M¨¦dicos brit¨¢nicos acaparan miles de cerebros de enfermos mentales fallecidos
Los cad¨¢veres de 48.000 personas fueron seccionados sin permiso de los familiares
Los cerebros de 48.000 enfermos mentales brit¨¢nicos fueron extirpados de sus cad¨¢veres sin permiso de los familiares, relata un informe oficial que ser¨¢ publicado hoy. Entre 1970 y 1999 fue pr¨¢ctica corriente que los forenses extirparan el cerebro de personas que hab¨ªan padecido enfermedades mentales o se hab¨ªan suicidado. Los ¨®rganos eran remitidos a profesores universitarios para su estudio. Esta pr¨¢ctica, descubierta por azar en 2000, hab¨ªa cesado un a?o antes, al estallar un esc¨¢ndalo nacional por tr¨¢fico de ¨®rganos infantiles.
?l informe del Ministerio de Sanidad, que fue adelantado ayer por The Times, narra ejemplos contundentes, como el de Cyril Issacs, un ciudadano residente en Manchester que se suicid¨® en 1987 tras sufrir una depresi¨®n. Trece a?os despu¨¦s, su mujer, Elain, descubri¨® por azar que a Cyril le hab¨ªan extirpado el cerebro antes de ser enterrado. El caso de este paciente ser¨ªa finalmente el que desencadenara el esc¨¢ndalo hecho p¨²blico ayer.
Una investigaci¨®n realizada por el Colegio de M¨¦dicos del Reino Unido sobre el m¨¦dico de cabecera del matrimonio Issacs hizo llegar a manos de Elain cierta correspondencia de ese doctor con un profesor de la universidad de Manchester, y el tema de esas cartas era el cerebro de Cyril.
Pero, para la familia del finado, el asunto pod¨ªa tener mayores consecuencias que el mero hecho de no haber otorgado su consentimiento legal a la extirpaci¨®n. Los Issacs, de religi¨®n jud¨ªa y estrictos practicantes, creen que sus muertos deben reposar con el cuerpo intacto, sin mutilaciones, a fin de no alterar su descanso eterno. Cyril hab¨ªa dejado instrucciones precisas para que en su caso se hiciera de ese modo. Por tanto, su familia nunca habr¨ªa concedido permiso para la extirpaci¨®n del cerebro si hubiera sido consultada.
Despu¨¦s de tres meses de investigaciones, el pat¨®logo de la morgue de Prestwich confes¨® que ¨¦l hab¨ªa extirpado el cerebro del cad¨¢ver de Cyril, como en tantos otros casos. Por fin, el cerebro de Cyril Issacs se consider¨® poco ¨²til para la ciencia, porque no cumpl¨ªa los requisitos exigidos para experimentos, y fue incinerado en 1994.
As¨ª pudo descubrirse que unos 48.000 cad¨¢veres de personas que hab¨ªan sufrido alguna enfermedad mental o se hab¨ªan suicidado fueron mutilados, para que los m¨¦dicos universitarios pudieran examinar su cerebro. El Gobierno estima que las universidades brit¨¢nicas a¨²n disponen hoy de 24.000 cerebros extirpados ilegalmente.
La legislaci¨®n brit¨¢nica sobre tratamiento de tejidos humanos estipula que se necesita permiso judicial para extirpar en una autopsia ¨®rganos humanos, y el juez debe contar con el permiso previo de la familia. Pero la ley no castiga a los m¨¦dicos que incumplan esta norma, y los facultativos, seg¨²n The Times, aceptaban la v¨ªa de obtenci¨®n de los ¨®rganos, al no poder tener otra.
Nueva ley
El Gobierno presentar¨¢ este verano un proyecto de ley para cubrir ese agujero legal, se?ala el rotativo.
El informe de Sanidad revela que la extirpaci¨®n ilegal de cerebros para estudiar las enfermedades mentales sufridas por los fallecidos ha sido una pr¨¢ctica com¨²n en el Reino Unido desde los a?os setenta. Pero ces¨® de manera fulminante en 1999, cuando el estallido de un esc¨¢ndalo nacional por tr¨¢fico de ¨®rganos infantiles hizo ver a pat¨®logos y acad¨¦micos el peligro de algo que se hab¨ªa convertido en una rutina.
Aquel a?o, en efecto, se descubri¨® que los ¨®rganos de 170 ni?os fallecidos en el Bristol Royal Infirmary hab¨ªan sido extra¨ªdos sin permiso de los padres. Una investigaci¨®n posterior revel¨® que ¨¦sa era una pr¨¢ctica muy extendida. Un hospital de Liverpool, por su parte, hab¨ªa extra¨ªdo de manera ilegal los ¨®rganos de 3.500 ni?os. Sus padres recibieron una indemnizaci¨®n de 3.500 libras.
El esc¨¢ndalo provoc¨® que el ministro de Sanidad, Alan Milburn, prometiese modificar la ley. Pero ¨¦sta es la fecha en que ese cambio no ha llegado.
"Las personas afectadas han perdido a seres queridos en circunstancias particularmente traumatizantes, y desean estar seguras de que la ley ser¨¢ modificada", dijo ayer el diputado conservador Andrew Lansley.
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