Lo que el viento electoral se llev¨®
En un encuentro con los parlamentarios socialistas celebrado la pasada semana en torno a "la democracia de los ciudadanos", Jos¨¦ Luis Rodriguez Zapatero expuso un conjunto articulado de reflexiones y sugerencias orientadas a responder a las cr¨ªticas lanzadas por el PP contra la inmadurez del equipo dirigente del PSOE, su carencia de ofertas program¨¢ticas alternativas y su deriva hacia posiciones radicalizadas y demag¨®gicas "de pancarta". No es la primera vez que un partido instalado en el Gobierno -en su d¨ªa tambi¨¦n lo hicieron UCD y PSOE- acusa desde?osamente a la oposici¨®n de biso?ez, irresponsabilidad e ignorancia; tampoco constituye una novedad que los afectados respondan a esas cr¨ªticas con llamamientos ret¨®ricos a la regeneraci¨®n democr¨¢tica: esa fue la estrategia de Aznar frente a Felipe Gonz¨¢lez entre 1993 y 1996.
La aplicaci¨®n de las propuestas defendidas por Zapatero no depender¨¢ de las elecciones municipales del 25 de mayo: s¨®lo una victoria socialista en las legislativas de 2004 permitir¨ªa realizarlas. Por lo dem¨¢s, buena parte de las iniciativas del secretario general del PSOE relacionadas con la reforma del proceso electoral, el acercamiento del Parlamento a los ciudadanos y la neutralidad de los medios de comunicaci¨®n de titularidad estatal reformulan propuestas previas que intentaban en lo sustancial solucionar quejas sobre el funcionamiento del sistema ampliamente difundidas entre la opini¨®n p¨²blica sin acepci¨®n de ideolog¨ªas. Hasta el momento, sin embargo, los partidos que denunciaron tales defectos cuando estaban en la oposici¨®n y se comprometieron a remediarlos desde el Gobierno se olvidaron luego de hacer honor a su palabra al llegar al poder y explotaron incluso de forma ventajista en beneficio propio esos agujeros negros de la democracia.
Con independencia de que Zapatero tenga derecho al beneficio de la duda y a demostrar en su momento que constituye una excepci¨®n a esa regla general fabricada por el escepticismo, el presidente del Gobierno y el PP han mostrado durante sus siete a?os de mandato una notable desenvoltura a la hora de incumplir los compromisos de regeneraci¨®n democr¨¢tica contra¨ªdos con los votantes. El libro de Aznar titulado Espa?a, La segunda transici¨®n (Madrid, Espasa Calpe, 1994) y el programa del PP de las elecciones de 1996 son un buen muestrario de palabras de honor llevadas por el viento una vez cumplida su funci¨®n de embaucar a los ciudadanos. Aznar no s¨®lo ha desertado de su proyecto de reformar el art¨ªculo 69 de la Constituci¨®n para adecuar el Senado a su funci¨®n de c¨¢mara de representaci¨®n territorial sino que ha convertido esa razonable propuesta en un delito de lesa patria. En 1994, Aznar exig¨ªa "la profunda reforma" de RTVE para terminar con "su vergonzosa actuaci¨®n al servicio del partido del Gobierno" y sus desmanes financieros: "Nuestra democracia no puede seguir padeciendo el tumor, degradante para todo el sistema, de la actual radiotelevisi¨®n del Estado". Pero el PP no s¨®lo ha incumplido desvergonzadamente su compromiso de garantizar la neutralidad pol¨ªtica y la informaci¨®n objetiva de RTVE: tambi¨¦n ha colonizado buena parte de los medios de comunicaci¨®n del sector privado.
A fin de "recuperar la posici¨®n central del Parlamento", supuestamente lesionada por los socialistas, el programa del PP de 1996 anunciaba la reforma del reglamento de las C¨¢maras, el desbloqueo de las listas electorales para el Congreso y la creaci¨®n de comisiones de investigaci¨®n al margen de "la voluntad exclusiva de la mayor¨ªa gubernamental": el Gobierno no solo ha traicionado esas promesas sino que adem¨¢s ha abusado de su mayor¨ªa absoluta para bloquear los debates en los plenos. Sin perjuicio de otorgar un "lugar preferente" al Parlamento, Aznar reconoc¨ªa que el Congreso no es el ¨²nico espacio donde habita la opini¨®n p¨²blica: tambi¨¦n hay que dejar a la sociedad expresarse "tal y como es en sus foros naturales". Los insultos del Gobierno a los huelguistas del 20-J, a Nunca M¨¢is o a los manifestantes contra la guerra de Irak -acusados todos ellos de poner en cuesti¨®n a la democracia con sus pancartas- prueban la corta memoria del PP.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.