ha ejercido de portavoz en las Juntas Generales. Mayor perfil pol¨ªtico tiene el socialista Patxi Lazcoz, de 37 a?os, portavoz municipal estos dos ¨²ltimos a?os y concejal desde 1999. IU ha recurrido a Jos¨¦ Navas, procedente de la pol¨ªtica vizca¨ªna, asesor de Javier Madrazo en el Gobierno. Y Unidad Alavesa, en tiempos de crisis, presenta a su veterana dirigente la llodiana Enriqueta Benito.
Alonso parte con la ventaja de estar en el gobierno, pero la previsible ausencia de un ganador con mayor¨ªa absoluta obligar¨¢ a a pactar despu¨¦s de las elecciones. En ese sentido, la colaboraci¨®n entre el PP y los socialistas durante la ¨²ltima legislatura ha resultado sorprendentemente cordial. El PSE, desde la oposici¨®n, ha apoyado al Gobierno del PP y UA en los grandes asuntos. Alonso y Lazcoz firmaron un pacto en materia de vivienda, el tema central de la anterior campa?a electoral y que, aunque no en la misma medida, seguir¨¢ teniendo un sitio primordial.
Tambi¨¦n han conseguido sacar adelante durante cuatro a?os seguidos el presupuesto municipal, algo que no se ha dado en las otras capitales vascas. Los ¨²nicos roces se han escenificado en los asuntos sociales, donde el PP ha recibido cr¨ªticas desde toda la oposici¨®n. La nueva corporaci¨®n tendr¨¢ ante s¨ª retos como la transformaci¨®n de la ciudad a ra¨ªz del soterramiento del ferrocarril, la implantaci¨®n del tranv¨ªa, o el crecimiento de los nuevos barrios.
Informaci¨®n elaborada por Alberto Uriona, Mikel Ormazabal y Eduardo O. de Arri.
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