El avispero italiano y la UE
Berlusconi implica a Prodi en guerras pol¨ªticas internas en v¨ªsperas de presidir la Uni¨®n
Lo ¨²ltimo que necesitaba Europa -agobiada por problemas cruciales como la definici¨®n de una defensa com¨²n, la distensi¨®n con Estados Unidos tras la guerra de Irak y la fijaci¨®n de sus principios constitucionales- era verse colonizada por el avispero pol¨ªtico italiano. Sin embargo, si nadie lo remedia, el semestre presidido por Roma, que comenzar¨¢ el 1 de julio, se presenta como un feroz ensayo, una anticipaci¨®n de la batalla electoral de 2006 entre el actual primer ministro, Silvio Berlusconi, y el presidente de la Comisi¨®n, Romano Prodi, su gran adversario pol¨ªtico en la arena italiana.
Las primeras escaramuzas de esta guerra anunciada se produjeron la pasada semana cuando Berlusconi, implicado en un juicio por soborno de jueces en Mil¨¢n, lanz¨® graves acusaciones contra Prodi.
Acorralado, el primer ministro ha pasado a la ofensiva contra la magistratura y contra el propio Prodi
Presidir la UE era el sue?o de Berlusconi, que se ve¨ªa ya elevado a los altares de la historia por v¨ªa de la firma de la nueva Convenci¨®n Europea en la Ciu dad Eterna. Parad¨®jicamente, tambi¨¦n sus adversarios pol¨ªticos confiaban en que el gran escenario comunitario sirviera de caja de resonancia para los problemas judiciales de Il Cavaliere, procesado de lujo en el caso Sme (en el que se le acusa de haber sobornado a varios jueces), del que se espera una sentencia en pleno verano.
Acorralado por un caso que amenaza con escap¨¢rsele de las manos, Berlusconi le ha dado la vuelta a la situaci¨®n pasando a la ofensiva contra la magistratura de izquierdas y contra el propio Prodi, su m¨¢s probable adversario en las pr¨®ximas elecciones, como ya lo fuera en las de 1996.
La primera andanada contra el professore lleg¨® el pasado lunes, cuando Berlusconi hizo una declaraci¨®n espont¨¢nea en el tribunal de Mil¨¢n, en la que acus¨® a Prodi -refiri¨¦ndose a ¨¦l por su antiguo cargo de presidente del Instituto P¨²blico Italiano- de haber intentado malvender el holding estatal Sme a un empresario que supuestamente financiaba ilegalmente a su partido, la Democracia Cristiana. Prodi respondi¨® al ataque con pa?os calientes, asegurando adem¨¢s su intenci¨®n de apoyar al Gobierno italiano durante la presidencia de turno.
Al d¨ªa siguiente, el presidente comunitario volv¨ªa a las primeras p¨¢ginas de los diarios italianos, esta vez acusado por un promotor financiero con no muy buena reputaci¨®n, de ser uno de los beneficiarios de las comisiones ilegales pagadas en 1997 para "agilizar" la operaci¨®n de compra de acciones de Telekom Serbia, por parte de Telecom Italia, en la etapa en que Prodi era primer ministro italiano. Los nombres del ex ministro de Exteriores Lamberto Dini y de Piero Fassino, actual l¨ªder del principal partido de la izquierda, Dem¨®cratas de Izquierda, salieron tambi¨¦n a relucir. Los tres han anunciado querellas contra el financiero en cuesti¨®n, pero no han podido evitar la polvareda medi¨¢tica.
Entretanto, el primer ministro italiano dedicaba buena parte de sus energ¨ªas a "defenderse" de la "persecuci¨®n judicial" de que es objeto, enviando cartas a los diarios, manteniendo largas entrevistas en la radio y en la televisi¨®n estatal, con un mensaje esencial: la necesidad de que Italia recupere la Constituci¨®n de 1948, que garantizaba la inmunidad judicial de los altos cargos de la Rep¨²blica, ¨²nica barrera para impedir persecuciones como la que sufre Il Cavaliere.
La pen¨²ltima de sus intervenciones, en una entrevista difundida por la segunda cadena de la RAI el pasado viernes, provoc¨® reacciones furibundas de la oposici¨®n, que la considera en flagrante violaci¨®n de las leyes que regulan las comparecencias pol¨ªticas en campa?a electoral (Italia celebra el 25 de mayo elecciones municipales y provinciales).
Contra todo pron¨®stico, las cr¨ªticas m¨¢s duras las ha pronunciado Romano Prodi, quien, rompiendo su escrupulosa imparcialidad, declar¨® el s¨¢bado en Siena: "Estoy indignado de la forma en que el jefe del Gobierno ha utilizado la televisi¨®n de todos para cuestiones personales, de una forma que no tiene precedente en nuestra historia". Lo que no significa que el presidente comunitario vaya a volverles la espalda a sus compatriotas en la dif¨ªcil presidencia que les espera. "Seguir¨¦ trabajando por Europa y porque en Europa el semestre de presidencia italiano sea un gran ¨¦xito", dijo Prodi. "Lo necesita Europa y lo necesita Italia". Casi una advertencia al Gobierno de centro-derecha.
Desaf¨ªo de 'The Economist'
El clima enrarecido y tenso que caracteriz¨® a la campa?a electoral de la primavera de 2001 se est¨¢ reproduciendo estos d¨ªas en Italia.
A confirmarlo ha contribuido el ¨²ltimo n¨²mero del semanario brit¨¢nico The Economist, la biblia financiera, que dedic¨® un breve editorial a Silvio Berlusconi en el que le consideraba inadecuado para guiar la UE, debido a sus problemas judiciales.
Aunque Berlusconi ha contraatacado con una entrevista concedida a The New York Times en la que asegura que gobernar Italia es poco menos que un sacrificio para ¨¦l, que le aleja de sus pasiones deportivas y le roba tiempo familiar, el art¨ªculo de la revista econ¨®mica brit¨¢nica ha sido como un bal¨®n de ox¨ªgeno para el centro-izquierda.
La oposici¨®n, normalmente dividida, ha cerrado filas en su rechazo a la inmunidad que propone Berlusconi para los parlamentarios, por considerar que se tratar¨ªa de un favor al primer ministro.
Los socios de Berlusconi en la coalici¨®n de centro-derecha no est¨¢n tampoco de acuerdo en desempolvar el art¨ªculo 68 de la Constituci¨®n, aunque todos secundan al primer ministro en su denuncia de la "magistratura roja".
En realidad, las probabilidades de que Berlusconi sea condenado en el proceso Sme son remotas, entre otras cosas porque las f¨®rmulas dilatorias de la defensa pueden alargar el juicio hasta enero de 2004, fecha en la que uno de los jueces del tribunal que le juzga tendr¨¢ que asumir un nuevo cargo, abandonando el proceso. La llegada de un sustituto alargar¨ªa el proceso, aproxim¨¢ndolo peligrosamente a la fecha de prescripci¨®n.
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