V¨¢zquez y sus cosas
Camino de su sexta mayor¨ªa absoluta, el alcalde socialista de A Coru?a amenaza con vaciar de votos al Partido Popular
Con la regularidad inexorable de un fen¨®meno natural, los coru?eses acudir¨¢n a las urnas para ratificar un compromiso de amor. Hace ahora 20 a?os que empez¨® la relaci¨®n, cuando el socialista Francisco V¨¢zquez obtuvo la primera mayor¨ªa absoluta. Ni el m¨¢s forofo de sus rivales se atreve a dudar de que el 25-M lograr¨¢ la sexta. Sin bajarse del autob¨²s, como acostumbra este personaje camale¨®nico, con grandes talentos naturales para la pol¨ªtica -astucia, oratoria, carisma y teatralidad-, que tanto incomoda a sus compa?eros de partido y tanto entusiasma a la derecha tradicional. El PP le ha mimado hasta la reverencia para enciza?ar en el PSOE. Pero el tiro puede salirle por la culata. Las encuestas vaticinan que V¨¢zquez entrar¨¢ m¨¢s a saco que nunca en el electorado conservador. Si se consuma el saqueo, el PP sufrir¨ªa la humillaci¨®n de verse relegado al tercer puesto electoral.
Como no pasa semana sin que el alcalde de A Coru?a, de 57 a?os, ponga en cuesti¨®n alguna de las posiciones oficiales de su partido, la ejecutiva federal del PSOE ya ha encontrado una muletilla para no polemizar con ¨¦l: "Cosas de Paco V¨¢zquez". La ¨²ltima de Paco, nada m¨¢s arrancar la campa?a, fue proponer la suspensi¨®n de la autonom¨ªa vasca. Otra ocasi¨®n para recibir cancha en las tertulias que m¨¢s zahieren a su partido.
Al PSOE le cost¨® mucho digerir las cosas de V¨¢zquez durante la crisis del Prestige. No fue s¨®lo que cediera el ayuntamiento para el Consejo de Ministros en el que Aznar anunci¨® el Plan Galicia al tiempo que otorgaba a V¨¢zquez la Gran Cruz de Isabel la Cat¨®lica, entre la desesperaci¨®n del candidato del PP a la alcald¨ªa coru?esa, Fernando Rodr¨ªguez Corcoba. Fuera del protocolo institucional, V¨¢zquez desair¨® sin descanso las posturas de su partido, a veces con acusaciones grav¨ªsimas. Lleg¨® a calificar de "anticonstitucional" que los diputados socialistas se retirasen de la comisi¨®n del Parlamento gallego creada para investigar el siniestro del petrolero despu¨¦s de que el Gobierno se negara a que compareciesen representantes de la Administraci¨®n central. Mientras el PSOE prodigaba sus apoyos a la Plataforma Nunca M¨¢is, V¨¢zquez la comparaba a diario con Batasuna.
Pero el apabullante apoyo de sus ciudadanos le ha concedido licencia para provocar. Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero le ha visitado varias veces en las ¨²ltimas semanas y de la boca del l¨ªder del PSOE no han salido m¨¢s que elogios. Seg¨²n Zapatero, las cosas de V¨¢zquez constituyen s¨®lo una expresi¨®n del pluralismo interno que no compromete su fidelidad al partido. Y es cierto que el alcalde, experto en tensar la cuerda, nunca ha roto con la organizaci¨®n a la que pertenece desde hace tres d¨¦cadas, en contra de las especulaciones recurrentes sobre un hipot¨¦tico salto en el vac¨ªo hacia el PP o de pretendidos planes para crear una nueva formaci¨®n pol¨ªtica.
Decir que V¨¢zquez es de derechas, como sostienen sus detractores, s¨®lo retrata una parte de las mil caras de ese personaje que ¨¦l mismo ha ido creando minuciosamente. El V¨¢zquez que elogia al Opus Dei no falta cada 14 de abril a los homenajes a la Rep¨²blica. El alcalde tantas veces acusado de fomentar la especulaci¨®n urban¨ªstica -la familia de su mujer tiene una de las principales inmobiliarias de la ciudad- es el mismo que ha puesto en marcha programas educativos y culturales muy elogiados. El socialista elevado a los altares por los c¨ªrculos m¨¢s a?ejos de la derecha local, en los que el gallego no es menos raro que el s¨¢nscrito, arrasa en los barrios populares donde la gente sigue hablando lo que aprendi¨® en la aldea.
Su cruzada personal durante la crisis del Prestige puede restarle apoyos en la izquierda. Pero lo que pierda por un lado tal vez lo gane sobradamente por el otro, arrastrando a la debacle a la candidatura del PP, cuyo fichaje de ¨²ltima hora fue el presidente de la Xunta, Manuel Fraga, para el puesto de cierre. Si se cumplen las encuestas, el 25-M volver¨¢ a ser uno de los alcaldes m¨¢s votados de Espa?a. Un ¨¦xito acaso empa?ado por un borr¨®n de amargura: sufrir a los nacionalistas como primera fuerza de la oposici¨®n de la ciudad a la que V¨¢zquez siempre llamar¨¢ La Coru?a.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.