El minuto 99 tambi¨¦n cuenta

Es com¨²n entre los entrenadores recordar que el partido no acaba hasta que el ¨¢rbitro se?ala hacia los vestuarios. Tampoco si descuenta ocho minutos y, por caprichos del destino, decide prolongar el juego uno m¨¢s. Al Celta le pintaba bien en esa especie de pr¨®rroga, una fiesta final en un partido que tanto trabajo le hab¨ªa costado enderezar. Pero en el minuto 99 la ingenuidad le perdi¨®. Primero, con una falta infantil de Luccin que entra?aba m¨¢s riesgo del que evitaba. A continuaci¨®n, con la salida en falso del canterano Jos¨¦ Juan y la dimisi¨®n de su defensa, que abri¨® un viaducto a Diego Alonso. El esfuerzo del Celta por abandonar los empates se estamp¨® contra la red de su inexperto portero y, con ¨¦l, la euforia por la Liga de Campeones.

Fue un final misterioso para un partido extra?o. Tanto que el Celta estaba para adjudic¨¢rselo con m¨¢s goles que ocasiones. Con cierto dominio, pero sin disparar a puerta, porque la administraci¨®n de la pelota le resulta una faceta ins¨®lita. Sin embargo, se adelant¨® en el marcador y, cuando Jesuli devolvi¨® al Racing al lance con una extravagancia, se benefici¨® de un penalti protestable. Todo, para sucumbir en la prolongaci¨®n, lo que aplast¨® la algarab¨ªa de la grada.

En un inesperado ataque de sensatez, el Celta se despleg¨® despojado de artificios, con los zurdos por la izquierda y los diestros por la derecha, Mostovoi dirigiendo otra vez las operaciones y Catanha errando controles. El bal¨®n sigue siendo un objeto extra?o para el otrora goleador, pero su esp¨ªritu de incordio no ha variado y de su porf¨ªa se aprovech¨® Juanfran para adelantar al Celta.

Daba el despliegue del Celta para una victoria c¨®moda, pero no podr¨¢ negar que vivi¨® del indulto del Racing, que no se lo tom¨® en serio hasta los desvar¨ªos de la segunda mitad. Y, sobre todo, porque Bodipo se estrell¨® contra la congelada sangre de Cavallero, que le comi¨® la moral en los mano a mano: s¨®lo fracas¨® en el ¨²ltimo, a los 55 minutos.

Vinieron dif¨ªciles minutos para el Celta, al que la responsabilidad le puede. El penalti con que Ram¨ªrez Dom¨ªnguez castig¨® un leve agarr¨®n a Edu parec¨ªa lo m¨¢s curioso que podr¨ªa esperarse. Pero todav¨ªa faltaba el eterno descuento, el pu?etazo al aire de Jos¨¦ Juan y el gol de Diego Alonso, un certero gancho en el h¨ªgado de las aspiraciones del Celta.