La casta, ?ay la casta!
Andaba Manolo Mart¨ªnez muy afanoso tratando de llevar a su primer novillo al caballo cuando, en el ¨²ltimo recorte, resbal¨® y cay¨® en la arena. El animal lo vio por el rabillo del ojo, se volvi¨® como una exhalaci¨®n, y lo busc¨® con rabia desatada. El chaval de C¨®rdoba dijo aquello de pies, para qu¨¦ os quiero, y corri¨® como un gamo. Pero lo alcanz¨®, vaya que si lo alcanz¨®, y lo volte¨® sin compasi¨®n.
Acababa de salir el tercero, un bueno mozo con pitones como alfileres, y Cort¨¦s se dispuso a capotearlo. El animal se fij¨® el corbat¨ªn y no se lo quit¨® de milagro. El susto fue de ¨®rdago.
As¨ª se las gastaron los novillos de ayer. Todos derrocharon casta y acudieron a los caballos con mayor o menor genio, a excepci¨®n del cuarto, muy fijo y con pujanza. Ninguno se dej¨® capotear y todos presentaron muchos problemas en la muleta. Presos de insoportable soser¨ªa, se paraban a mitad del muletazo y dec¨ªan a usted lo conozco yo de algo, y ese usted, novillero a la saz¨®n, deb¨ªa actuar con rapidez y retirarse del encuentro porque la cogida se presagiaba inminente.
La Quinta / Gonz¨¢lez, Cort¨¦s, Mart¨ªnez
Novillos de La Quinta, bien presentados, encastados, sosos, deslucidos y parados en el tercio final; bravo el 5?. Luis Gonz¨¢lez: casi entera tendida y un descabello (silencio); estocada ca¨ªda (algunos pitos); pinchazo y casi entera (silencio). Salvador Cort¨¦s: estocada trasera (algunos pitos); estocada ca¨ªda (silencio). Manolo Mart¨ªnez: media estocada y un descabello (silencio). Enfermer¨ªa: Manolo Mart¨ªnez sufri¨® herida por asta de toro en el tercio superior de la cara posterior del muslo derecho con una trayectoria ascendente de 12 cent¨ªmetros, sin afectar a los m¨²sculos de la zona. Luxaci¨®n de hombro derecho. Pron¨®stico menos grave. Plaza de las Ventas, 12 de mayo. 1? novillada de feria. Tres cuartos de entrada.
Vaya por delante que los novilleros estuvieron mal, pero los novillos no merecieron el favor recibido del p¨²blico. La casta debe llevar impl¨ªcita la codicia y una buena dosis de bravura y nobleza para que sea posible el arte de torear. Y esos novillos de sangre Santa Coloma ni fueron bravos, a excepci¨®n del cuarto, ni conocieron en su vida la nobleza; s¨®lo muchos pies y picante agresivo.
Claro que, por otro lado, estos novilleros de hoy no est¨¢n preparados para novillos de este tipo. A ellos les ense?an a torear a un novillo artista, pero no a un desabor¨ªo con mala uva. Pero, ?acaso alg¨²n destacado miembro del escalaf¨®n de matadores actual hubiera triunfado con estos novillos? Quede la duda en el ambiente y la sospecha de que todos huyen de hierros de este tipo como gato escaldado.
Lo cierto y verdad es que los chavales pasaron un mal rato y, lo que es peor, echaron un borr¨®n sobre sus incipientes carreras. Los tres son valientes y a fe que se dejaron llegar los astifinos pitones hasta las mismas taleguillas. Ninguno de ellos es un exquisito, y eso tambi¨¦n se nota. A veces, demasiado, y ¨¦se s¨ª que es un problema. Sobre todo, cuando el tendido aplaude emocionado a los novillos y el torero mira hacia arriba incr¨¦dulo y con cara de no entender nada.
Luis Gonz¨¢lez tuvo que matar tres novillos por la cogida de Mart¨ªnez y s¨®lo pudo decir que est¨¢ placeado, que maneja con soltura el capote a la hora de bregar y que se gusta poco con la muleta en la mano. Dio muchos pases, como es habitual en la noviller¨ªa andante, y ninguno bueno, lo cual tambi¨¦n es pecado general. No se coloca bien, desplaza los novillos hacia afuera y su toreo es mudo. Sus novillos, tambi¨¦n es verdad, una birria de marca mayor.
Valiente de verdad es Salvador Cort¨¦s. Se ci?¨® por gaoneras muy ajustadas en el que abri¨® plaza y por chicuelinas en su primero. Con la muleta no conoce la exquisitez, pero destac¨® en una tanda de naturales a pies juntos, y en el inicio de faena al quinto, al que recibi¨® en los medios, derecho como una vela, con un emocionante pase cambiado. A ambos los mat¨® por derecho, con enorme fe, aunque la espada cayera defectuosa en ambos casos.
Y Manolo Mart¨ªnez poco pudo hacer, m¨¢s que aguantar en el ruedo tras la paliza del listo que lo persigui¨® con sa?a. Muy andar¨ªn y soso en el tercio final, no permiti¨® descubrir si en Mart¨ªnez hay o no torero para el futuro.
Y dos apuntes artistas: los subalternos Curro Javier y Jos¨¦ Chac¨®n saludaron tras unos emocionantes pares de banderillas. El picador Jos¨¦ M. Romero hizo bien la suerte ante el cuarto.
Si los toros actuales derrocharan la casta agresiva de ayer, el escalaf¨®n trabajaba en los alba?iles. La casta, ?ay la casta!
Babelia
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