El gran desaf¨ªo de Sorenstam
La sueca, la 'n¨²mero uno', rivalizar¨¢ esta semana con los hombres en un torneo en Tejas
En el centro de un tumulto considerable, Annika Sorenstam es una presencia casi ingenua e imposible. "No estoy aqu¨ª para probar nada a nadie, no estoy representando a todas las mujeres, no estoy para protagonizar otra batalla de los sexos", dijo la sobria sueca, "sino para ver sencillamente hasta d¨®nde puedo llegar". Sorenstam, una sueca forjada en el molde de Bajaron Board, es la mejor jugadora de golf de los ¨²ltimos a?os y a partir del jueves emprender¨¢ una aventura que ninguna otra mujer hab¨ªa intentado desde hace 58 a?os: participar en un torneo de golf del circuito de la PGA norteamericana, un torneo en el que el centenar y pico de rivales a los que se enfrentar¨¢ son hombres, los mejores jugadores mundiales.
"M¨¢s que nada, esto me suena a reclamo publicitario", dice Nick Price
Pese a sus intentos, t¨ªmidos, la osad¨ªa de Sorenstam, que se beneficiar¨¢ de una invitaci¨®n del patrocinador para jugar el Colonial de Fort Worth (Tejas), ha levantado tal revuelo que se ha convertido en asunto de debate en todo tipo de cen¨¢culos.
En primer lugar, Sorenstam afrontar¨¢ el problema all¨¢ donde Babe Didrikson Zaharias lo dej¨® en 1945. Zaharias fue la gran pionera del deporte femenino en una ¨¦poca en la que el golf era asunto de amateurs, es decir gentlemen con tanto talento como tiempo libre y disponibilidad econ¨®mica para no trabajar. Zaharias, adem¨¢s de participar en dos torneos rodeada de hombres -en el Open de Los ?ngeles de 1938 y el de 1945-, fue tambi¨¦n doble campeona ol¨ªmpica en los Juegos de los ?ngeles 32 -en jabalina y 80 metros vallas-, jug¨® al b¨¦isbol y fue una gran tenista.
Aunque Sorenstam nunca alcanzar¨¢ la polivalencia de Zaharias, si consigue su gran objetivo, hacer un par de rondas en torno al par del campo del Colonial saliendo desde los tees de los hombres -"un logro que est¨¢ a mi alcance"-, alcanzar¨¢ algo que ni Zaharias, que hizo rondas de 84-81 en 1938 y de 76-81 en 1945, pudo alcanzar.
Los hombres, los rivales de la sueca, han expresado todo tipo de reacciones.
Las ha habido esc¨¦pticas. "M¨¢s que nada, esto me suena a reclamo publicitario", dijo Nick Price, el veterano jugador zimbabuense, en una declaraci¨®n que se ve reforzada por las noticias que llegan de los planes de los medios de comunicaci¨®n. Los organizadores del Colonial han recibido una avalancha de peticiones de acreditaci¨®n. Los canales de televisi¨®n han anunciado planes excepcionales de retransmisi¨®n. La cadena USA, que suele retransmitir en directo las rondas de los jueves y los viernes de todos los torneos, han planeado un seguimiento exhaustivo de Sorenstam, que contar¨¢ con una c¨¢mara a ella dedicada. Un detalle que no han tenido ni con Tiger Woods, el favorito de las televisiones. Y, si pasa el corte, logro que muchos dudan, la CBS, la cadena del fin de semana, tambi¨¦n la prestar¨¢ una atenci¨®n especial.
Otros jugadores no han sido esc¨¦pticos y ni siquiera educados. Vijay Singh, el indio de Fiyi ganador del Masters en 2000, tuvo que retractarse la semana pasada de una explosi¨®n de machismo que dej¨® p¨¢lidos a sus representantes y m¨¢nagers -curiosamente, los mismos de Sorenstam-. "Espero que no pase el corte", dijo Singh; "porque ella no pinta nada aqu¨ª. Si me toca compartir partido con ella, que no me tocar¨¢, no jugar¨¦. ?Qu¨¦ quiere probar jugando? Es algo rid¨ªculo".
La sueca, sin embargo, contar¨¢ con el apoyo, quiz¨¢s inesperado, de Woods, el mejor jugador del mundo, quien no participar¨¢ en el Colonial. "Ser¨ªa m¨¢s justo para ella si le concedieran la oportunidad de jugar cuatro o cinco torneos de la PGA. Despu¨¦s, quiz¨¢s, seamos capaces de juzgar de lo que es capaz", dijo Woods la semana pasada; "si juega un solo torneo puede pasar cualquier cosa. Puede salir muy nerviosa y agobiada por la presi¨®n y no dar una".
Si ¨¦se fuera el caso la persona que quiz¨¢s m¨¢s lo sentir¨ªa, aparte de Sorenstam, ser¨ªa Billie Jean King, la gran tenista de los a?os 70, que tambi¨¦n fue pionera en la lucha por la integraci¨®n de la mujer. "Ser¨¢ dif¨ªcil, muy dif¨ªcil, pero, si logra pasar el corte, ser¨¢ tremendo, ser¨¢ una gran cosa", dijo King, ganadora en su carrera de 20 t¨ªtulos en Wimbledon.
Hace 30 a?os, King protagoniz¨® un hecho similar al que planea Sorenstam. Fue el 20 de septiembre de 1973. Aquel d¨ªa, en el Astrodome de Houston, King derrot¨® al sesent¨®n Bobby Riggs, el ganador de Wimbledon en 1939, en un partido de exhibici¨®n que atrajo a 90 millones de telespectadores. Gan¨® en tres sets (6-4, 6-3 y 6-3) al mismo jugador que meses antes hab¨ªa machacado a Margaret Court en la conocida como primera batalla de los sexos. "Fue un d¨ªa hist¨®rico", dice King; "aunque s¨®lo fuera un partido de tenis, tuvo una gran repercusi¨®n social y sirvi¨® para acelerar el cambio social".
A diferencia de King, Annika Sorenstam no parece creer en el sentido hist¨®rico de su aventura, pero, si pasa el corte o algo m¨¢s, quiz¨¢s la sociedad, o sus rivales masculinos, s¨ª que se lo concedan.
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