Abstenci¨®n
En su carta pastoral de esta semana el arzobispo de Valencia, Agust¨ªn Garc¨ªa-Gasco, ha promulgado que la abstenci¨®n "no es moralmente l¨ªcita". De acuerdo con su argumentaci¨®n, dejar de votar en las elecciones "es hacer dejaci¨®n en las tareas de la administraci¨®n del talento que se nos ha confiado para mejorar nuestra ciudad y nuestra Comunidad Valenciana". Es la primera vez que el prelado, m¨¢s all¨¢ del asiduo ejercicio sint¨¢ctico de tratar de atraer el voto hacia partidos que se muevan en la ¨®rbita moral de la Iglesia, se pronuncia con tanta convicci¨®n y entusiasmo sobre el hecho democr¨¢tico. Este gesto no pasa desapercibido en un hombre que desde que pis¨® el Arzobispado de Valencia ha demostrado una intachable conducta nacionalcatolicista. Nunca, desde que se instaur¨® la democracia, el arzobispo hab¨ªa tenido tanto protagonismo en la vida p¨²blica valenciana como cuando Eduardo Zaplana ocup¨® el Palau de la Generalitat. En esos d¨ªas ambos hicieron muchas galas juntos, y Zaplana aprovechaba la elasticidad muscular que desarrollaba en el gimnasio Atalanta para flexionar con frecuencia la rodilla como un gladiador y besar su anillo. El hecho de que Garc¨ªa-Gasco hubiese sido confesor de Ana Botella lo propiciaba e intensificaba. Sin embargo, la guerra de Irak acab¨® produciendo un cisma entre el arzobispo y el ex presidente de la Generalitat. Las continuas condenas del prelado a una intervenci¨®n militar defendida, incluso auspiciada, por el PP hab¨ªa enfriado el entusiasmo electoral de buena parte de los feligreses. Y Zaplana tom¨® nota. La consecuencia pol¨ªtica de esta fricci¨®n es el castigo recibido por el sector cristiano del PP en las listas electorales, de las que han sido fulminados, lo que acaso explique en alguna medida -no en toda- que de los 80.000 militantes que el PP tiene en la Comunidad Valenciana, s¨®lo 30.000 acudieran al mitin de Aznar en Valencia. El principal problema del PP el 25 de mayo es la desmovilizaci¨®n de su propio voto, y el arzobispo, que es consciente de las consecuencias, ha decidido echar una mano. Ahora el creyente ya ha quedado avisado del remordimiento impl¨ªcito, que le puede acompa?ar hasta la tumba, incluso ser un lastre terrible en el limbo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.