Desahucio en Piazza di Spagna
Una camarera denuncia al embajador Abella por allanamiento de morada
El Palacio Monaldeschi, prestigiosa representaci¨®n diplom¨¢tica de Espa?a ante la Santa Sede, ha sido siempre una residencia codiciada. En el siglo XVII, lleg¨® a correr sangre durante cuatro a?os entre franceses y espa?oles, que se la disputaban para su embajada en Roma. Hoy, precisamente cuando Espa?a vuelve a intentar por mano de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar una pol¨ªtica de potencia global que, seg¨²n una particular opini¨®n del historiador Henry Kamen, remite directamente al reinado de Felipe II, la pelea por el palacio que contempla la barcazza -la fuente central- y la c¨¦lebre escalinata repleta de turistas es mucho m¨¢s dom¨¦stica. Enfrenta al embajador, Carlos Abella y Ramallo, con una camarera.
"Un apartamento de 180 metros cuadrados ciertamente parece excesivo para una camarera"
Los hechos escuetos son ¨¦stos: el pasado 9 o 10 de abril -el propio embajador no recuerda exactamente la fecha-, Abella se person¨® con un cerrajero en el apartamento que Conchita Cobos ocupa dentro del palacio, exigi¨¦ndole que lo desalojara y dispuesto a cambiar de inmediato la cerradura. La camarera, espa?ola de Bilbao con m¨¢s de 16 a?os de servicio en la delegaci¨®n citada y un contrato de trabajo que incluye el derecho a la vivienda, se opuso, hasta el punto de que llam¨® a la Guardia Civil que custodia el propio edificio. Los carabinieri no hubieran podido intervenir, porque la embajada est¨¢ bajo jurisdicci¨®n espa?ola.
Un sargento del instituto armado levant¨® un atestado, con el que Cobos interpuso una demanda por abuso de autoridad y allanamiento de morada contra Abella. A la vista de los hechos, el embajador desisti¨® del deshaucio y dio a la camarera un nuevo plazo, hasta las doce de la noche de hoy, para que desaloje, ofreci¨¦ndole una vivienda alternativa dentro del palacio, m¨¢s peque?a.
?Qu¨¦ ocurrir¨¢ cuando venza el ultim¨¢tum? "Lo que me diga el ministerio. Yo he cumplido siempre instrucciones y seguir¨¦ cumpli¨¦ndolas", dice Abella. Asegura que toda su actuaci¨®n para zanjar este contencioso al margen de cualquier instancia jur¨ªdica ha respondido siempre a ¨®rdenes escritas de la subsecretar¨ªa de Exteriores, que es la competente en la materia. El ministerio, a trav¨¦s de la Oficina de Informaci¨®n Diplom¨¢tica, respalda sus palabras. El incidente ha provocado, sin embargo, malestar entre la diplomacia espa?ola destacada en Roma.
Explica el embajador ante la Santa Sede que el traslado de Conchita Cobos se enmarca en una remodelaci¨®n del palacio Monaldeschi que comenz¨® en 2002, para subsanar carencias t¨¦cnicas del edificio terminado por Antonio Grande en 1647 y para habilitar m¨¢s viviendas de diplom¨¢ticos de la embajada de Espa?a ante Italia, que tienen problemas para encontrar habitaci¨®n en la cosmopolita y car¨ªsima Roma. En la actualidad, viven en la residencia de la Plaza de Espa?a los tres diplom¨¢ticos de la Embajada ante la Santa Sede y dos de la otra.
A?ade Abella que los "apercibimientos" a la camarera previos al intento de desalojo fueron tan numerosos -"cinco, seis o diez", cuenta- como infructuosos. "Hay personas obstinadas y yo comprendo muy bien a la superioridad", comenta. Tambi¨¦n deja claro por qu¨¦ considera justo que Cobos cambie de vivienda: "Ocupa un apartamento de unos 180 metros cuadrados que, ciertamente, parece excesivo para una camarera".
Nacido en La Coru?a de una familia dedicada a la industria c¨¢rnica, Carlo Justo Abella y Ramallo lleg¨® a la Embajada ante la Santa Sede tras ejercer de c¨®nsul de Espa?a en Miami desde 1994, durante los a?os previos a las elecciones de 1996 en los que las relaciones del PP y Aznar con el exilio cubano ligado al fallecido Jorge Mas Canosa fueron especialmente intensas. Abella dej¨® en Miami otra pol¨¦mica: durante sus a?os de c¨®nsul no se ocup¨® ni inform¨® por escrito al ministerio de la situaci¨®n de Jos¨¦ Joaqu¨ªn Mart¨ªnez, el espa?ol condenado a muerte en 1997 y absuelto en 2001 al ser revisado su juicio por presiones de Espa?a.
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