Toque de maestro

Digo lo de maestro en un doble sentido: por la bondad de la m¨²sica que hizo ?scar Herrero en su concierto de Clamores y por el buen acuerdo de presentar sus temas con breves y expresivas explicaciones que sin duda facilitaron al p¨²blico su audici¨®n.

Con esto no quiero, en modo alguno, introducir la duda de que su m¨²sica pueda ser oscura. Todo lo contrario. La m¨²sica de ?scar Herrero es di¨¢fana, luminosa, de una claridad gratificante. Es compositor y guitarrista singularmente empe?ado en que su m¨²sica sea entendida, y bien entendida, por quien la oye. Su gran experiencia como docente, creador de un m¨¦todo de ense?anza que est¨¢ rompiendo barreras, se traduce a su obra con admirable sencillez. ?scar Herrero utiliza s¨®lo los recursos expresivos absolutamente necesarios, sin ninguna concesi¨®n a lo gratuito ni lo espectacular.

Tel econom¨ªa de medios puede llevarnos a la impresi¨®n de que su m¨²sica es f¨¢cil, pero en verdad eso es siempre lo m¨¢s dif¨ªcil. La propia pesonalidad de Herrero, un hombre nada proclive a grandilocuencias ni aspavientos, se refleja en su m¨²sica como en un espejo.

Autoridad

En el concierto que comentamos hizo hasta seis u ocho temas largos, de amplios desarrollos, combinando en algunos de ellos varios estilos flamencos: tarantas y buler¨ªas, grana¨ªnas y colombianas, farruca y nana y rumba... Sobre cada uno de ellos Herrero fue desentra?ando una m¨²sica realmente bella, interpretada con delicadeza y sentimiento, con limpieza ejemplar, con autoridad art¨ªstica.

La sensatez de Herrero le lleva, en estos tiempos en que casi todos los tocaores tienden a rodearse de gran aparato instrumental ajeno a la guitarra, a acompa?arse solamente por dos m¨²sicos, aunque evidentemente de gran clase.

Esparza, con instrumentos de viento, fue siempre oportuno, enriqueciendo no pocos fragmentos de la obra de Herrero; singular la aportaci¨®n de la gaita a la farruca, estilo que como es sabido parece tener su origen en tierras gallegas.

Perdomo tuvo tambi¨¦n una brillante actuaci¨®n, y Herrero aprovech¨® su presencia con el caj¨®n peruano para rendir un cierto homenaje a este instrumento, tan integrado hoy en el flamenco, cerrando el recital con un vals peruano popular.