Un pu?etazo en el est¨®mago
El pol¨¦mico relato 'El violador' fue publicado hace tres a?os en catal¨¢n en una antolog¨ªa de cuentos de humor negro
El violador, el pol¨¦mico relato incluido en Todas putas, de Hern¨¢n Migoya, se public¨® hace tres a?os en catal¨¢n, en la antolog¨ªa Alt risc. Tretze contes d'humor negre
(Alto riesgo. Trece cuentos de humor negro), de la editorial Laertes. Pas¨® entonces sin pena ni gloria, y a nadie se le ocurri¨® decir que era una apolog¨ªa de la violaci¨®n.
?Qu¨¦ ha pasado ahora? Que la editora que lo contrat¨® y que lo ha publicado en castellano es M¨ªriam Tey, la directora del Instituto de la Mujer. Y que en el tema de la violencia de g¨¦nero, tolerancia cero. No se puede admitir ni una broma, ni una iron¨ªa: en 2002 se presentaron en Espa?a 5.000 denuncias por agresiones sexuales. Es un tema doloroso, y la sensibilidad est¨¢ a flor de piel.
Todas putas es un libro de ficci¨®n que incluye 15 relatos y un prefacio. No es, como se dice en la contraportada, "un retrato perspicaz e hilarante de varios personajes femeninos y su lucha por sobrevivir en un h¨¢bitat urbano y desquiciado". Es, en todo caso, el retrato de unos personajes, en general, profundamente mis¨®ginos, tambi¨¦n el de unos j¨®venes a los que les cuesta mucho situarse en la vida, en el amor y en la sociedad.
El
violador, escrito en primera persona, refleja a un psic¨®pata, que intenta justificarse, con enorme cinismo. Es tan duro que puede herir muchos sentimientos, y lo mismo sucede con el brev¨ªsimo Porno del
bueno, en el que el autor relata, tambi¨¦n en primera persona, la violaci¨®n de una ni?a.
El cr¨ªtico J. Ernesto Ayala-Dip considera que buena parte de la pol¨¦mica generada se debe a un "malentendido literario, propiciado por incompetencia en materia narrativa". Migoya, a?ade el cr¨ªtico, "no es culpable por lo que piensan sus protagonistas en dos de los m¨¢s discutibles relatos de libro, sino por ignorar dos cuestiones b¨¢sicas: primero, que el 90% de los lectores siempre identifica lo que piensa un personaje (en primera persona) con lo que deduce que piensa o defiende el autor. Y segundo, con s¨®lo haber incluido en sus dos relatos alguna voz disidente (o estructura dial¨®gica), nadie hubiera tenido razones para creer que la patol¨®gica misoginia del protagonista de uno de los textos era del mismo ¨¦nfasis que la que el mismo autor declar¨® a la prensa profesar. La ficci¨®n, a diferencia de lo que cree Tey, nunca es inocente. Pero si se hace mal, entonces decididamente se convierte en culpable".
El violador es un relato independiente, as¨ª se public¨® en la antolog¨ªa de Laertes y as¨ª est¨¢ colgado en Internet, pero en el caso de Todas putas conviene leer el libro en su conjunto, porque enlaza con el ¨²ltimo cuento, La hormona masculina. En este relato, el protagonista, que se identifica como Hern¨¢n, explica El violador a una mujer que, excitada, le invita a practicar sexo duro. Hern¨¢n se excusa, se justifica: "Bueno, en el fondo soy un t¨ªo normal y corriente, no vayas a creer. Supongo que me resarzo de mis frustraciones escribiendo... Pero hay quien opina, y puede que con raz¨®n, que ajustar cuentas as¨ª es un acto mezquino y miserable".
Todas putas no es un libro pol¨ªticamente correcto, pero la mayor¨ªa de los relatos incitan m¨¢s al aburrimiento que a otra cosa; hay alguno interesante, como Inseparables, sobre unos siameses y el amor. Y alg¨²n otro que pone los pelos de punta, como Un d¨ªa de mierda, en el que una pija del barrio barcelon¨¦s de Pedralbes maltrata de palabra y obra a una serie de discapacitados. De su lectura se desprende que est¨¢ escrito con ¨¢nimo de provocar. Dice Migoya en el prefacio que ¨¦l propina pu?etazos en el est¨®mago a todo lo que ama. Eso es lo que ha hecho en este libro: propinarnos un pu?etazo en el est¨®mago.
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