Esculturas desde la bicicleta
Un recorrido de seis kil¨®metros por el litoral de San Sebasti¨¢n
Mar, monte, arquitectura y arte. Cuatro ingredientes para disfrutar sobre dos ruedas, recorriendo los seis kil¨®metros del carril bici que discurre por el litoral de San Sebasti¨¢n, uno de cuyos tramos -el de la Concha- se inaugur¨® el a?o pasado. La ladera del monte Ul¨ªa que descansa sobre Monpas abraza los primeros pasos, o los ¨²ltimos, del paseo rodado, que concluye, o empieza, en el conjunto escult¨®rico de Eduardo Chillida Peine del
viento.
Pero un buen comienzo puede ser ¨¦ste de Monpas, pues quien no disponga de bicicleta tiene la posibilidad de alquilarla en la cercana avenida de la Zurriola. As¨ª que desde esta punta de la costa donostiarra parte un viaje -que, por supuesto, tambi¨¦n se puede hacer a pie- que va descubriendo la playa de Gros, refugio de los surfistas, para ir a parar al Palacio de Congresos y el auditorio Kursaal, las dos rocas varadas de vidrio proyectadas por el arquitecto Rafael Moneo.
El puente del Kursaal, custodiado por sus farolas-faro, salva el r¨ªo Urumea en su desembocadura en el mar y deja a la vista el hotel Mar¨ªa Cristina y el teatro Victoria Eugenia, antiguas sedes del Festival Internacional de Cine. Los dos edificios se levantan a la izquierda, pero el txirrindulari (el ciclista) ha de girar a la derecha y adentrarse en el paseo Nuevo. Pedalada a pedalada se bordea el monte Urgull, en cuyas alturas unos viejos ca?ones a los pies del castillo de la Mota recuerdan el antiguo papel defensivo del lugar.
Y as¨ª, el carril bici lleva hasta la escultura de Jorge Oteiza Construcci¨®n vac¨ªa, la recreaci¨®n monumental de la que el artista dise?¨® en 1957 para la Bienal de S?o Paulo. Inaugurada el pasado octubre, la pieza de acero mira de frente a la creaci¨®n de su colega donostiarra Eduardo Chillida. Dos obras, dos artistas de genio ya fallecidos que dialogan con el mar y la isla de Santa Clara.
Contin¨²a el camino hasta las escaleras que van a dar al puerto. Tras haber salvado a pie los escalones (las bicicletas se pueden deslizar por una especie de ra¨ªles), la ruta prosigue por el muelle. Aqu¨ª las se?ales del carril bici desaparecen, pero los veh¨ªculos a cuatro y dos ruedas comparten espacio sin problemas con los viandantes. Las marcas de la senda a seguir emergen de nuevo nada m¨¢s llegar al paseo mar¨ªtimo, entre un lateral del Ayuntamiento y el refinado edificio racionalista del Club N¨¢utico. Enseguida aparece la playa de la Concha, de cuyas vistas se disfruta mientras uno avanza hasta su destino y sortea a alg¨²n que otro viandante todav¨ªa no acostumbrado a respetar el carril bici.
En el recorrido por el bidegorri (camino rojo) de la Concha, nombre por el que tambi¨¦n se identifica el carril bici, se descubre, poco antes de llegar al pico del Loro, el monumento a Fleming obra de Chillida. Y quien alza la vista observa el palacio de Miramar, antigua residencia de verano de los reyes y actual sede de los cursos de verano de la Universidad del Pa¨ªs Vasco y del Conservatorio Superior de M¨²sica. Un peque?o t¨²nel lleva al tramo final: la playa de Ondarreta, desde la que se llega a los pies del monte Igueldo y el Peine del
viento. Un lugar donde la audacia del arte se mide con el esplendor de la naturaleza.
ALQUILER DE BICICLETAS
- Bici Rent Donosti (943 27 92 60). Avenida de la Zurriola, 22. - Rental Bike Center Aritz B&S (943 32 26 40). Avenida de la Zurriola, 30.
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