Algo m¨¢s que votar
La ciudadan¨ªa reclama la puesta en marcha de nuevas f¨®rmulas de participaci¨®n para defender mejor sus intereses y reforzar el sistema democr¨¢tico
"La democracia ser¨¢ participativa (tambi¨¦n) o no ser¨¢, pues la democracia representativa, por s¨ª sola, se est¨¢ quedando sin la fuerza necesaria para dar contenido real a su nombre. Si decimos s¨ª a la democracia, debemos decir s¨ª a todo lo que la haga mejor". Son palabras de Fernando Flores, profesor de Derecho Constitucional de la Universitat de Val¨¨ncia e integrante de Salvem El Cabanyal, empe?ado en buscar nuevas f¨®rmulas de participaci¨®n ciudadana que den respuesta a las inquietudes y necesidades de los ciudadanos.
Los partidos pol¨ªticos no pueden abarcarlo todo, ni arrogarse la representaci¨®n de toda la sociedad, se han institucionalizado demasiado y "negocian" con los ciudadanos, se?ala Flores. Votar cada cuatro a?os ya no es suficiente. Los ciudadanos no pueden permanecer como meros espectadores entre votaci¨®n y votaci¨®n. Necesitan que las administraciones les tengan en cuenta a la hora de decidir. Miles de ellos se han organizado en los ¨²ltimos tiempos en torno a los salvem y las plataformas creadas a lo largo de todo el territorio valenciano en defensa de las m¨¢s diversas cuestiones, en especial las de orden urban¨ªstico y medioambiental.
La ciudadan¨ªa reclama la puesta en marcha de nuevas f¨®rmulas de participaci¨®n para defender mejor sus intereses y reforzar el sistema democr¨¢tico
Los pol¨ªticos son reacios, consideran que la gente es incompetente. "Pero la gente no es idiota y pregunta y se interesa, y entiende las cosas", se?ala Flores, quien a?ade que la democracia participativa "es un proceso que requiere educaci¨®n", algo que "s¨®lo se logra con la propia participaci¨®n", ya sea a trav¨¦s de consejos municipales o de comisiones mixtas con la participaci¨®n de los vecinos. Y por supuesto, con el refer¨¦ndum y las consultas populares. La Iniciativa per la Democr¨¤cia Participativa, que integra a medio centenar de colectivos, es el punto de partida.
El espejo es Porto Alegre, pero m¨¢s cerca ya hay ejemplos de que la cosa funciona: Petrer (Vinalop¨® Mitj¨¤) ya ha ensayado f¨®rmulas de participaci¨®n. Los presupuestos del Ayuntamiento de 2003 se han elaborado seg¨²n las necesidades planteadas por los vecinos y en funci¨®n de las posibilidades presupuestarias. El gobierno de EU y PSPV lanz¨® la idea de consensuar las cuentas municipales, siguiendo el esquema de otras localidades donde gobierna IU. Maruja Hern¨¢ndez, concejal de Participaci¨®n Ciudadana, destaca que de las 17 asociaciones de vecinos, entidades ecologistas, grupos c¨ªvicos y de otra ¨ªndole, 16 acudieron a las reuniones, en las que "plantearon sus necesidades en los barrios, sus propuestas". Luego, los pol¨ªticos, en funci¨®n de las posibilidades presupuestarias elaboraron un plan de actuaci¨®n. La edil reconoce que ha sido un primer paso muy importante hacia una democracia participativa y real, y espera que, en caso de revalidar el poder, se pueda ampliar la experiencia a los consejos municipales de cultura, salud, deporte, medio ambiente y bienestar social.
Otro de los ¨¢mbitos en los que se demanda m¨¢s participaci¨®n es en la pol¨ªtica urban¨ªstica. En Benissa se ha constituido un Consejo Asesor de Urbanismo integrado por 34 miembros que deber¨¢n planificar la pol¨ªtica urban¨ªstica. Mientras, en Teulada-Moraira se ha dise?ado un plan de acci¨®n participativa que ha fijado, entre otras cuestiones, el modelo tur¨ªstico y de oferta hotelera que debe aplicar este municipio de la Marina Alta.
Salvem El Cabanyal y Salvem el Bot¨¤nic, en Valencia, fueron los pioneros. Despu¨¦s han surgido en todo el Pa¨ªs Valenciano numerosos colectivos. En Castell¨®n destaca la Plataforma No a la Contaminaci¨®n, creada en l'Alcora pero que poco a poco se ha extendido a otras localidades del llamado tri¨¢ngulo del azulejo. La presi¨®n del colectivo desencaden¨® la firma de protocolos municipales y la determinaci¨®n de algunas de las medidas que la plataforma manten¨ªa entre sus reivindicaciones. Esto hizo, incluso, variar ordenanzas locales, sobre todo, en materia de almacenaje y transporte de materia prima utilizada en el sector cer¨¢mico. Por su parte, la Plataforma contra la Barbarie Urban¨ªstica, surgi¨® de la concentraci¨®n de varios colectivos afectados por la aplicaci¨®n de la Ley Reguladora de la Actividad Urban¨ªstica (LRAU) y, sobre todo, de la figura del agente urbanizador. ?stos, igualmente, exigen una mayor participaci¨®n de los vecinos en el desarrollo de las pol¨ªticas urban¨ªsticas de cada municipio.
En Alicante, Salvem el Benacantil y la plataforma Pro Soterramiento de las V¨ªas han abanderado el movimiento vecinal de la capital durante la ¨²ltima d¨¦cada. Con prop¨®sitos diametralmente opuestos: un colectivo batalla por abortar el proyecto insignia del PP en la ciudad -la construcci¨®n de un palacio de congresos en la ladera del monte Benacantil, coronado por el castillo de Santa B¨¢rbara- y el otro exige la cristalizaci¨®n de una iniciativa comprometida (el soterramiento de las v¨ªas a su paso por el n¨²cleo urbano) durante a?os por los distintos partidos gobernantes y nunca concretada. Salvem el Benacantil ha conseguido paralizar el proyecto, que est¨¢ pendiente de que el TSJ dicte una resoluci¨®n. Mientras, la plataforma sobre las v¨ªas est¨¢ a las puertas de ver materializado su anhelo: si realmente, superado todo el tr¨¢mite burocr¨¢tico, el PP cumple el compromiso de licitar las obras. Mientras, en Mon¨°ver ha surgido la Plataforma vecinal Pla del Many¨¤, que se opone a un proyecto del Ministerio de Fomento que amenaza con transformar la estructura socioecon¨®mica de la localidad: la construcci¨®n de un pantano en plena campi?a.
Este reportaje ha sido elaborado con informaci¨®n de Rebeca Llorente, Mar¨ªa Fabra y Ezequiel Molt¨®.
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