Votar a los conservadores
He estado dando vueltas a la idea, consagrada por h¨¢bitos mentales, de que la izquierda electoral representa el progresismo en un sentido ambiental y social. Me gustar¨ªa compartir mi reflexi¨®n con sus lectores. Me parece que, contra lo que ser¨ªa intuitivo, la izquierda en Europa occidental es b¨¢sicamente conservadora. Creo que pretende conservar un pacto social en la distribuci¨®n de la riqueza, un sistema de libertades, los hitos m¨¢s o menos avanzados del Estado de bienestar, una visi¨®n relativamente tolerante de las relaciones entre los pueblos, una mirada m¨¢s humana hacia los emigrantes que huyen de la pobreza, incluso una est¨¦tica m¨¢s humanista, superviviente de los horrores del siglo pasado. Lo intentan desde la corrupci¨®n del poder y con muchas contradicciones, pero siguen haciendo su papel. Y todos esos valores est¨¢n en peligro ante la vieja l¨®gica del triunfo de la fuerza que ahora renuevan los centuriones del Imperio.
?Y la derecha? Pues la derecha dominante en EE UU pretende, sin ocultarlo en absoluto (no hay m¨¢s que darse una vuelta por la p¨¢gina web del Proyecto para el Nuevo Siglo Americano), desbordar el marco de la democracia que hasta ahora ha servido a sus fines. Y de ello deben ser muy conscientes los que son humillados por estos pagos a cambio de unas migajas de la mesa del amo y de una menci¨®n en la historia universal de la infamia. ?C¨®mo se llama a una derecha que quiere transgredir las reglas del juego, construir un ordine nuovo, que se arroga de la autoridad divina para justificar sus cr¨ªmenes? Simplemente fascismo. ?Qu¨¦ ser¨ªa en este siglo lo progresista? En mi opini¨®n, el ejercicio de la democracia directa e informada por todos los habitantes del planeta. Algo que est¨¢ tratando de nacer entre clamores ciudadanos, ONG, movimientos antiglobalizaci¨®n, foros como el de Porto Alegre y todo ello bajo el esp¨ªritu anarquista de Linux en Internet, la asamblea de la aldea global. Lo impensable ya se ha hecho cotidiano, ?puede hacerse realidad lo imposible? Tal ser¨¢ la lucha descarnada de las pr¨®ximas d¨¦cadas: la de los pueblos, sin intermediarios, contra los poderosos. Es hora de quitarse las caretas. Entretanto, mientras vamos construyendo el tablero para esa partida, vale mucho la pena hacer algo sensato. Votar a los conservadores. Sin la menor duda.
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