Pedro Juan Guti¨¦rrez cierra su ciclo habanero con 'Carne de perro'
La picaresca como alternativa, el ron como clavo ardiente al que agarrarse y el sexo como tabla de salvaci¨®n. Los libros del escritor cubano Pedro Juan Guti¨¦rrez (Matanzas, 1950) son como una ventana abierta por la que asomar la cabeza de vez en cuando y conocer la realidad exasperada, pero vitalista, de los habitantes del barrio de Centro Habana. Con los cuentos de Carne de perro culmina un ciclo de cinco t¨ªtulos iniciado en 1998 con Trilog¨ªa sucia de La Habana, una serie que puede leerse "como un solo libro".
"Para m¨ª, la literatura es antagonismo, conflicto. Si las circunstancias son estremecedoras, el resultado tambi¨¦n lo es", afirma el escritor acerca del material del que bebe para escribir, una vez m¨¢s, en primera persona. Esa materia prima la saca de su propia vida y de su entorno. Lo ¨²nico que no toca, asegura, son sus hijos.
Si en tiempos de la dictadura franquista en Espa?a apareci¨® un tipo de literatura social que hablaba, sin ser expl¨ªcita, del contexto pol¨ªtico, la obra de Pedro Juan Guti¨¦rrez puede tener tambi¨¦n una lectura en esa clave: "S¨¦ que mi literatura es inc¨®moda", dice. Sin embargo, cuando es preguntado directamente por su posici¨®n ante el r¨¦gimen castrista contesta: "En p¨²blico no me gusta hablar de pol¨ªtica. La cubana es una realidad muy compleja, en la que se mueven muchos intereses contrapuestos. No estoy ni con los cowboys ni con los indios. Soy como el llanero solitario y me concentro en mi vida familiar, mi literatura y mi pintura".
Silencio
En el cuento No soporto a Shakespeare, una pareja de estadounidenses se sorprenden de que todo est¨¦ en ruinas y le preguntan el porqu¨¦ al narrador. ?l piensa: "Yo s¨ª comprend¨ªa todo. Comprend¨ªa demasiado. Y guard¨¦ silencio". Tambi¨¦n silencio es lo que hay en torno a su obra en la isla. Algo que, asegura, "no es raro". A pesar de ello, tambi¨¦n apostilla que su descripci¨®n del marginal y degradado Centro Habana no quiere ser un retrato de Cuba en su conjunto.
La lectura pol¨ªtica no es la ¨²nica que se puede hacer de sus libros: "Una persona m¨¢s er¨®tica lo que ve es sexo; otros ven antropolog¨ªa, y otros, cr¨®nicas period¨ªsticas". El escritor ejerci¨® de periodista durante 26 a?os, tiempo del que ha extra¨ªdo un instinto para sacar historias de la calle y un estilo conciso, poco dado a la ret¨®rica f¨¢cil: "Uno no tiene derecho a ser un pesado".
Es un estilo que contrapone a cierta tradici¨®n de la literatura latinoamericana, en la que cree que abunda "un abuso del idioma castellano. Nuestra literatura tiene el defecto de pon¨¦rselo dif¨ªcil al lector. Yo trato de simplificar las cosas y escondo mi cultura cuando escribo. Todo est¨¢ impl¨ªcito, porque la literatura s¨ª es un ejercicio de reflexi¨®n y de pensamiento".
Despu¨¦s de cerrar esta etapa, se adentrar¨¢ en su pr¨®xima novela, policiaca, en la Cuba de 1955. Ha vuelto a escribir poes¨ªa, tambi¨¦n, en un libro que ha titulado Yo y una lujuriosa negra vieja, que considera un "ep¨ªlogo amargo" de este ciclo de Centro Habana.
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