El Sevilla se deja avasallar por un Rayo moribundo

Lo ocurrido ayer tarde en el S¨¢nchez Pizju¨¢n bien podr¨ªa ser incluido en una antolog¨ªa del disparate. Puede que el calor -unos 34? a la hora del partido- influyese en lo sucedido, pero sin duda la culpa m¨¢xima de que el Sevilla se dejase avasallar por un rival casi moribundo la tuvieron su entrenador, Joaqu¨ªn Caparr¨®s, y sus jugadores. Si no c¨®mo explicar que con un holgado 3-1 en el marcador y con el Rayo casi llorando por su ya casi consumado descenso, el Sevilla tirase por la borda el esfuerzo realizado y permitiese a su desahuciado contrincante recuperar el aliento necesario para empatar el partido. Y porque no hubo m¨¢s tiempo, que si no el Rayo hubiera podido bordar la tarde y aferrarse al sue?o de mantener la categor¨ªa si la cosa se le daba bien en lo que queda de campeonato.

Con dos goles de ventaja (2-0) como ten¨ªa y a falta de apenas un cuarto de hora para que finalizase el partido, fue el propio Sevilla el que se encarg¨® de dinamitar el encuentro. Primero su entrenador, quien inopinadamente mantuvo al siempre cuestionado Toedtli en el c¨¦sped y opt¨® por retirar a Anto?ito para dar entrada a Reyes. Este cambio levant¨® las iras del acalorado p¨²blico, que se ceb¨® con Caparr¨®s. ?ste fue el principio del fin del Sevilla, que ayer cerr¨® casi definitivamente esa puerta que conduce a Europa. Tras esta bronca de la grada, el Sevilla fue incapaz de repetir las espor¨¢dicas pero espl¨¦ndidas jugadas con las que Gallardo divirti¨® a la afici¨®n y abri¨® la senda de los goles sevillistas. Por contra, el Rayo vio su oportunidad de pescar en esas aguas revueltas y lo hizo.

Una falta en el ¨¢rea de Javi Navarro sobre Luis Cembranos supuso el inicio de la remontada rayista (2-1). Tras el penalti de Cembranos, Reyes, tambi¨¦n de penalti, trat¨® de devolver las cosas a su sitio (3-1), pero su equipo ya no estaba por la labor. Aplatanados por el calor y relajados en exceso por el resultado, los sevillistas permitieron al Rayo campar a sus anchas, pensando quiz¨¢ que ya estaba herido de muerte. Pero el Rayo tuvo fuerzas para dar un par de arreones finales que, en apenas un minuto, dejaron a los sufridos espectadores congelados: un fort¨ªsimo disparo lejano de M¨ªchel y un clamoroso fallo de la defensa que aprovech¨® Perag¨®n fueron la puntilla con la que el Rayo dej¨® para el arrastre el sue?o europeo del Sevilla.