El Cabanyal y el Benacantil resisten al desarrollismo
Barber¨¢ y D¨ªaz Alperi intentan alterar espacios protegidos
El mayor rev¨¦s del gobierno de Rita Barber¨¢ en estos ¨²ltimos cuatro a?os ha sido, probablemente, el auto del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) que paraliza el proyecto de la ampliaci¨®n de la avenida de Blasco Ib¨¢?ez, prevista con una anchura de 48 metros, hasta el mar partiendo en dos la trama del tradicional barrio marinero de El Cabanyal-Canyamelar, declarado Bien de Inter¨¦s Cultural (BIC) por parte de la Generalitat. Rita Barber¨¢ mantiene este objetivo en el programa electoral que ha presentado para optar a su cuarto mandato, pero es consciente de que ha encontrado una tenaz resistencia a sus planes de prolongar la autopista urbana hacia el mar. Por un lado, buena parte de los vecinos del barrio, organizados en la plataforma Salvem El Cabanyal-Canyamelar, mantienen una movilizaci¨®n que ha contado con el apoyo de reconocidos urbanistas y arquitectos. Por otro, la lentitud de la Justicia mantendr¨¢ paralizada la prolongaci¨®n de la avenida de Blasco Ib¨¢?ez en el tramo que afecta a la trama urbana protegida hasta que se resuelva el recurso municipal presentado en el Tribunal Supremo.
En Alicante, otra decisi¨®n del TSJ ha arruinado el proyecto insignia del alcalde popular de esa ciudad, Luis D¨ªaz Alperi: la construcci¨®n de un palacio de congresos en una de las laderas del Benacantil, el emblem¨¢tico monte coronado por un BIC, la fortaleza de Santa B¨¢rbara. PSPV y Esquerra Unida han hecho de la conservaci¨®n del Benacantil bandera de su oposici¨®n al gobierno conservador de Alicante. Y no han escatimado en medios para bloquear el proyecto estrella del PP. Con recursos a los tribunales han logrado paralizar la urbanizaci¨®n del monte, convencidos de que se trata de un atentado a un bien cultural.
Mientras D¨ªaz Alperi no considera que el fracaso de su promesa haya que contabilizarse en su debe y acusa a la oposici¨®n de torpedear la iniciativa, PSPV y EU sostienen que el alcalde, en vez de consensuar un emplazamiento, se ha obstinado en destruir una de las pocas se?as de indentidad de la ciudad.
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