Merengues
Los toros los vend¨ªan ayer en las pasteler¨ªas de la calle de Alcal¨¢. Toros de dulce embestida y noble condici¨®n, dispuestos para el triunfo. Bien es verdad que unos m¨¢s azucarados que otros. Alm¨ªbar derrochaba, por ejemplo, el primero de Tejela; dos merengues le tocaron en suerte a Joselito, y de encastada nobleza el segundo de Roble?o, aunque rajado a mitad de faena. Toros bravos y artistas de la casa Domecq con los que tanto sue?an los toreros. Toros para el regusto, para el toreo relajado y hondo; toros, tambi¨¦n para la desesperaci¨®n cuando el torero, por pasividad o incompetencia, no dibuja el toreo.
De esto sab¨ªa mucho una abuela, entendida y exigente aficionada, que se present¨® en la plaza con su nieto peque?o dispuesta a ense?arle la verdad de la fiesta. Pas¨® un mal rato la se?ora, visti¨® de limpio a m¨¢s de uno, a Joselito sobre todo, y disfrut¨® de lo lindo con las maneras de Roble?o y algunos pasajes aislados de Tejela.
El Ventorrillo / Joselito, Fernando Roble?o, Mat¨ªas Tejela
Toros de El Ventorrillo (tres rechazados en el reconocimiento), bien presentados, flojos, nobles y d¨®ciles; inv¨¢lido el 3? y bravo y rajado el 5?. Joselito: media atravesada y perpendicular (algunos pitos); casi entera ca¨ªda (bronca). Fernando Roble?o: tres pinchazos sin soltar -aviso-, casi entera atravesada, un descabello y el toro se echa (silencio); estocada (oreja). Mat¨ªas Tejela, que confirm¨® la alternativa: estocada ca¨ªda (ovaci¨®n); pinchazo y estocada (ovaci¨®n). Plaza de Las Ventas, 14 de mayo. 4? corrida de feria. Lleno.
Ella no entend¨ªa c¨®mo a esos toros tan dulces no les hac¨ªan faena todos los toreros, y se remov¨ªa en el asiento viendo c¨®mo el primer toro se le escapaba a Tejela, que se faj¨® en unas ce?idas chicuelinas, pero, despu¨¦s, se dej¨® enganchar repetidamente la muleta y todo qued¨® en unos pasos de bella factura y muchos trapazos. Se emocion¨® cuando en el ¨²ltimo se estir¨® en unas bellas ver¨®nicas, pero perdi¨® toda esperanza al comprobar que el dulce toro, aunque de corto recorrido, se iba con las orejas al desolladero tras una faena cargada de altibajos.
Con Joselito sufri¨® una profunda decepci¨®n. Por la ma?ana, hab¨ªa cogido al nieto y ambos se presentaron en el hotel para saludar y desearle suerte al matador. Cuando el p¨²blico abroncaba al torero tras la muerte del cuarto, la abuela cogi¨® al ni?o por las hombreras y le espet¨®: "?Sabes lo que te digo? Que le retiramos el saludo". La verdad es que no era para menos. Joselito estuvo muy desafortunado con los merengues que le presentaron en la mesa. Precavido, sin sitio, a a?os luz del torero poderoso de otras ¨¦pocas, no es ni sombra de lo que fue. Un misterio insondable el de este torero que se present¨® en Las Ventas desganado, se coloc¨® mal en todo momento, despegado siempre, ap¨¢tico y afligido. Cuando el p¨²blico se lo recriminaba mientras trapaceaba desconfiado a su segundo, el torero cort¨® por lo sano, cogi¨® la espada de verdad y la bronca fue de campeonato. Al final quiso arreglarlo en el sexto con un quite del perd¨®n por chicuelinas, bien dibujado, ¨¦sa es la verdad, pero la abuela dijo que nones.
Disfrut¨® el nieto con Roble?o -desordenado en su primero- ante el noble y encastado quinto; tanto es as¨ª que insisti¨® a la abuela para tirarle la gorrilla durante la vuelta al ruedo. Y la abuela le aconsejaba: "No, no, que ¨¦stos no te la devuelven". Pero el chaval consigui¨® su prop¨®sito y a fe que el torero se lo merec¨ªa. El toro, muy bravo en el caballo, galop¨® en banderillas, puso en apuros al cuerpo de subalternos, especialmente a Luis Miguel Calvo, que se libr¨® de la cornada por aut¨¦ntico milagro. Lo cit¨® Roble?o por estatuarios ajustados y tres pases de la firma que supieron a carteles de toros. Era toreo de verdad. Sigui¨® por derechazos enjundiosos y un aut¨¦ntico trincherazo. Pero cuando m¨¢s feliz estaba la abuela, el toro se raj¨®. Quiso entonces enmendarlo Roble?o sac¨¢ndolo infructuosamente a los medios. Se tir¨® a matar como un le¨®n y la abuela sonri¨® feliz cuando el nieto volvi¨® con su gorrilla.
Babelia
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