Momento de igualdad
El derecho de sufragio es el elemento constitutivo de la igualdad. Los seres humanos ¨²nicamente somos iguales a lo largo de toda nuestra vida en el momento en que depositamos el voto en la urna. En todos los dem¨¢s momentos de nuestra vida somos individuos, esto es, sujetos absolutamente irrepetibles. No hay dos seres humanos a lo largo de toda la presencia humana en el planeta que hayan sido iguales. Ni los habr¨¢. Ni siquiera mediante la clonaci¨®n se podr¨ªa conseguir la igualdad. En el reino de la naturaleza no existe la igualdad. ?nicamente existe la diferencia.
La igualdad no puede ser nunca humana. La igualdad tiene que ser exclusivamente pol¨ªtica. De ah¨ª que seamos iguales los espa?oles en Espa?a, los franceses en Francia y as¨ª sucesivamente. "Los espa?oles son iguales ante la ley...", dice el art¨ªculo 14 de la Constituci¨®n. Y en t¨¦rminos id¨¦nticos se expresan todas las dem¨¢s constituciones del mundo. Los extranjeros son tan seres humanos como los nacionales, pero no son iguales a estos ¨²ltimos.
"El ejercicio del derecho al sufragio es el ¨²nico elemento fiable para controlar la ley del m¨¢s fuerte"
Y no lo son porque no pueden ejercer el derecho de sufragio. Los extranjeros pueden ejercer todos los dem¨¢s derechos reconocidos en la Constituci¨®n, pero no el derecho de sufragio. Y no pueden ejercerlo, porque el derecho de sufragio es el elemento constitutivo de la ciudadan¨ªa, de la nacionalidad. De ah¨ª que sea el ¨²nico derecho que est¨¢ expresamente reservado en la Constituci¨®n a los ciudadanos espa?oles, no pudiendo ser ejercido por los extranjeros, excepto en las elecciones municipales y atendiendo a criterios de reciprocidad (art¨ªculos 13 y 23 CE).
Quiere decirse, pues, que los seres humanos ¨²nicamente somos iguales en las sociedades democr¨¢ticas porque y en la medida en que participamos mediante el ejercicio del derecho de sufragio en la formaci¨®n de la voluntad general en sus diversas manifestaciones: estatal, auton¨®mica o municipal.
El momento del ejercicio del derecho de sufragio es, adem¨¢s, el ¨²nico momento de igualdad real en la vida de los seres humanos. El derecho de sufragio es el ¨²nico derecho cuyo ejercicio los individuos no podemos personalizar. La personalizaci¨®n del derecho de sufragio convierte en nulo el ejercicio del mismo. En el momento de depositar el voto en la urna se produce la cancelaci¨®n de nuestra individualidad. Cada uno de nosotros pasa a ser una fracci¨®n an¨®nima de un cuerpo electoral ¨²nico que pronuncia la voluntad general. En el ejercicio del derecho de sufragio cada individuo es absolutamente indistinguible de los dem¨¢s. No cuenta como individuo, sino ¨²nica y exclusivamente como ciudadano. Es el ¨²nico derecho en cuyo ejercicio no podemos ser diferentes, sino que lo tenemos que ejercer en condiciones de estricta igualdad. No hay diferenciaci¨®n posible.
Es precisamente en esta cancelaci¨®n de nuestra individualidad en el momento de depositar el voto en la urna en la descansa la posibilidad misma de constituci¨®n de la voluntad general y de que la sociedad pueda, en consecuencia, ser dirigida pol¨ªticamente. Si cada individuo pudiera incorporar su complejidad personal al ejercicio del derecho de sufragio, la formaci¨®n de la voluntad general ser¨ªa imposible. Cada uno de nosotros est¨¢ preocupado en una combinaci¨®n que no puede no ser individual por el paro, la seguridad ciudadana, la calidad de la educaci¨®n o de la sanidad etc¨¦tera. Si cada uno, a la hora de votar, pudiera introducir esta combinaci¨®n personal en la urna, el resultado ser¨ªa el caos. La cancelaci¨®n de nuestra individualidad es la condici¨®n sine qua non para que la sociedad pueda ser dirigida pol¨ªticamente.
En el ejercicio del derecho de sufragio nadie puede ser m¨¢s que nadie. Ni menos. Quedan canceladas todas las diferencias personales. Ni los conocimientos, ni el patrimonio, ni la belleza tienen la m¨¢s m¨ªnima incidencia en el ejercicio del derecho de sufragio.En el ejercicio de este derecho los ciudadanos que figuran en las listas de los espa?oles m¨¢s ricos son exactamente iguales que los ciudadanos m¨¢s pobres. Se trata del ¨²nico derecho neutro de todos los que figuran en la Constituci¨®n. Este car¨¢cter neutro es el que convierte al derecho de sufragio en un derecho igual tanto en la titularidad como en el ejercicio. Y esa igualdad es la que lo convierte en el fundamento de la democracia como forma pol¨ªtica.
El ejercicio del derecho del sufragio es el elemento igualador de la sociedad. Es el ¨²nico instrumento mediante el cual se pueden corregir los desequilibrios que se producen en la convivencia humana. No suprimir los desequilibrios, porque los desequilibrios son insuprimibles. Pero s¨ª corregirlos, eso es, procurar mantenerlos dentro de los l¨ªmites que la voluntad general considera que no deben ser traspasados.
En las sociedades humanas no es posible suprimir la ley del m¨¢s fuerte. No es ni siquiera deseable. Lo ¨²nico que se puede conseguir es someter su forma de manifestaci¨®n al control de normas jur¨ªdicas. En esto es en lo que se diferencia una sociedad democr¨¢tica de otra que no lo es. En las sociedades democr¨¢ticas son todos los ciudadanos en condiciones de estricta igualdada trav¨¦s del ejercicio del derecho de sufragio los que van a determinar cuales son esas normas jur¨ªdicas, esto es, cuales son los l¨ªmites a los que tiene que someterse el ejercicio de la ley del m¨¢s fuerte.
Por eso ha sido tan dif¨ªcil la imposici¨®n en la pr¨¢ctica de la democracia como forma pol¨ªtica. Y por eso cuesta tanto trabajo conservarla una vez alcanzada. El ejercicio del derecho de sufragio es el ¨²nico elemento fiable de todos los que se han conocido en la historia de la humanidad para controlar la ley del m¨¢s fuerte. De ah¨ª la importancia de la participaci¨®n electoral. Esto es lo que est¨¢ en juego el pr¨®ximo domigo.
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