La obsesi¨®n del cart¨®grafo
Un especialista ha robado m¨¢s de mil valios¨ªsimos mapas en Europa
Tiene 50 a?os. Se llama Peter Bellwood. No ha matado a nadie, pero Scotland Yard le incluy¨® en abril pasado en la lista de los 10 delincuentes m¨¢s buscados del pa¨ªs. Figura en el n¨²mero seis de ese infame listado, por delante de un supuesto asesino, dos presuntos delincuentes sexuales y una mujer, la ¨²nica de la lista, buscada por maltratar a sus dos hijos. Pero Peter Bellwood no ha hecho nada de eso. Su vicio es menos com¨²n: est¨¢ obsesionado con los mapas antiguos. La polic¨ªa cree que ha robado al menos 1.000 mapas en decenas de bibliotecas, librer¨ªas y museos en toda Europa. Muchas de las v¨ªctimas todav¨ªa no lo saben.
Peter Bellwood ya purg¨® 18 meses de prisi¨®n tras ser condenado a cuatro a?os a mediados de los noventa. Pero Scotland Yard cree que ha vuelto a las andadas. Est¨¢n convencidos de que su hombre est¨¢ detr¨¢s del robo de varios mapas filmado por las c¨¢maras de seguridad en circuito cerrado en la sala de lectura de la Biblioteca Real de Copenhague, la capital de Dinamarca, seg¨²n aseguraba ayer el rotativo londinense The Guardian. La pel¨ªcula, aunque de escasa calidad, ofrece menos dudas a la hora de analizar la actividad de un ¨¢vido lector de libros antiguos: est¨¢ descuartizando hoja a hoja una decena de mapas de libros con m¨¢s de 400 a?os de antig¨¹edad. Un aut¨¦ntico crimen contra la humanidad, la destrucci¨®n irreparable de un tesoro art¨ªstico.
Los agentes de Scotland Yard lo han situado en la lista de diez delincuentes m¨¢s buscados del pa¨ªs
Las im¨¢genes de Copenhague provocaron un ataque de p¨¢nico a los responsables de la Biblioteca Nacional de Gales, en Aberystwyth. La poblaci¨®n, un centro tur¨ªstico en la costa oeste de Gran Breta?a, quiz¨¢ no valga mucho: los internautas s¨®lo ofrecieron la exigua cantidad de 22 libras esterlinas una vez que el pueblo sali¨® a subasta ficticia en el portal eBay. Pero su universidad, y sobre todo, la Biblioteca Nacional galesa, le dan un valor quiz¨¢ desconocido para los iletrados navegantes de la modernidad pero que no se le escapa a los cultos cazadores de mapas antiguos que pululan por Europa. Los responsables de la biblioteca de Gales recordaban que alguien muy semejante estuvo hurgando largamente entre ejemplares antiguos. Desgraciadamente no se equivocaban: aunque la biblioteca se ha negado a dar detalles, The Guardian asegura que faltan varios mapas valorados en unas 100.000 libras (140.000 euros al cambio de ayer).
Las investigaciones policiales por el robo de Aberystwyth acabaron llevando hasta un hombre llamado Neil Winstanley, que result¨® culpable de varios otros robos incluida la primera Biblia impresa en espa?ol, que sustrajo mientras trabajaba en la Biblioteca Middle Temple de Londres.
Pero hasta ahora poco o nada se sabe de Bellwood. S¨®lo que la c¨¢rcel le cost¨® el matrimonio, que abandon¨® la prisi¨®n en 1999, que pas¨® un tiempo muy breve en su casa de Yorkshire y que utiliz¨® durante cierto tiempo una direcci¨®n de Essex. Pero la polic¨ªa cree que vive fuera del Reino Unido. Y que sigue robando mapas antiguos en las librer¨ªas y bibliotecas europeas para luego venderlos a clientes sin escr¨²pulos, sobre todo en EE UU y Oriente Pr¨®ximo. Por eso le ha colocado entre los delincuentes m¨¢s buscados del pa¨ªs.
No es el ¨²nico. Scotland Yard cree que que hay circulando m¨¢s de 4.500 mapas antiguos en el mercado negro. Pero los libreros prefieren guardar silencio antes que reconocer la magnitud del asunto. "El problema es mayor de lo que las librer¨ªas y los museos quieren admitir", sostiene Jonathan Potter, presidente de la Asociaci¨®n de Librer¨ªas especializadas en antig¨¹edades, en declaraciones al diario brit¨¢nico.
El problema ni es nuevo ni es s¨®lo europeo. En marzo pasado el FBI recuper¨® en Filadelfia una copia original de la Constituci¨®n de EE UU, despu¨¦s de que un agente se convirtiera en falso comprador y ofreciera 4 millones de d¨®lares por la obra. La copia, una de las catorce que se hicieron en su momento, hab¨ªa sido sustra¨ªda en 1865 por un soldado de la Uni¨®n en la oficina de la secretar¨ªa de Estado de Carolina del Norte, a cuyo territorio volver¨¢ ahora.
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